La compañía, que arrastra problemas financieros desde hace varios meses, cumplió ayer por la noche el último vuelo comercial entre Buenos Aires y Montevideo. Ahora deberá entregar el Boeing 737-300, su único avión operativo, tras ser intimada por su propietario, una empresa estadounidense, que adujo incumplimientos económicos y formales en el contrato de arrendamiento.
En diálogo con El Observador, el director de la Dinacia, Antonio Alarcón, explicó que la suspensión de los servicios por espacio de dos meses está amparada por la reglamentación aeronáutica vigente.
Dentro de ese plazo la empresa mantiene los derechos sobre las rutas y podrá retomar los servicios regulares cuando lo disponga. En cambio, si el reinicio de los vuelos se postergara más allá de ese lapso de tiempo será necesario una nueva inspección de la autoridad aeronautica para determinar "si el explotador permanece adecuadamente equipado y está apto para conducir una operación segura".
Alas Uruguay solo estaba volando el puente aéreo entre Montevideo y Buenos Aires. La semana pasada ya había dejado de operar la ruta entre la capital uruguaya y Asunción.
El Observador intentó comunicarse tanto con la presidenta de la aerolínea, Sabrina Acevedo, como con el vicepresidente de la compañía, Nicolás de los Santos, pero no obtuvo respuesta.
Hasta ayer la empresa solo se limitó a informar en su cuenta de Twitter que suspendía los vuelos programados para hoy por "razones operativas", y que se contactaría con los pasajeros que tuvieran reservas para ofrecerles una solución de conectividad.
Fuentes sindicales informaron que una de las últimas cartas que maneja la compañía es tratar de cerrar dentro de los próximos 60 días algún tipo de acuerdo con un socio inversor o empresa de la industria que le permita retomar la actividad en el verano.
Para el presidente de la Cámara de Comercio de la Aeronáutica del Uruguay, José Luis Hernández, esa posibilidad sería viable si efectivamente se concretara un acuerdo y se pudiera mantener arrendado el avión. De otra forma sería difícil. "Las programaciones en aviación son a muy largo plazo", dijo.
Agobiada por los problemas económicos, la compañía comenzó a explorar desde abril distintas opciones para intentar asegurar la operativa en el mediano plazo. La posibilidad de que la boliviana Amaszonas se quedara con la empresa uruguaya fue una de las alternativas consideradas en los últimos meses, pero sin que el negocio se concretara.
También en agosto pasado, De los Santos sostuvo que la aerolínea trabajaba en la búsqueda de acuerdos comerciales con otras empresas, como las brasileñas Gol y Azul Líneas Aéreas, al tiempo que descartó la venta de la empresa. "Una aerolínea tiene que ir a un acuerdo y unirse porque es la manera que tiene de convivir en la región", había dicho.
Alas Uruguay surgió después del cierre de Pluna –en julio de 2012–, como un emprendimiento autogestionado por parte de los extrabajadores de la extinta compañía.
Luego de varias idas y venidas, la aerolínea empezó a volar el 21 de enero de este año. Un factor clave para que esto sucediera fue el dinero que aportó el Fondo para el Desarrollo (Fondes): una línea de crédito por US$ 15 millones, aprobada cuando José Mujica era presidente.
La aerolínea goza de dos años de gracia, que vencerán 24 meses después del comienzo de su operativa. A partir de esa fecha es que debería empezar a pagar cuotas mensuales por un período de 10 años para reintegrar el monto que le fue prestado.
Ayer en diálogo con Radio Uruguay, el director del Instituto Nacional de Cooperativismo, Gustavo Bernini, sostuvo que se dialogará con las autoridades de los ministerios de Transporte y Turismo para analizar el destino de la compañía. "Nos queda en el debe que no puedan llegar a la zafra de verano, que era una fuente de ingreso importante para lograr estabilidad económica", indicó.

"Un día muy triste"
Por su parte, la ministra de Turismo, Liliam Kechichian, lamentó ayer la suspensión de actividades de Alas Uruguay y sostuvo que era "un día muy triste" por el desenlace de la empresa autogestionada.
"La conectividad siempre es una preocupación, pero en este caso ese no es el centro. Me da mucha pena por el esfuerzo extraordinario de un grupo de personas con mucha experticia, pero es un negocio muy complejo el de la aeronavegación", expresó la ministra a radio El Espectador.
Además, la ministra descartó que el gobierno le facilite a la aerolínea el financiamiento que necesitan para seguir operando.
"No hay más margen de apoyo económico. Ellos lo tienen muy claro", aseguró Kechichian. 

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