"La hotelería no está al margen de la crisis"
Trabaja en el Hotel Presidente, una empresa familiar, desde el ’83, completando 32 años en la hotelería, y lleva una década ininterrumpida en la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (AHTRA), donde participó del Comité Ejecutivo como vicepresidente Primero y Segundo. Durante estos años se destacó su labor como representante de la entidad hotelera en la negociación salarial con el sindicato. Tras la salida de Carlos Montaldo, fue elegido presidente de la AHT.
¿Cuáles son los próximos pasos de la entidad?
Vamos a lanzar este mes una Jornada de Integración, la primera de los últimos 10 años. Hoy se impone un nuevo replanteo de los caminos a seguir para la Asociación, por eso me convencí de que era la primera misión a encarar, porque hacia el exterior tenemos un trabajo muy serio por delante, tanto con la gente del PRO, con quienes tenemos buena comunicación, como con los representantes del gobierno nacional, con quienes esperamos volver a tenerla.
¿Hay indicios de acercamiento con el Ministerio?
Hace poco tuvimos el lanzamiento de Hotelga, y como una grata sorpresa contamos con la presencia de Patricia Vismara, Daniel Aguilera, y del propio ministro Enrique Meyer. Personalmente, lo tomé como un voto de confianza, lo agradecí y el punto importante a resolver es ver cómo hacer para trabajar mancomunadamente de forma positiva, y no generar disidencias. Tenemos que hacer entender que nuestros reclamos no son meras declamaciones, sino realidades complejas.
¿Cuáles son las preocupaciones de los socios?
La falta de rentabilidad. La coyuntura económica que estamos atravesando es muy compleja para la hotelería, por la alta inflación. Tener una inflación del 4, 7, o 10 por ciento es una presión, pero si hablamos del 25 o 30 por ciento el panorama se torna inmanejable. Los últimos tres acuerdos salariales que firmamos fueron del 25 y 35 por ciento, lo que te da un 95 por ciento de incremento en los últimos tres años y eso te hace preguntarte: ¿Cómo se hace para afrontarlo cuando la carga salarial representa arriba del 50 por ciento de los egresos del hotel?
¿Qué complicaciones trae esto?
Tenemos un doble problema. Si vendo una habitación a 100 dólares la noche y el tipo de cambio que recibo es el oficial, estoy cobrando en pesos muy por debajo de lo que puedo hacer con esos pesos. No hay que olvidarse que competimos a nivel internacional porque si en el exterior la noche de alojamiento sale 100 dólares y acá también, no puedo hacer mucho si tengo el 100 por ciento de incremento salarial. El mayor problema que enfrentamos hoy es esa caída de rentabilidad por un lado, y por el otro el fuerte proceso de indefensión de parte del Estado.
¿Qué significa eso?
Pongámoslo así: se han logrado muchas cosas positivas en turismo. De hecho, pasamos de tener una Secretaría a tener un Ministerio, que significa muchísimo. Se ha trabajado muy bien en el fomento del turismo interno, creo que no hace falta ni discutir eso. Se ha trabajado con mucho acierto en la asistencia a Ferias y abriendo nuevos destinos a lo largo del mundo, con muy buenas presentaciones y un esquema muy profesional, y la verdad que ese es un mérito del Ministro Meyer y de su equipo, pero después está la otra realidad: que la sociedad, la clase política o quienes hacen las leyes, creen que a la hotelería “le caben todas”, porque existe un consenso general, bajo la premisa de “total: ellos pueden”.
¿Por qué se piensa eso?
Creen que porque una cadena internacional decide establecerse en el país con una inversión de millones de dólares es porque la actividad da plata, y si da, hay que sacarle. La realidad es completamente opuesta. Me pasa a mí en lo personal cuando conozco a alguien y se entera que soy hotelero me mira como si estuviera salvado, pero cuando vos le mostrás cómo es la realidad no pueden creerlo.
Para darte un ejemplo, hoy tenemos cinco aranceles de Derechos de Autor por cada habitación, y varios de esos aranceles también los paga la empresa que provee la televisión por cable. Esto lo termina pagando el pasajero, porque tengo que sí o sí trasladarlo a la tarifa. Hay cinco entidades distintas: SAGAI, DAC, Argentores, SADAIC y AADICAPIF, y en este contexto realmente es imposible sostenerlo. Las cinco tienen, no solo la posibilidad de cobrarlo, sino que además arbitrariamente tienen la potestad de fijar la tarifa. Nadie regula eso, y hasta en algunos casos fueron beneficiados por decretos presidenciales.
¿Cómo se afronta esta problemática?
Varios de estos problemas vienen de arrastre. Creo que la única solución es hacerse fuerte en la Comisión de Turismo del Congreso y en la Comisión de Turismo del legislativo de la Ciudad y trabajar mancomunadamente. Esto no es un problema del Ministerio de Turismo, pero desde allí necesitamos que tomen parte en el asunto porque al pegarnos a nosotros, por ende, le pegan a ellos. A nivel mundial no hay prácticamente situaciones como estas.
¿Qué respuestas han tenido del Ministerio?
La realidad es que en el último año y medio, las relaciones con el Ministerio estuvieron bastante interrumpidas. Reconocemos que existió esa distancia. En el caso concreto de los Derechos de Autor y de los Departamentos de Alquiler Temporario como competencia de la hotelería, el Ministerio nos está dando una mano, nos ha acercado la AFIP para tratar el tema. Está poniendo de su parte lo que puede. El problema es que esto no depende de ellos, con lo cual es más difícil su accionar. Ojo, no estoy diciendo que no puedan hacer nada, siempre se puede hacer algo.
Hay que reconocer que el Ministerio ha logrado que la Argentina crezca en llegada de turistas extranjeros; que tenemos una buena difusión; una buena publicidad, etc.
¿Y qué es lo que no se ha logrado?
Me da la impresión que el tratar al turismo como la industria que realmente es. Existen industrias que recibensubsidios de diferentes tipo, y no los cuestiono, pero la industria turística no tiene uno solo. Volviendo al tema del Derecho de Autor yo vendo una habitación, no un programa de televisión y si tengo un aparato de TV es porque estoy obligado a tenerla. Ahora, que vos le cobres al hotelero cinco aranceles por esto y además le cobres al que te manda la señal de cable es impensado. Este es el exponente más claro. Mi percepción es que el turismo no está protegido tal como se la protege en los países que hacen de ella una fuente de ingresos de divisas preponderante.
¿Cómo evaluás esta situación?
Esto está anclado en la cultura que tenemos en el país de ir a cazar en el zoológico, es muy fácil y más redituable. Pero aleja las inversiones y complica las que ya están. Cuando uno invierte en un hotel, hace un desarrollo que lleva por lo menos cuatro o cinco años y se terminan abriendo hoteles que podían ser vistos como inversión en un momento determinado, pero que hoy ya no lo son. Aun así, vemos que todavía se abren hoteles pero estas inversiones no guardan relación con el crecimiento. De todas formas, entiendo que se puede ser más rentable en una provincia que en otra.
¿Los dichos de Brunello complicaron la relación con el Ministerio?
Complicar no la complica. Pueden haber sido mejor o peor tomadas pero son reales, no están inventadas, no hay nadie en este negocio que te diga que se equivocó. Bastaría con hacerles una entrevista a 20 hoteleros y fijarse cuántos te dicen que la caída de la rentabilidad es un invento. Acá hay una coyuntura económica que entendemos que es compleja, de la que no se está pudiendo salir.
¿Hay algún atisbo de cambio con el año electoral?
En este contexto el futuro es complejo. Acá hay dos escenarios posibles, uno es que gane el kirchnerismo y sostenga cuatro años más de gobierno, y otro es que haya un cambio a partir de la polarización, donde podría eventualmente ganar el PRO.
En el segundo caso me preocupa la facilidad que en el PRO tienen para gerenciar con plata. Es muy fácil gerenciar con plata.
Nosotros estamos preparando un informe en el cual vamos a poder explicar cómo ha evolucionado la estructura de costos de los hoteles en los últimos 10 años. En base a esto se van a poder ver cuestiones alarmantes, es decir, pasar de una etapa en la que el ABL no existía, porque era casi un chiste a un ABL que es una fortuna. Ahora han decidido cobrar la recolección de basura con unos aranceles absolutamente prohibitivos, y van por más.
Entonces, cuando lo mirás desde este lado es un cuadro complicado, porque en cualquier escenario el camino es cuesta arriba, la hotelería no está al margen de la crisis. Al haberse hablado mucho de números de incremento de cantidad de turistas visitando a la Argentina se proyectó una imagen, que es real, pero eso no quiere decir que a la hotelería le vaya bien. Esta es la gran discusión.
¿Hubo recortes drásticos de personal?
No, es más, como durante estos últimos años ganar un juicio laboral se transformó en algo absolutamente imposible, eso no incentivó la reducción de personal en forma drástica, porque es muy caro, pero tampoco incentiva la incorporación de nuevos empleados. Lo que produce también es que, a lo largo del tiempo, la persona que se va no se reemplace, la reducción viene más que nada por el no reemplazo de los que se fueron que por los despidos. Esto siempre afecta la calidad de servicio, sin embargo, también pasa que vas a muchos hoteles de Europa y Estados Unidos, te presentás con tus cosas en recepción, y desde ahí te arreglás solito, cosa que acá no puede pasar, porque sino el huésped se enoja. Pero, como le pasa a muchos argentinos, si te lo hacen en Europa es válido, pero en tu país no lo permitís.
Lo que sí, y muy lamentablemente, esta coyuntura económica ha conseguido que no se incorporaran valores que han salido de las empresas, porque mantenerlos en la compañía se vuelve insostenible.
¿Qué papel juegan en el turismo interno los hoteles cuatro y cinco estrellas?
El problema que tienen muchos de los socios de la AHT es que para ser competitivos y recibir al turista interno tienen que bajar sus tarifas. Esto viene desde arriba y en cadena: al bajarla el de cinco estrellas la baja el de cuatro, y así sucesivamente. El resultado de esto es que terminan teniendo una ocupación que no es real en términos de resultados, porque la tarifa no les cierra, y eso da vuelta toda la estructura. Es una vieja discusión que hay dentro de la hotelería, si sirve más tener un hotel casi vacío cobrando una tarifa real, o un hotel lleno con precios que no sirven para cubrir los costos. No es fácil.
Hay muchos hoteles de cadenas en donde los gerentes tienen que cumplir con una cuota determinada de ventas, pero la realidad es que esto distorsiona mucho el negocio en sí mismo de la hotelería.
¿Cómo están los países limítrofes en materia de servicios en comparación con nosotros?
Si tengo países como Chile o Uruguay, que desgravan el IVA del alojamiento al turista extranjero, y tengo un país como Argentina que no lo hace, yo turista, ¿qué tengo que elegir? Estoy teniendo una diferencia cuantitativa que es indiscutible. En Uruguay cuando se les complican las cosas con la política económica de sus vecinos sale a hacer campañas de devolución del IVA en las comidas, en los alojamientos, en los alquileres de autos, trabajan mancomunadamente entre Economía y Turismo para defender una industria, esto no pasa acá. Hace muchos años se pide la desgravación del IVA para los turistas extranjeros y nunca se logró, y no hay ninguna explicación para eso. A quien le preguntes la respuesta es: “no depende de mí”. Es un ejemplo sencillo de entender, pero permanentemente se nos presentan este tipo de situaciones en las que nos encontramos ante la falta de un plan de protección.
Recomendado para vos