El consumo colaborativo es uno de los fenómenos económicos globales más relevantes durante la última década.

Desde que irrumpieron en el mundo, las plataformas de Airbnb y Uber han despertado odios y amores con la misma fuerza. Los usuarios las han adoptado como parte de su vida cotidiana, en el caso de Uber, y hoy en las grandes ciudades del mundo disputan su presencia con los taxis de igual a igual, generándose el odio de quienes para circular por la ciudad deben contar con licencias pagas de alto costo inicial y vehículos claramente identificables por lo que son fácilmente detectados para cualquier tipo de inspección o control. Desventajas que no afectan a los choferes de Uber.

Por su lado Airbnb, que nació para ofrecer un estilo alternativo de alojamiento en casas de familias a viajeros curiosos que no querían estar atados a cadenas hoteleras y buscaban vivir experiencias más locales, poco a poco fue mutando en una gran plataforma de camas en departamentos y casas que comenzaron a competir directamente con los hoteles, albergues y Bed& Breakfast, que se quejan de la competencia desleal porque al no estar identificados como establecimientos hoteleros, no tributan ni están sujetos a medidas de seguridad e higiene, entre otros temas, que cada ciudad o estado sí les exigen a los primeros.

Eso no le ha impedido el crecer exponencialmente generando ganancias millonarias a sus creadores y a los inversores. Para tomar dimensión del volumen de negocios vamos a tomar los datos del estudio ‘Plataformas de economía colaborativa: una mirada global’, realizado por Ostelea School of Tourism & Hospitality, el que asegura que los ingresos de Airbnb y Uber igualarán al PIB de Dinamarca.

Crecimiento imparable

La economía colaborativa tendrá un crecimiento explosivo en la próxima década. Hace 10 años plataformas como Airbnb, Uber, Home Away, Deliveroo, Cabify o Lyft estaban en pañales o no habían surgido. En ese período han irrumpido con fuerza en la economía y actualmente facturan 15.000 millones de dólares al año.

Según el estudio realizado por los doctores Albert Beltrán y María del Pilar Leal para Ostelea School of Tourism & Hospitality, este sector crecerá en forma geométrica y multiplicará su facturación por 22 en los próximos 10 años, hasta alcanzar los 335.000 millones de dólares.

A modo de ejemplo, el PIB actual de Dinamarca se encuentra en los 331.000 millones, y los ingresos de estas empresas superarían con creces a los de gigantes como Shell (194.000 millones), Apple (194.000 millones), Volkswagen (191.000 millones) o Toyota (190.000 millones).

El análisis precisa que sólo en Europa los segmentos de transportes y alojamiento son los que más ingresos generaron, con 1.650 y 1.150 millones de euros, respectivamente. Le siguen los sectores de servicios a domicilio (450 millones), finanzas (250 millones) y servicios profesionales (100 millones).

Cambio en la percepción

Este estudio también refleja el cambio de percepción de los consumidores, las empresas tradicionales y de las administraciones con respecto a estas start-ups. En los primeros años había una sensación de simpatía a la economía colaborativa, indican, con una aceptación de sus valores en los que se destacaba la posibilidad de que las personas con dificultades financieras puedan tener una salida laboral o un pequeño ingreso extra rápidamente.

Pero con su expansión y estrategias empresariales ya casi no hay diferencia con la economía de mercado convencional, dicen estos académicos.

Precarización laboral

El informe advierte de la principal contradicción de estos modelos es que los ingresos de las plataformas “son mucho más altos que los de las personas”.

Excepto en el caso de Airbnb, en el resto de plataformas más del 70% de los trabajadores ganan menos de 500 dólares al mes. Incluso esgrime que en Uber el 80% de sus conductores gana menos de 6.000 dólares al año.

Crecimiento explosivo

Esta precarización laboral contrasta con la gigantesca valoración de mercado que han alcanzado estas plataformas. De 176 empresas censadas en el 2016, su valor total es de 4,3 trillones de dólares. Las que destacan son, con diferencia, Uber (72.000 millones de dólares) y Airbnb (31.000 millones).

Además su rápida expansión, aprovechando diversos huecos legales, ha llevado a las protestas de diversos colectivos perjudicados, como los hoteleros contra las plataformas de viviendas turísticas o las de taxistas ante las webs que permiten alquilar vehículos.

Esta presión también ha movilizado a las administraciones públicas, que han elaborado diversas normativas para limitar sus operaciones o prohibir sus actividades.

Alcance en España

La investigación realizada sostiene que en España el uso de estas plataformas es todavía incipiente, donde solo un 19% de los españoles las ha utilizado alguna vez y la mayoría son turistas y hombres de negocios que serían en su caso usuario de plataformas de alojamiento como Airbnb o de transporte como Cabify.

En una reciente encuesta, apenas un 21% de personas indicaban que habían empleado plataformas colaborativas en los últimos 30 días. De éstas, la mayoría las había usado para tres actividades principales: Alquilar alojamiento a particulares (10,7%); crowdfunding: financiar colectivamente proyectos aportando dinero (5,7%); y compartir vehículo (4,5%).

Para el 2025, la economía colaborativa supondrá un total de entre el 2% y 2,9% del PIB estatal, el doble de lo que supone actualmente (entre el 1 y el 1,4%), según datos de la Fundación EY. Sólo en transporte, la facturación de ese tipo de servicios aumentará un 30% en 2021 en España (de 356 en 2017 a 500 millones).

Aún así, España se coloca por encima de la media europea (15%) y en la franja alta de uso dentro de los 28 países de la Unión, solo superada por siete países: Alemania (20%), Estonia (20%), Rumanía (20%), Croacia (24%), Letonia (24%), Irlanda (35%) y Francia (36%). España sí lidera, continentalmente, el porcentaje de población ofreciendo productos o servicios en estas empresas (6%), según datos de EUcolab.