¡Fue culpa de los instagramers!
Ubicada en Hamilton (Ontairo, Canadá), una granja de girasoles se ha visto obligada a cerrar al convertirse en la obsesión de los instagramers. De hecho, estos girasoles han sido fotografiados 1,4 millones de veces. Todos saben que el poder de las redes sociales es imprevisible, que puede ser usado para el bien o para el mal, depende el caso.
En un principio, los dueños de esta granja quisieron sacar provecho y pusieron un costo a la entrada: 7,5 dólares. Sin embargo, la llegada de instagramers se descontroló de tal manera que el pasado 28 de julio, más de 7.000 coches inundaron las carreteras colindantes a la granja, ocupando hasta un kilómetro de la calzada. La policía tuvo que intervenir para descongestionar el tráfico en la zona. Muchos de ellos ingresaron en la granja sin pagar su entrada.
Por todo esto, la policía tuvo que cerrar la granja, que actualmente se encuentra rodeada de carteles que prohíben el paso y las fotos, obvio.