¿Cómo concluyeron el 2016?
El balance fue positivo en diferentes unidades de negocios y destinos. Pudimos alcanzar todos los objetivos, supimos encontrar los aliados estratégicos necesarios para tener un buen balance.

¿A qué se debió?
A que fuimos cambiando la segmentación en base a la demanda, algo que fue distinto en cada destino en el que trabajamos. Por ejemplo, en nuestra propiedad de Buzios apostamos fuerte al turismo local, ya que el brasileño no está viniendo tanto a la Argentina, pero sí se mueve por su país. En Argentina está sucediendo un fenómeno similar, donde el corporativo y el regional están activos.

En lo que respecta a los mercados extranjeros, ¿cómo ha sido la dinámica?
Hay una baja muy importante del público francés, por todo lo macro que está ocurriendo allá. No se está moviendo de su país, están quietos. A grandes rasgos, podría arriesgar que el descenso es de un 70 por ciento. Pero es algo que nos excede como destino. Es una tendencia a nivel mundial.

Al margen del francés, ¿qué ocurre con el resto?
Hay mercados muy estables, como el español, el japonés. Y dentro de lo que es regional, Perú, Paraguay y Bolivia también están bien. Uruguay sigue muy firme. Acá lo que ocurres es que el turismo del Mercosur, por así decirlo, se inclina más por ir a Buenos Aires y no tanto por recorrer el interior de nuestro país.

¿Y Chile?
Es un mercado que tendrá una mejora a partir del segundo semestre. Lo pronosticamos a partir de los diferentes indicadores de consulta, de relevamiento que vamos haciendo con nuestros clientes de afuera y cómo se va dando la tendencia de compra. 

¿Qué falta para terminar de fidelizar ese mercado?
En realidad, Buenos Aires tiene que volver a transformarse, para poder capitalizar nuevamente el mercado chileno, en una oferta gastronómica y cultural interesante. Porque en los últimos años, el destino perdió protagonismo respecto a la oferta peruana, por ejemplo, ya que cuentan con una hotelería nueva y una gastronomía de muy alto nivel, entre otras cosas. Por lo cual, no sólo desde el producto hotelero, sino que desde la Ciudad se debe hacer un trabajo intenso, para volver a colocar a Buenos Aires en ese lugar protagónico, de la escapada del finde largo del chileno.

¿Vamos camino a esa ‘revolución?
Es una pregunta difícil. A veces pareciera que sí, y otras veces que no.

¿Qué medidas lo esperanzan?
Si bien la implementación no fue lo más feliz del mundo, ni la manera de comunicarlo, el reintegro del IVA al turista extranjero es un factor positivo: estás dando un paquete turístico un 20 por ciento más barato. Y si bien hay muchos grises, creo que de acá a unos 60, 90 días, ya estará resuelto. Por otra parte, para que la medida sea aún más feliz, debería acompañar al resto de los servicios terrestres, y al servicio de gastronomía. Actualmente se está haciendo un reintegro sobre lo más económico que tiene el destino, que es la hotelería. En ningún país del mundo encontras hotelería cuatro estrellas por 50 dólares. De hecho, hoy es más barato hospedarte en un hotel tres estrellas que un transfer del aeropuerto de Ezeiza al Centro. Es incongruente. 

En un mercado cada vez más abarrotado, debe costar diferenciarse de la competencia.
Cada vez más. Entonces, si uno entiende la situación actual de las aerolíneas, las estrategias que están implementando, cómo van variando de mercado, y cómo van modificando las rutas, precios y demás, se puede entender también cuál es el futuro que le espera a cada uno de las hotelerías regionales.