El nuevo movimiento suma cada vez más adeptos en Europa. En Suecia, país en el que se le dio más lugar a la meidad, el número de vuelos cayó un 8% en 2019.

La iniciativa nació cuando Maja Rosén, ciudadana sueca que lleva más de una década sin volar, llamó a la radio para exteriorizar su preocupación por el cambio climático. Su vecina Lotta la escuchó y se acopló al movimiento que busca reducir las emisiones concienciando a los viajeros de que pueden viajar sin coger un avión.

Además, ha iniciado la campaña ‘Flight Free 2020’ para conseguir que 100.000 personas en todo el mundo renuncien al avión el próximo año. Ya tiene colaboradores en Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Francia, Alemania y Canadá, y anima a los españoles a ponerse en contacto si están interesados.

Este movimiento afecta a las aerolíneas, sobre todo, teniendo en cuenta que el auge de las low cost ha provocado que sea más barato recorrer distancias cortas en avión que no en otros medios de transporte como el tren. Sin embargo, está surgiendo otra medida que impulsa y apoya el medio de transporte ferroviario en respuesta al movimiento ‘flygskam’. Aunque para que la medida ‘tagskryt’ u “orgullo de viajar en tren” se ponga de moda, primero se tendría que aplicar una política de precios y abaratar tarifas.