Miedo a volar
Es uno de los miedos más comunes y de los más grandes. Subirse a un avión parece ser sólo una actividad para valientes. Así lo demuestran las estadísticas. Así lo indican los miles de testimonios que escuchamos a diario. Por algo existe la frase "tener los pies sobre la tierra", que denota que las seguridades están en ese lugar y no en el celeste firmamento.
"No puedo volar, porque directamente no puedo subir al avión. Siento pánico, pero es miedo a la altura, no a volar en sí", admitió Carla Peroni (17) cuando Los Andes le consultó por este tema. Al parecer, el miedo no tiene edad: "Si no tengo alternativas y sí o sí tengo que viajar, voy a la psiquiatra y le digo que me medique", agregó.
Como Carla, muchos son los que no pueden utilizar este medio de transporte y en su lugar prefieren aplazar sus viajes o en todo caso elegir algún vehículo que se desplace por tierra.
Conscientes de este miedo, devenido en fobia, muchos especialistas han puesto manos a la obra con el objetivo de mejorar la calidad de viaje de los pasajeros con este problema. "El miedo a volar puede comenzar con un miedo mínimo y puede convertirse en una fobia", explicó la psicóloga Marta de la Rosa, quien se ha especializado en el tema. "Muchas personas no admiten su miedo por vergüenza y creen que su malestar es algo individual, personal, aunque en realidad es una situación por la que atraviesan muchos", aseguró.
En Argentina, un sondeo realizado por la socióloga Graciela Romer -junto con la Universidad Torcuato Di Tella y el Laboratorio de Estudios Regionales en Opinión Pública de la Universidad de Buenos Aires- demostró que de 900 casos consultados 23% tiene asumido su miedo. Mientras que 14% no lo asume y el resto viaja tranquilo.
"El miedo a volar tiene varias causas principales. La primera de ellas tiene que ver con el temor a las turbulencias", informó el doctor Claudio Plá, quien dirige la organización "Poder Volar", desde hace 16 años trabaja en la temática y fue asesor de Aerolíneas Argentinas durante 5 años.
Según el informe, otras de las perturbaciones psicológicas que produce volar están relacionadas con el miedo a un accidente, a las tormentas y al efecto que produce el despegue y el aterrizaje. Respecto a esto último, el doctor Plá detalló: "Provoca miedo el pasaje de la tierra al aire y viceversa, es decir, de abandonar la tierra y pasar a un medio desconocido que además propone un clima artificial (el del avión). Esto puede ir acompañado de grandes descargas de ansiedad y ataques de pánico".
El libro "¿Cómo superar el miedo a volar?", escrito por el doctor Plá y su equipo tiene un extenso repertorio respecto de la temática. En una encuesta abordada por la investigación para el libro y realizada por la empresa aeronáutica Boeing se observa que dos de cada tres personas sufren trastornos a la hora de volar y, por esta razón, una de cada cinco evita abordar un avión. Dicha encuesta arroja, además, que 6% de las personas que podrían utilizar el avión en sus viajes, lo descarta por miedo.
Los testimonios del miedo a volar son muchos. Milagros de 23 años cuenta: "A mí me pasa algo bastante contradictorio porque por un lado me da miedo, pero por otro me encanta la sensación del miedo. Las horas previas me da angustia pero una vez que estoy arriba lo disfruto".
Javier (45) por su parte contó: "He viajado varias veces, pero no logro superar el temor. Pensé que con el tiempo se me iba a pasar, pero siempre es lo mismo, estoy nervioso y quiero llegar en cuanto despegamos".
Un gran problema
Al miedo a volar se lo denomina aerofobia y según estudios lo padece 20% de la población argentina. "Las tres vías de las cuales puede partir el miedo a volar son: una experiencia traumática a bordo (reales o imaginarias), las informaciones periodísticas (pensamientos irracionales que nos hacen prestar atención a la información que confirma su temor) o bien el formar parte de una familia aprensiva (se aprende el miedo de los padres)", explican el doctor Claudio Plá y su equipo.
Entre los síntomas que la aerofobia produce se pueden distinguir varios factores: físicos, psicológicos, conductuales, intelectuales y trastornos sociales. "Estos síntomas no se presentan de manera aislada sino que, por el contrario, están estrechamente ligados, constituyendo lo que se denomina el circuito de la ansiedad", subrayaron. A su vez, la mayoría de las personas que sufren miedo a volar se sienten irracionales (56%) y estúpidos (33%).
Entre los pensamientos negativos que tienen quienes padecen fobias, se escucha que el volar es antinatural, que sufren de claustrofobia, que tienen asfixia, que quedarán atrapados, que volarán con mal tiempo, que se acabará el combustible, que se estrellarán contra una montaña, que chocarán contra otro avión, que habrá una falla mecánica, que no podrán controlar nada, que habrá un sabotaje, un error humano, un incendio o que el avión se desplomará.
Por afuera, pasan los aviones...
A partir de estos datos se puede observar que es notable la cantidad de gente que por uno u otro motivo siente miedo. Por ello, durante los últimos años han aparecido por todo el país cursos destinados a superarlo.
Aquí en Mendoza, la psicóloga De la Rosa es una de las personas que lleva adelante esta propuesta. "Es una experiencia amplia donde se trabaja tanto la parte psicológica como la de información, porque como todo temor mientras uno más sabe, menor es el miedo", informó la especialista.
Según De la Rosa, las preguntas más comunes están relacionadas con lo que pasa dentro de la cabina del capitán, qué posibilidades hay de chocar en el aire o qué se puede hacer durante una turbulencia: "Los resultados de estos cursos dependen de la persona y del nivel de su miedo. Aunque no se vence totalmente, se puede viajar mejor, se mejora la calidad de la experiencia".
En tanto, el doctor Plá le puso números a la situación. "El 95% de la gente que realiza cursos para superar sus miedos lo logra, es decir, soporta el viaje. El 5% restante tiene un proceso de aprendizaje más lento y a veces necesita medicación", agregó.
En los cursos, Plá señaló que se enseñan técnicas de relajación, de respiración y para controlar pensamientos negativos. "Brindamos recursos prácticos y herramientas didácticas a personas que tienen una mala calidad de vuelos, que evitan volar o que no pueden hacerlo, con la consigna de promover la conciencia de la patología, la asistencia de la superación y las posibles soluciones".
Famosos con miedo
Dennis Bergkamp, el futbolista holandés de Arsenal, hizo incluir una cláusula en su contrato que estipulaba que jamás viajaría en avión. Por su parte, el futbolista Alfredo Di Stéfano suele decir: "Entro al avión sin barba y salgo con ella de la tensión que sufro".
El escritor colombiano Gabriel García Márquez confesó públicamente su aprensión y escribió varios artículos sobre el tema. Dijo: "El único miedo que los latinos confesamos sin vergüenza y hasta con cierto orgullo machista es el miedo al avión".
El ex director técnico de Boca Juniors y actual entrenador del seleccionado chileno, Claudio "Bichi" Borghi es otro de los casos. El cineasta, Stanley Kubric; la actriz, Jennifer Aniston; el cantante de The Killers, Brandon Flowers; la cantante de ABBA, Agnetha Fältskog y en la ficción, el actor Mister T de la serie Brigada A, entre otros, engrosan la lista de fóbicos a volar.