Desde hace tiempo se ha querido plantear a Rosario como un destino alternativo de Argentina.
Sí, porque creo, y creemos, que es una ciudad multi-propósito. Te permite disfrutar de la cultura, que es uno de sus grandes atributos patrimoniales, intangibles, por llamarlo de alguna manera. Por otro lado, está todo lo que involucra a la urbe, con su gastronomía, infraestructura, capaz de potenciar el Turismo de Reuniones. También contamos con la posibilidad de trabajar y difundir todo lo que tenga que ver con la naturaleza. De hecho, Rosario tiene 13,4 metros cuadrados de verde por habitante, lo que nos convierte en la primera ciudad del país en ese sentido. 

Entonces, ¿cuál es el balance del año hasta el momento?
Tuvimos unas vacaciones de invierno muy fuertes, incluso más que el año pasado. Los fines de semana largos también nos han favorecido, ya que se han presentado muy estables respecto al año pasado. Es más, cuando esperábamos que bajaría, por una cuestión coyuntural, notamos cierta evolución. Más allá de lo que nosotros podamos ofertar o promocionar, Rosario posee ciertos atributos que la hacen muy atractiva, como la cercanía que posee con dos centros urbanos y emisivos muy importantes, Buenos Aires y Córdoba. Y, algo para nada menor, es que Rosario es mucho más económica, entre un 10 y 15 por ciento, en relación a otros destinos locales.

A todo lo que mencionó, hay que sumarle el turismo familiar, fuertemente difundido por ustedes, ¿no?
Así es, ya que tenemos una oferta muy variada, que pueden disfrutar chicos de 3 a 12 años. Por caso, el Tríptico de la Infancia cuenta con tres diversos y muy entretenido espacios: El Jardín de los Niños, La Granja de la Infancia y La Isla de los Inventos. Todos son espacios que han sido premiados y reconocidos. También contamos con un Museo de los Niños, similar al que se encuentra en Buenos Aires, pero con una dimensión menor. 

¿Está llevando a cabo su tercera gestión al frente de la cartera? 
En realidad, podría decir que es la cuarta. Yo vengo del campo de la Cultura, fui Subsecretario de Cultura del 93 al 94, ahí fue cuando se creó la Secretaria de Cultura, Educación y Turismo. Sabés, la pregunta tendría que haber sido: ¿esta será su última etapa? (Risas).

¿Será así? 
Supongo que sí. Tanto mi equipo de trabajo como yo, consideramos que una de las misiones que tenemos es la de generar una sucesión, o sea, educarse y educar. Hay que formar gestores, y que éstos nos reemplacen cuando estén maduros. Me siento un tipo joven, pero creo que la juventud propiamente dicha tiene que ver con cierta energía, actitud, esa cosa de comerse el mundo y creo que siempre hace falta una rotación. 

¿Se imagina lejos de la función pública?
Sí, pero también me gustaría retomar mi actividad, ya que soy músico y fotógrafo, algo que he relegado bastante. Ojo, no quiero decir que el turismo no me apasione: ¡Me sobra pasión para los años venideros! Todavía hay nafta, capacidad de enojarme, pelearme y todo lo que hace falta para estar en una gestión de este tipo.

¿Cuentas pendientes dentro de la gestión?
Por suerte, sí. De lo contrario no tendía motivación alguna. Es decir, creo que no es lo que falta, sino que necesitamos complementar un proceso. Estamos muy encaminados en lo que para mí es el secreto de la gestión, que es el trabajo colectivo, mancomunado. Por eso, me parece que Rosario tiene que aprender a ser parte de una provincia y un país. A veces, tan preocupados por posicionar un destino, uno se olvida que es parte de la Argentina, cuando no debería ser así.