Con capacidad total para 46 pasajeros, el Hotel cuenta con 13 habitaciones y 4 palafitos familiares de dos dormitorios. Su arquitectura y decoración de espacios donde impera la madera de especies nativas, tejuelas de alerce y el zinc invitan a hacer de los días de lluvia una experiencia cautivadora. El gran estar, espacios de lectura, el bar,  la preciosa galería vidriada así como la piscina temperada convierten los días de lluvia en un gran panorama.
La propuesta de los socios Arturo Pérez Mandiola,  Petero Riroroco y Arturo Irarrazabal,   empresarios turísticos de toda una vida,  da a Chiloé el sitial que se merece en el mapa turístico nacional, logrando que el viajero pase tres o cuatro días en la Isla y no se quede con la experiencia del tour por el día que se ofrece en la mayoría de los programas. Asimismo, permite romper la estacionalidad pues con instalaciones hoteleras confortables y de buen nivel la invitación para visitar la isla se extiende a todo el año.
Con una inversión que supera los US$3 millones,  el Hotel genera empleo directo a más 22 personas y a unas 40 indirectas,  de ellas el 70% es  de la zona.
El diseño arquitectónico del Hotel-obra del archiconocido arquitecto Edward Rojas-  fue concebido para hacer de los días de lluvia un gran panorama, mirando desde los espacios con grandes ventanales el atractivo paisaje invernal del archipiélago.
 “El diseño y la ambientación pone en valor la identidad arquitectónica y cultural de la Isla. La decoración y el mobiliario utiliza sólo materiales chilotes: maderas nativas como ciprés de las guaitecas y alerce, tejidos de lana de oveja y textiles, entre otros”, explica Arturo Pérez Mandiola.
Chiloé –con su bajo perfil de promoción en el mundo- cautiva naturalmente a extranjeros. Y también a chilenos que encuentran en el archipiélago  lugares tranquilos, con naturaleza virgen, gran variedad de flora y fauna, una cultura riquísima y alejado del ruido.  Más aún el chilote es reconocido como un ser acogedor, cariñoso y amable con el turista. “El proyecto surgió, como una forma de mejorar la oferta turística exportable con un hotel de buen nivel y la capacidad adecuada y así prolongar la estadía de los turistas en ese destino”, explica Pérez Mandiola.
Chiloé lo tiene todo para el desarrollo del turismo de intereses especiales (TIE), actividad a la cual se focaliza la estrategia de la Subsecretaría de Turismo.
Su condición de isla ha permitido la evolución de una rica biodiversidad, lo que cautivó a Charles Darwin el siglo XIX y actualmente atrae a miles  de turistas que buscan lugares propicios para la observación de aves o “birdwatching”, quienes pueden llegar a ver hasta 100 especies distintas en un solo día. Otras actividades como trekking, navegación, observación de fauna marina, cabalgatas y pesca con mosca también son propicias en