Tras mostrar un crecimiento sostenido entre 1995 y 1996, el tráfico de pasajeros empezó un sutil descenso luego de que se reventara la llamada "burbuja.com" en el sector tecnológico, y Estados Unidos sufriera un revés económico desde principios de 2001.
Sin embargo, el declive se agudizó cuando, el 11 de septiembre de ese año, los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines se estrellaron contra las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York.
Eran cuatro las naves secuestradas por un grupo de 19 personas pertenecientes a red yihadista Al-Qaeda; el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra la fachada del pentágono en el estado de Virgina y el vuelo 93 de United Airlines se desplomó en campo abierto en Pensilvania, debido a un supuesto enfrentamiento entre los pasajeros y los secuestradores.
El caos se desató: el espacio aéreo se cerró durante las siguientes 72 horas en Estados Unidos y Canadá, y de acuerdo con estimaciones de la International Air Transport Association (IATA), cada día costó 340 millones de dólares, tan sólo para las aerolíneas que operaban en territorio estadounidense. El pánico de viajar en avión se esparció por todo el mundo y, ese año, las aerolíneas perdieron cerca de 10,000 millones de dólares, luego de haber reportado ganancias por más de 5,000 millones a finales del año 2000, según la IATA.
La crisis en el sector tecnológico ya había dado pie a una desaceleración, por lo que United Airlines, US Airways, Delta y Northwest (estas dos últimas terminaron fusionándose) se acogieron al capítulo 11 del Código de Bancarrota para evitar la quiebra, en 2001.
En ese momento, el gobierno de George Bush aprobó un plan de apoyo por 15,000 millones de dólares para las aerolíneas, sin embargo, eso no evitó la desaparición del sindicato de controladores. "Los atentados influyeron en el mercado, pero fue un efecto de corto plazo porque la necesidad de viajar hace que los pasajeros tengan una corta memoria; sin embargo, el sector no vio una recuperación vigorosa porque desde 1995 ha habido un estancamiento, es una industria muy ligada al ciclo económico, y en ese sentido tampoco hubo un repunte acelerado", explica Fernando Gómez, consultor independiente del sector aéreo.
Además, las fallas en la seguridad -que permitieron la infiltración de un comando terrorista en cuatro vuelos comerciales-, fueron detonantes para reforzar los esquemas de protección, lo que también tuvo un impacto en la industria, pues los costos se transfirieron a los pasajeros. De igual manera, el aumento en el precio de los combustibles contribuyó al encarecimiento de los viajes, pero el mayor peso tal vez no lo llevarían las aerolíneas.
"No creo que la carga más pesada hayan llevado las aerolíneas; las empresas que administran los aeropuertos son quienes modifican procesos de seguridad; el efecto negativo hacia las aerolíneas tuvo que ver con la reacción del pasajero ante las regulaciones; por ejemplo, algunos prefieren evitar el tránsito por Estados Unidos para no someterse a sus revisiones exhaustivas y eso provoca que los pasajeros elijan otras aerolíneas que hacen vuelos directos o que, en caso necesario, descienden en otros países", explica Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey.

Una recuperación lenta

Con las políticas para reactivar la economía tras el atentado, el crédito al consumo fluyó y la industria aérea inició una lenta recuperación, que alcanzó su clímax en 2007 con un margen Ebitda de alrededor de 4% a nivel mundial; sin embargo, al estallar la crisis financiera internacional en 2008, las aerolíneas reportaron una nueva caída en las ganancias, el negocio resintió que se reventara la burbuja hipotecaria y el indicador retrocedió hasta un -2% en 2008.
La caída fue aguda, pues la crisis financiera internacional -que cobró más de 30 millones de empleos tan sólo en Estados Unidos-, coincidió con un repunte en el precio de los combustibles, una combinación poco favorecedora.
En 2010 la historia cambió- pues el sector obtuvo ganancias por casi 15,000 millones de dólares, sin embargo, el avance se ve amenazado por una nueva caída propiciada por la incertidumbre económica que ronda a Estados Unidos y Europa, la cual, de acuerdo con las estimaciones de la IATA, situaría las ganancias del sector en sólo 5,000 millones de dólares a nivel global, al cierre de 2011.
"En el futuro, los retos a nivel global están asociados a la falta de regionalización de las compañías, las fusiones que se dieron hacen crecer los riesgos de que haya una concentración de la oferta en las compañías más grandes, es necesario que haya una flota aérea suficiente que permita un círculo virtuoso con mejores servicios y tarifas", agrega Fe