Beneficio colateral
Scott Shankland, un piloto estadounidense de Texas y tesorero de la Asociación de Pilotos Aliados, dijo que el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA)probablemente se haga más importante para Estados Unidos cuando la compañía con sede en Fort Worth corte sus operaciones debido a la bancarrota. Siendo las lucrativas rutas latinoamericanas de American la envidia de la industria aérea, el papel dominante del MIA en esa región debe mantener a American invirtiendo en Miami incluso si se retira de otros aeropuertos, dijo Shankland. “American Airlines ha estado luchando por salir de la zanja donde la puso su administración. Pero no en Miami”, dijo Shankland ante una audiencia durante un almuerzo del Downtown Bay Forum. La bancarrota de American “afectará mucho a Miami. Pero creo que va a afectar a Miami de una manera muy positiva”. Sus comentarios reflejaron lo que los analistas dijeron después que American y su empresa matriz, AMR Corp., pidieron la protección por bancarrota del Capítulo 11 el 29 de noviembre. Siendo las rutas latinoamericanas más rentables que los vuelos nacionales y estando en camino de un mayor crecimiento, American haría todo lo posible por seguir creciendo en el MIA. El aeropuerto más grande del sur de Florida es responsable de cerca de dos tercios de los vuelos de American con el Caribe, América Latina y México, según cifras del MIA.
Anne Lee, directora de finanzas del MIA, dijo que al aeropuerto se le deben alrededor de $15 millones en alquileres atrasados y tasas de aterrizaje de American, lo que equivale a aproximadamente el valor de un mes de ingresos de la compañía. La cuota se venció poco después de la declaración de quiebra y fue congelada por el procedimiento. Por otra parte, American sigue pagando a tiempo “exactamente lo que pagaba antes” bajo la supervisión de un tribunal de quiebras de New York.
Miami-Dade se encuentra entre los 50 acreedores principales de AMR, principalmente gracias a los $25 millones que la compañía debe por su nueva Terminal Norte para el 2014. Lee dijo que la aerolínea se ha comprometido a pagar la deuda en su totalidad, pero que MIA puede cobrar el dinero a través de facturas mensuales de acuerdo con una disposición en el acuerdo de American con Miami-Dade.
“En esencia, si no lo recibimos de una manera, lo vamos a obtener de otra”, dijo Lee al público del almuerzo durante la charla del Foro sobre el impacto local de la quiebra de American.
El acercamiento optimista de Shankland a las perspectivas de American en Miami se destacó, dada su posición en la batalla de la fuerza laboral con la administración acerca de cómo debe American enderezar sus finanzas y sobrevivir. Los competidores están dando vueltas con la esperanza de compra AMR en el barato, y Delta y United están en la lista de posibles pretendientes, posiblemente con el apoyo de British Airways.
Esta semana, AMR retendrá $93 millones de una contribución de pensiones de $99 millones con vencimiento en enero, pero los altos ejecutivos aseguraron a los trabajadores que sus beneficios futuros están seguros.
Shankland dijo a la concurrencia en el Auditorio Wolfson del Templo Israel, que si América se centra demasiado en los costos laborales durante la reorganización, “el futuro de esta línea aérea no se ve muy brillante”.
Sidney Jiménez, presidente del sindicato que representa a los manipuladores de equipajes de American en el sur de Florida, dijo que la quiebra todavía podría significar recortes salariales y pérdidas de pensiones para los 9,000 trabajadores de American en Miami-Dade, donde la compañía es el cuarto mayor empleador privado. Jiménez acusó a American de arrancar concesiones a los trabajadores en las pasadas crisis fiscales, mientras que la administración seguía prosperando.
Tom Horton, promovido de director financiero a director ejecutivo después de la declaración de quiebra, ganó $3.6 millones en salario y acciones en el 2010 y ha cobrado alrededor de $20 millones de American desde el 2005, de acuerdo con informes regulatorios. “Cada vez que los empleados de la aerolínea se paraban en el plato”, dijo Jiménez, “salíamos con los dedos de los pie