La crisis mundial también golpea duro al receptivo argentino
Las cancelaciones por el COVID-19 no sólo se sienten con fuerza en el emisivo. Los destinos que reciben extranjeros enfrentan una situación delicada.
La rápida expansión mundial del coronavirus desató una crisis económica global que ya impacta con fuerza en todos los continentes. Naturalmente, la actividad turística fue una de las primeras en resentirse por el temor a contraer la enfermedad al viajar a países con grandes brotes de COVID-19 o al entrar en contacto con personas infectadas durante el itinerario. Por ese motivo, las cancelaciones de reservas para dirigirse al exterior desde Argentina comenzaron a crecer desde la aparición del virus. La consecuencia, por supuesto, fue la completa paralización del emisivo, que ya venía golpeado por la puesta en marcha del impuesto PAIS. La pregunta que cabe hacerse es qué pasa con el receptivo. ¿Los destinos argentinos más elegidos por los extranjeros están sintiendo el impacto de la crisis mundial?
La respuesta que brindan los expertos es un sí rotundo. Tras la confirmación de los primeros casos de coronavirus en el país y luego de la evidente expansión que registró en América Latina, los centros turísticos nacionales que trabajan con grandes flujos de turismo receptivo comenzaron a notar un desmedido aumento de las cancelaciones de parte de extranjeros y no sólo del mercado asiático, sino principalmente de Europa y también del resto del mundo.
Según dijo Camilo Suárez, presidente de la Cámara de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, en diálogo con Mensajero, "se están verificando más de las que estaban razonablemente previstas por esta circunstancia". "Decididamente, esto nos está impactando, la situación había comenzado a repuntar y ahora se plancha todavía más. Este tipo de situaciones ponen al pasajero con los pelos de punta, sobre todo si viaja con su familia. Hay cosas que están más allá de lo que puede hacer un empresario, y esto claramente excede a cualquier capacidad de gestión. Lo único que se puede hacer es esperar a que esta crisis pase lo más rápido posible", agregó.
Por su parte, desde El Calafate, un lugar que recibe una gran cantidad de extranjeros durante la temporada alta, también se mostraron preocupados por la caída de las reservas y aseguraron que no sólo se canceló todo lo que había desde Asia, sino que además anularon viajes individuales y grupales desde el resto del mundo.
En Puerto Iguazú, otra de las joyas argentinas en turismo receptivo, la situación no es diferente. De hecho, ante la consulta de este medio, Patricia Durán Vaca, presidenta de la filial AHT Iguazú, reconoció que el porcentaje "es muy importante" y adelantó que están realizando un relevamiento para conocer a ciencia cierta la magnitud del impacto.
Por su parte, Roberto Amengual, presidente de la AHT, dijo que "el volumen de cancelaciones es medio-bajo si se compara con lo que sucede en Europa". "Depende del perfil de huéspedes que reciba cada destino y hotel. Los que tenían más grupos de asiáticos o italianos sufrieron más anulaciones que los que trabajaban con norteamericanos o latinoamericanos", sostuvo.
Llamado a la tranquilidad
Más allá de que las consecuencias económicas que está dejando el coronavirus son palpables y concretas, desde el sector coinciden en que el tratamiento que se le da al tema en la prensa nacional e internacional creó un clima de paranoia e histeria colectiva que sólo logra sobredimensionar el problema e infundir pánico en los pasajeros. "La gente no se quiere subir al avión. Si seguimos así nos vamos a quedar sin turistas", advirtió un integrante del sector privado.
"Se habla mucho de la pandemia, pero no se concientiza bien. Se está generando un estado de temor y eso no sólo es malo para el turismo, sino para la vida cotidiana. La información es exagerada y no del todo real. Eso, obviamente, generará que el receptivo tienda a la baja, porque el cliente prefiere no viajar ante la más mínima duda", reflexionó otro empresario.