Un hombre caminó las calles de Villa Logüercio de una punta a la otra, buscando a alguien especial entre las casas de los 400 habitantes. El famoso "preguntando se llega" se le cumplió al pie de la letra y cuando dio con el lugar deseado, golpeó sus palmas y sin esperar a que contestaran cruzó la puerta y exclamó con cierta exageración: "¡Por fin la encontré! Hace una semana que la estoy buscando".
La destinataria era Yolanda Martínez, la dueña de las manos que amasan los panes más famosos de Lobos, ésa que representó a sus vecinos en la Feria Internacional de Turismo y en Vinos y Bodegas en La Rural, y que cuando ofrece sus delicias también promociona su pueblo. Y con el hombre de la anécdota, lo logró: se quedó cuatro días en Villa Logüercio, en la orilla noroeste de la laguna de Lobos, y se llevó panes para repartir entre amigos y familiares de Lanús.
Villa Logüercio es una de las 12 comunidades que integran el programa Pueblos Turísticos, nacido en 2008 desde la Secretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires con el objetivo de promover el desarrollo en aquellos lugares que por diversos motivos quedaron relegados. "La idea era hacer algo por los pequeños pueblos rurales que tiene la provincia para ver si por medio del turismo podían resurgir; algunos están estancados o en vías de extinción por los cierres de grandes empresas o por la ausencia del ferrocarril", explica Ignacio Crotto, secretario de Turismo bonaerense.
El programa consiste en hacer relevamientos y capacitaciones en cada lugar, para concientizar a sus habitantes en relación a los cambios que pueden aumentar la afluencia de visitantes, y tiene la intención de prepararlos para atender las necesidades de quienes se acerquen sin perder su propia identidad.
"Gracias a la integración al programa se generó un circuito turístico que armó la gente del lugar y sirvió para unir a la comunidad; algunos pueblos chicos parecen unidos, pero no lo están, y esto significa tirar para un mismo lado", explica Natalia Russo, directora de Turismo de Lobos. "Aparte, se generó la conciencia de que ellos también pueden trabajar ese sector, que no tiene que venir alguien de afuera para hacerlo, y que pueden hacerlo todo el año", destaca.
Yolanda, que elabora los panes más famosos de Lobos, tiene 53 años y trabaja junto a su marido y sus dos hijos en el Proyecto Quimey Quipan, que en mapuche significa "bienvenido, buen regreso". Con cada cremona se entrega un dato de Villa Logüercio para tentar al comensal, y con cada degustación llega un elogio que muchas veces se traduce en una visita al pueblo. Durante el fin de semana de carnaval más de 25 mil personas pasaron por Lobos, y Yolanda tuvo que amasar más de ochenta kilos de harina.

PIONEROS. Los primeros tres en sumarse a Pueblos Turísticos fueron Carlos Keen, Villa Ruiz y Azcuénaga. Son pueblos de menos de 2 mil habitantes que tienen algo para mostrar, algo que compartir. "Los habitantes de los tres tuvieron temor en una primera instancia, había gente reacia al programa porque pensaban que no íbamos a cumplir lo que prometíamos. Pero cuando vieron que venía en serio y que ellos no tenían que hacer ningún gasto porque las capacitaciones son gratuitas, así como la folletería, la señalética y la presencia en las ferias, se generó más confianza", reconoce Crotto.
Azcuénaga es una localidad ubicada en el partido de San Andrés de Giles y tiene menos de 350 habitantes. Desde 2000 en la Dirección de Turismo se comenzó a trabajar en su crecimiento y el de Villa Ruiz, pero con el ingreso al programa se terminó de consolidar un trabajo de años que sonó a idea de locos cuando fue planteado por primera vez. "En Villa Ruiz se comenzó un poco más tarde, era muy difícil hablar de turismo. Sin embargo, ahora es un pequeño polo gastronómico con cinco restaurantes y dos hoteles acordes a la magnitud del pueblo que tiene menos de 800 habitantes", explica José Yanes, su encargado de Turismo. Cada lugar tiene su fiesta representativa, estandarte de orgullo local. Este fin de semana en Azcuénaga se celebra la fundación del pueblo, que festeja la llegada del primer tren el 1º de abril de 1880, y a cuya celebración asistían hace unos años unas 400 personas, cifra muy alejada de las 5 mil que disfrutaron el año pasado. Villa Ruiz, por su parte, realiza en noviembre la Fiesta del Camino Real.

PUEBLO CHICO, ORGULLO GRANDE. El matrimonio Marcos (Silvia de 66 años e Ignacio de 79) lleva grupos de jubilados de recorrida por Uribelarrea -que hoy tiene entre 1.200 y 1.300 habitantes- como parte de un acuerdo entre el programa y el PAMI. "Hacemos de guías de los abuelos que vienen, que apenas ponen pie en ‘Uribe’ preguntan por la escuela agrícola; ahí es donde los chicos hacen dulce de leche, quesos, mermeladas y embutidos de toda clase. También los llevamos al museo de herramientas y maquinas agrícolas, al centro a comer tortas fritas y a la iglesia", dice con satisfacción Silvia antes de enumerar con más orgullo aún que "tenemos escudo, bandera, himno, y una plaza octogonal". Uribelarrea tiene 48 manzanas distribuidas en 12 por 4, con campo a ambos lados.
El tren dejó de ser el principal medio de transporte en la década del ‘60, y ahora sólo para en el pueblo una vez al día. "Contábamos con un servicio lechero que repartía en Buenos Aires; esa fue la gran expansión de este lugar que había recibido a inmigrantes de Europa", relata Ignacio, que hoy cuida el Museo de la Herramienta, ubicado en un galpón del ferrocarril Roca. Pero las grandes fábricas fueron ganando terreno y la leche dejó de ser rentable, así que los habitantes se inclinaron por la siembra y la cría de ovejas para la exportación de lana.
Es un lugar detenido en el tiempo que fue locación elegida por Alan Parker para rodar escenas de "Evita" y por Leonardo Favio para hacer "Juan Moreira". "Los vecinos no quieren que cambie su modo de vida. Estamos preparando a la gente para que reciba al turista y no que sea al revés", explica Julio Herrera, director de Turismo de Cañuelas, partido al que pertenece. En octubre realizan la Fiesta de la Picada y la Cerveza, a la que acudieron 16 mil personas en 2010.
¡EUREKA! "Esto es lo que necesitamos", pensó Meme Torres, la encargada de Cultura y Turismo de Carmen de Areco, cuando supo del programa de sus colegas de Buenos Aires. La localidad de Gouin iba a saber aprovechar la oportunidad. Gracias a la popularidad que tomó la Fiesta del Pastel Criollo, ahora ofrecen productos todo el año.
Carmen Mesa se instaló hace 25 años, y es una de las emprendedoras. "Empezamos con una carnicería chiquita, que antes no había, y ahora tenemos una parrilla desde hace dos años.", explica. Y resume: "Se necesita que vengan los de afuera, a nosotros nos gusta recibirlos, no nos sentimos invadidos como a veces se piensa".
Con los mismos brazos abiertos está la gente de Santa María, una de las colonias alemanas de Coronel Suárez junto con Santa Trinidad y San José. "Acá se conservan muchas viviendas de la época de la fundación, pero recién ahora la gente tomó conciencia de la importancia de eso como valor histórico, como atractivo del lugar, y como algo que le da una identidad única", cuenta Julio César Melchior, escritor del libro de reciente lanzamiento "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga" y habitante de la colonia que está próxima a inaugurar un restaurante de comidas típicas para disfrute de locales y visitantes. "Se le está dando mucho valor a la gastronomía, se está fomentando la llegada de turistas, cosa que antes no se daba tan frecuentemente".
Mechongué es conocido como "pago lindo", y fue uno de los últimos en sumarse al programa, junto con Villa Lía y Escalda que formalizarán su integración en las próximas semanas. Perteneciente al Partido de General Alvarado, se caracteriza por su tranquilidad y hasta tiene un hospedaje "slow life", que realza la vida tranquila del campo con el mínimo impacto de la realidad externa. Su delegada municipal, Nilda Toraf, sintetiza de manera simple lo que cada uno de estos 12 pueblos podría decir de sí mismo: "Vos vivís acá y te parece que no tenés nada para mostrar. Y sí tenés. Yo los domingos salgo a dar una vuelta y veo gente que viene de otros lados, que ve una plantita y el pasto cortado, y se baja a tomar unos mates. Y yo pienso ‘si se bajó es porque le gustó, &iques