Parecen cortezas de árboles caídos. Pero no. Son 20 esculturas realizadas en acero, hierro y aluminio y están ahí, quietitas, en frente de la Biblioteca Nacional y al lado del Museo Nacional de Bellas Artes. En la Plaza Rubén Darío, en Austria, entre Libertador y Figueroa Alcorta, las esculturas -figuras humanas, animales, árboles- forman parte de la segunda muestra temporaria que se realiza en el Paseo de las Esculturas, esta vez, con una muestra del artista Raúl Farco llamada “En la piel del otro” y con curaduría de Elio Kapszuk.
“La exhibición propone una reflexión simple, pero contundente: lo que le sucede a cualquier pequeña entidad nos afecta directamente a todos”, explicó Farco, cuyas obras están expuestas en diferentes museos del mundo como en Nueva York y Barcelona. El artista, nacido en Corrientes en 1953, vivió treinta años en el sur de Africa, España, Estados Unidos y México.
Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño, señaló que “el Paseo de las Esculturas se creó para promover los efectos multiplicadores del arte en la vía pública. De esta manera, las esculturas y los transeúntes transforman un simple transitar en una experiencia vital”. A través del programa “Plaza de Escultura de la Ciudad”, creado en 2008, se propone valorar el espacio público como de