Emplazado en el barrio más tanguero de todos, el Carlos Gardel (Abasto), Cátulo Tango es un establecimiento que, según definen, brinda un show de esmerada producción artística e impactante despliegue coreográfico, que se adapta perfectamente al gusto internacional sin descuidar al público local.
En palabras de Jorge Pérez, Socio Gerente del lugar: “Es una cena-show, pero hacemos hincapié en el show, porque es lo que nos gusta destacar. La gastronomía acompaña, y muy bien, porque es de primerísima calidad. Pero el show es lo que nosotros vendemos”.

Una filosofía
“Según nuestra visión”, admite Pérez, “es una experiencia de tango en Buenos Aires”. De acuerdo a él, involucra algo muy autóctono, realidad que nos diferencia del resto de las Casas de Tango.
“Si bien es para turistas, no es tan for export”, explicó el Socio Gerente de Cátulo. “Está un poco más arraigado a nuestras costumbres, y es un orgullo que podamos ofrecerlo también para gente local”, reveló y explicó que trabajan con pasajeros del interior y con jubilados, por ejemplo, los que pueden ir y disfrutar del show, porque además la relación precio-calidad es excelente.

El show en sí
Cuenta con seis profesionales en vivo, conocido como el Sexteto Cátulo, el cual viene desarrollándose hace cinco años, y, a decir de Pérez, “suena de maravilla”. Cuenta además con tres carismáticos cantantes: Jesús Hidalgo (“una joven promesa”); Cecilia Casado (“una voz muy reconocida”) y Chiqui Pereyra (“un emblema del género”). 
“Tenemos un grupo estable de bailarines, cinco parejas, y una coreógrafa que coordina toda esta acción”, suma Pérez, que amplía: “Hay pantallas interactivas, y todo acorde como para que la gente que venga viva una experiencia de tango inolvidable”.

Gastronomía
Pérez la define como muy autóctona y muy completa (cuenta con entrada, plato principal y postre). “Los comentarios y las devoluciones que recibimos son muy buenos, lo que nos empuja a seguir por este camino”, reconoce. 
Para los más tradicionales su bife de chorizo al malbec con un milhojas de papas puede resultar la opción ideal, ya que conjuga lo mejor de estas tierras con sabores y tradición. Por otra parte, aquellos que busquen algo “más gourmet”, también está la posibilidad (entre varias) de probar los raviolones negros rellenos de salmón con salsa de caviar y camarones. En materia de vinos, Pérez contó que trabajan, entre otras, con la bodega Nieto Senetiner