Lo que no se vió...
La realización de los Premios Bitácora en el Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo, epicentro de la historia nacional, no sólo fueron un punto y aparte en los hitos del lugar, sino que también lo fueron para el sector turístico, es que además de contar con las destacadas presencias de Mariano Recalde, presidente de Aerolíneas Argentinas o Enrique Meyer, Ministro de Turismo, hubo mucho más tras bambalinas que no muchos conocen, aquí les develaremos algunos secretos de aquella magnífica velada…
Organizar una reunión para 360 invitados insume una gran labor, cualquiera que haya organizado un evento de tamaña cantidad de gente lo sabrá, ni que hablar si se realiza en un lugar que tiene 236 años y fue el sitio elegido como base fundamental para la formación de la Primera Junta Nacional, el bosquejo de lo que sería finalmente la vida democrática.
De hecho, cuando surgió la idea de realizarlo allí, en los meses previos hubo que realizar un trabajo de logística digno de una película, empezando por plantear la idea a la Directora del Cabildo, María Angélica Vernet, y posteriormente con el Secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, quien aprobó la idea de los organizadores. Finalmente, luego del obvio proceso administrativo-burocrático se logró la aprobación tan esperada.
Y es que luego de la realización previa en lugares como Señor Tango, Sabor a Tango y La Rural, los Premios requerían indefectiblemente de un lugar con un poco más de envergadura, no sólo estética sino histórica, y si bien los Bitácora allí, no fueron nada sencillos, finalmente se logró y aquí haremos un pequeño repaso sobre lo que fue la preparación, una vez en el Cabildo.
Y es que para que todos los presentes hayan podido disfrutar de los exquisitos platos realizados in situ, requirió del armado de una cocina entera que contó con cuatro hornos pizzeros, 20 metros de mesa, (¡sólo para emplatar!), 2 anafes y 14 garrafas de gas consumidas hasta la última gota.
Pero eso no es todo, ya que para la preparación de los platos se utilizaron nada más, ni nada menos que 360 kilos de pollo, 300 huevos, 18 kilos de jamón crudo serrano español, 60 kilos de helados, y más de 900 empanadas tucumanas que se tradujeron en un menú mucho más ameno a la vista, para eso se tradujeron en: una degustación de empanadas llegadas desde la ciudad de Tucumán el mismo día del evento, el primer plato un tostón de jamón crudo español, como plato principal se llevó las palmas la suprema de campo en salsa de cítricos acompañada de flan de maíz y criolla grillada y todo culminó con una copa helada “Semana de Mayo” y un rico café de “El Bohio”.
Todo esto igualmente debía ser servido y acompañado, es que las 360 personas que asistieron fueron acomodados en 36 mesas que fueron servidas por 16 mozos, que obviamente no habrían tenido nada que servir si no hubiera sido por la labor de los dos barmans y ocho cocineros, coordinados por un jefe de área cada uno. Es destacable su labor ya que además del buen trato y la sonrisa ante todo, se las arreglaron para servir ¡500 litros de gaseosas y casi 300 botellas de vino!
Para que se destaquen los presentadores, no faltó la tecnología que los acompañe es por eso que el escenario contó con un fondo que tomó la forma de los Premios Bitácora, el que se decoró con 35 tachos de leds y 4 cabezales móviles. Todo esto fue acompañado por un Videowall, es decir una pared de 6 televisores LCD, que mostró las distinciones y el porqué de las mismas, a su vez acompañado por 5400 watts de potencia controlados por una consola de 8 canales.