Así quiere Airbnb cambiar el futuro del turismo y el empleo
Hospedarse en casas de personas locales ha sido hasta ahora su propuesta para un turismo diferente. "Las personas que viajan están solas, se pasan el tiempo haciendo colas en los mismos lugares donde va todo el mundo", señala el fundador y CEO de Airbnb, Brian Chesky.
Es decir, realizando actividades pensadas para turistas. Por otra parte, los viajes están tan fragmentados en multitud de sitios web, que "la gente puede pasar más horas planeando su viaje que disfrutando de él", asegura Chesky.
Por eso, hace dos años, decidió que era hora de crear un producto que cambiase esta realidad. Cuatro personas formaron el equipo que lo concibió. Una de ellas es Joe Zadeh, vicepresidente y director de Producto de Airbnb, a quien EL MUNDO ha podido entrevistar en exclusiva. "Trips [nombre del nuevo producto] va a cambiar la forma de plantearse los viajes", afirma Zadeh. "En lugar de crear listas de cosas que tachar, los viajeros van a preguntarse qué les apasionaría conocer y hacer. No escogerán primero la ciudad sino aquello que les interesa hacer", sostiene.
Análisis de datos
El director de Hospitalidad y Estrategia de Airbnb, Chip Conley, añade que el futuro del turismo pasa, en el caso de Airbnb, por analizar su gran volumen de datos para mejorar y personalizar más las experiencias que proporcionan. Y, en el sector en general,"por mejorar el bucle de retroalimentación de la industria hotelera y de la alimentación". "Airbnb está ayudando al sector a entender cómo conocer el pulso y las opiniones de sus clientes", señala Conley en referencia al sistema de valoración de la plataforma.
Zadeh y Conley coinciden en algo más: ser anfitrión (ya sea de una casa o de una experiencia) "es un trabajo que no podrán hacen los robots". Por tanto, creen que será una "alternativa real" para generar ingresos "en un mundo en el que la automatización tecnológica está reemplazando muchos empleos". De hecho, ya lo es para muchos de los anfitriones que comparten sus casas a través de la plataforma.
"Para ellos es una forma de pagar las facturas e incluso de cambiar de trabajo y centrarse en su pasión, no solo compartiendo su casa sino ahora también aquello que más les gusta hacer".
Se refiere a las posibilidades añadidas de la nueva herramienta de experiencias, que Airbnb espera que suponga -en palabras de Zadeh- un punto de inflexión en términos de usuarios de la aplicación. Al no necesitar una casa para usarla, aumentan las posibilidades de uso: "El turismo representa cerca del 10% de Producto Interior Bruto (PIB) global y todo el mundo debe poder beneficiarse de ello", añade Chris Lehane, director de Asuntos Públicos de Airbnb.
Otro factor que destacan los tres directivos es que el nuevo Airbnb permite a las personas obtener una remuneración por compartir sus aficiones y "vivir de aquello que más les apasiona". Conley cree que ser anfitrión puede considerarse una profesión y espera que se convierta en una carrera y "que cualquiera pueda decidir dedicarse a ser anfitrión como modo de vida".
«Queremos pagar impuestos»
Independientemente de esto, hay otras guerras que la plataforma tiene abiertas. Tienen que ver fundamentalmente con las políticas públicas y la industria hotelera. Conley acusa a esta última de unir esfuerzos para luchar contra su competencia, tratando de usar la regulación como arma.
La plataforma asegura que hay ciudades como Nueva York (EEUU) en las que los hoteles les acusan de causar el estancamiento de sus ingresos. Según Airbnb, el problema no son ellos sino la alta saturación hotelera causada por las nuevas construcciones. "En San Francisco no hay tal saturación y sucede todo lo contrario: los hoteles entienden que somos un complemento y se alían con nosotros, por ejemplo, para cubrir la demanda de alojamiento de grandes conferencias".
En España, esta misma semana el Ayuntamiento de Barcelona ha incoado dos nuevos expedientes sancionadores a Airbnb y HomeAway, y las multó con 600.000 euros por reincidencia en la infracción de anunciar pisos turísticos ilegales en sus páginas web.
Alianza con los hoteles
Conley señala que esto también es beneficioso para las ciudades, ya que de no haber hospedaje suficiente las grandes conferencias se verían forzadas a cambiar de ubicación.
Por tanto, abogan por una alianza mutua y por "establecer una legislación sensata". "Nos gusta la regulación porque legitima la actividad de compartir casa", asegura el director de Hospitalidad y Estrategia de la compañía.
"Queremos pagar impuestos y queremos compartir nuestros datos a las autoridades públicas para que comprueben por sí mismos cómo estos negocios colaborativos están impactando en su comunidad", enfatiza Conley. "Cuanto más lo vean más se darán cuenta de lo importante que es esta alianza", añade. "El tiempo ha demostrado que la economía colaborativa no es una moda pasajera, como algunos pronosticaron", concluye Conley.
Hacia el futuro 'Millennial'
La generación millennial, los avances tecnológicos y retos globales como el cambio climático marcan las tendencias de futuro, y en su confluencia está la economía colaborativa, «que se espera que en 2025 alcance los 335.000 millones de dólares». Así lo defiende Chris Lehane, director de Asuntos Públicos de Airbnb, por varios motivos. El primero es que el mundo entero podrá estar conectado, lo que facilitará la necesidad de compartir energía y otros recursos para la sostenibilidad. Además el 75% de los millennial valora más las experiencias que la propiedad. Otras razones son, en su opinión, el aumento de trabajadores independientes, la destrucción de empleo y la necesidad de democratizar el capitalismo.
fuente E
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