El tablero de la economía y comercio nacional fue dado vuelta; y el turismo no resulta una excepción. Por el contrario, las operadoras mayoristas y agencias de viajes se ajustan a las nuevas reglas de juego impuestas por el Gobierno Nacional que lidera Mauricio Macri. 
Luego de cuatro años se eliminó el “cepo” cambiario y desapareció el famoso 35 por ciento. Desorientados, aturdidos, mareados y otros con firmeza, referentes del turismo nacional dan su opinión sobre las nuevas reglas de juego que rigen en la industria.
Ahora, alivios, preocupaciones y los “cambios” prometidos desde la campaña del partido Cambiemos ya sobrevuelan por la nueva Argentina, para bien o para mal. 

Flashback
El gen argentino ya tiene impregnado la pasión por el viajar, y por más que el gobierno de la ex Presidente de la Nación, Cristina Fernández, intentara disminuir la salida de argentinos al exterior, y con ellos sus dólares, no pudo lograrlo. 
El Banco Central estaba sufriendo una fuerte sangría financiera y, a priori, señalaron al turismo como uno de los principales culpables de la fuga de divisas. 
Todo se intentó: limitar la venta de dólares imponiendo un “cepo” cambiario; reduciendo la cantidad de dólares aptos para girar al exterior por las operadoras turísticas, primero de 150 mil dólares a 75 mil, y finalmente a 50 mil dólares; imponiendo un 35 por ciento de percepción como adelanto del impuesto a las Ganancias (recuperable) desde la AFIP para gastos en el exterior con tarjeta y hasta el 20 por ciento de recargo impositivo sobre el dólar turista. 

Panorama tentador
Pero el argentino, testarudo por naturaleza, siguió viajando al exterior, a tal punto que este fenómeno creció un 14,1 por ciento en forma interanual, a 234.100 personas, significando así la quinta suba consecutiva en lo que iba del año, según la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) difundida por el INDEC, y nada menos que la salida de 308,3 millones de dólares hasta ese mes. 
Es que hay que tener en cuenta que la devaluación de monedas vecinas, como el Real de Brasil, nuestro atraso cambiario y las cuotas sin interés en pesos en un contexto de inflación, alentaba a viajar más allá de las fronteras. 

Adiós al 35
La Resolución 3550 que validaba la percepción del 35 por ciento sobre los gastos producidos con tarjeta en el exterior fue el terror de los agentes de viajes durante mucho tiempo y una polémica de debate recurrente. Es que si bien esa percepción no era un impuesto, sino un adelanto del Impuesto a las Ganancias que, en caso de estar en el marco de la legalidad, el viajero podría recuperar a partir de la tramitación correspondiente. 
Al respecto, Horacio Repucci, secretario de la Cámara Argentina de Turismo, esclareció el funcionamiento de esta medida: “El 35 por ciento no era otra cosa que un pago anticipado de Impuestos, que si no era reclamado pasaba a ser un costo”. Y agregó: “si el pasajero no tenía sus papeles en orden esto sí pasaba a ser parte del costo, pero incluso algunos lo dejaban como pago a cuentas anticipadamente del impuesto a las Ganancias. Pero resulta beneficiosos que ya no exista, ya que simplifica la operatoria al ser los valores más fáciles de determinar”. 

Antes plástico que oro
El “cambio” también llegó a la operación con dinero plástico ya que el dólar oficial tomado para las operaciones en el exterior (aún con el 35%) terminaba saliendo más barato que salir a buscar el Blue o paralelo. 
Ahora se buscará incrementar el porcentaje de operaciones bancarizadas para tener un mayor control y claridad sobre el sistema económico. 
Quienes decidan el uso del dinero en efectivo tendrán un recargo de un 5 por ciento, ya sea para la adquisición de dólares o para comprar servicios turísticos.
“La AFIP dispondrá que las entidades autorizadas a operar en cambios deberán retener en concepto de impuesto una alícuota del 5 por ciento para las transacciones no bancarizadas, esto para la compra de moneda extranjera y también para los servicios turísticos con uso de efectivo, para incentivar las operaciones a través de débito en cuenta bancaria (así sea vía Internet o en ventanilla)”, explicó Prat-Gay. 

Tarifas, un 5% más caro
A las operadoras y agencias que se dediquen al turismo emisivo les espera un porvenir por lo menos variable. 
Resulta que hasta hace unos días el valor del dólar turista o dólar tarjeta aumentaban el costo nominal de un paquete o servicio turístico (si no se recuperaba como anticipo de pago de Impuestos). Hoy si bien ya tales fenómenos no existen, la devaluación que ronda el 40 por ciento lleva las tarifas a los mismos niveles“o tal vez un poquito más”, según explicó Guillermo Cedaro, gerente General de la operadora mayorista Ola. 
“Una oferta antes valía, por ejemplo, mil dólares, a la que se le sumaba el 35% y se convertía al tipo de cambio de 10 pesos; hoy tenés esos mil dólares sin ningún agregado impositivo, pero se convierte a 14 pesos, por redondear. El resultado es que ahora será un poquito más caro, pero definitivamente es un negocio mucho más rentable para nosotros”, ejemplificó Cedaro. 
Y, por último celebró que sus tarifas se remontaron a las del mes de octubre: “Desde Ola ya sacamos un comunicado oficial para avisar que estamos vendiendo como corresponde y que se puede comprar sin preocupaciones. Es más, nuestros precios ya volvieron a los de octubre. Todo mal en algún momento pasa”, concluía.

Rentabilidad sin brindis
Si bien la devaluación de la moneda nacional cercano al 40 por ciento eleva las tarifas hasta un 5 por ciento más que el antiguo valor del cambio oficial sumado al “35 por ciento”, significa un aumento significativo de rentabilidad para las empresas de turismo exportativo. 
Al respecto Silvio Zappa, director Comercial de Viajes Verger, opinó que esto beneficia a las empresas emisivas ya que “antes del 35  por ciento que se sumaba al precio de una venta no se veía un solo peso y además generaba más carga administrativa; ahora ese dinero queda en la empresa”.
Pero, sumando conciencia a su reflexión, Zappa explicó que aún no es época de brindis, ya que primero hay que ver cómo reacciona la gente a los nuevos aumentos y, a priori, vaticinó un verano comercialmente calmo: “Creo que habrá algunos factores que sumarán confusión al cuadro y por eso estimo una baja de ventas en los primeros meses del 2016, no debido al cepo específicamente, sino por el exceso de ventas que hemos tenido en los últimos meses. Serán meses llenos de distorsiones, incluso de precios, hasta que podamos todos ajustarnos y acostumbrarnos al nuevo panorama”. 
Dicho sea de paso, recordemos que durante los meses de agosto, septiembre y octubre hubo un fuerte incremento de la venta anticipada de pasajes, ya que los pasajeros consumidos por la incertidumbre preelecciones y la estimación de un aumento de precios, optaron por asegurar sus viajes, congelando el precio y aprovechando las financiaciones en cuotas. 
Pero el operador concluyó: “Igual, el fin del cepo será beneficioso una vez pasada la época de nebulosa que se aproxima”.