Realidad virtual, interacción con el turista a través de las tendencias en su búsqueda, sincronización de transporte  con hotelería y más. ¿Cómo serán los viajes del mañana? A continuación, un abordaje en manos de expertos.

Según expertos de todo el mundo, la revolución cientifíco-tecnológica es la más importante del siglo XX -y una de las más resonantes de la historia-. Las distintas herramientas que fueron surgiendo en los últimos cuarenta años han modificado tanto la vida cotidiana como la profesional, y el turismo no fue ajeno a esto. Hace ya varios años que la tecnología e internet en concreto cambiaron el hábito de consumo en la industria, con el surgimiento principalmente de los canales de venta online.

Pero, ¿qué otros factores entrarán en juego a la hora de viajar, en los próximos años? De entrada, la industria -que en algunos sectores aún se está acoplando a cambios ya asentados- comienza a mirar de reojo a la irrupción de la realidad virtual, una de las herramientas que más llaman la atención. Pero a su vez, las posibilidades de sincronización entre los datos geolocalizables de un usuarios como sus tendencias, también pisan fuerte. De esto hablaron recientemente los españoles Juan Carbajal, licenciado en marketing por ESIC (un instituto español) y hasta hace poco responsable de Nuevas Tecnologías en el Instituto Tecnológico Hotelero, y José Álvarez de Perea, ingeniero de software que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en IBM, donde es el Responsable de la Industria del Turismo y Transporte en España.

Lo que se viene

“En próximos años veremos hoteles que, en el momento que ha aterrizado tu avión, habrá detectado que has llegado. Eso, a nivel operativo en un establecimiento hotelero, es realmente útil para hacer la asignación de habitaciones que deben estar disponibles. Eso se hará de manera automatizada, por supuesto. Y mientras está llegando el cliente, puedes incluso ofrecerles servicios adicionales como transporte o una actividad”. De esta manera comenzaron a explicar Juan Carbajal y José Álvarez de Perea las tendencias que parecerían llegar a la industria de manera inminente.

Entre las novedades que ambos expertos vislumbran para un futuro no muy lejano, también aparecen el reconocimiento facial para automatizar los check in (tecnología que ya está disponible en muchos dispositivos); internet de las cosas para el control domótico de las habitaciones (o sea, las interfaces que convierten a un ambiente en smart, acomodando las preferencias a la persona que lo habita); y chatbots, que interactuarán con los visitantes en el destino o para planificar los viajes en sí mismos.

De esta manera, la primera apreciación notable que se puede realizar es que, según lo indican los factores, la industria pasará a tener como factor principal la personalización de un viaje hacia el turista, teniendo en consideración sus características, gustos, preferencias y hábitos como motor. Así, por ejemplo, un agente de viajes o una empresa en particular podrán recomendar diversas actividades al pasajero, basándose en sus horas de sueño, entre otras cosas, según destacan los españoles.

Además, más allá de la transformación digital, también serán factores primordiales los cambios en el comportamiento del viajero, la evolución de la distribución y las dinámicas cambiantes entre los canales de venta directos e indirectos. Según la información brindada, y más acá en el tiempo, también se estima que los proveedores turísticos deberán desarrollar estrategias avanzadas en marketing móvil para estar a la altura de un cliente cada vez más tecnológico que espera poder buscar y reservar fácilmente desde su teléfono, por ejemplo.

Instagram, la clave para decidir

Las tendencias en moda y estilo de vida son, probablemente, el factor más importante que aparece en las redes sociales: miles de millones de personas, compartiendo su día a día, embelleciendo momentos cotidianos en fotos retocadas hacen de estas plataformas la base central del consumo diario. De ahí, por ejemplo, los influencers, que son tomados como líderes de opinión en diversas temáticas. Por poner un caso, Instagram, la red social ideada para publicar fotografías y videos por excelencia, contabiliza más de 500 millones de usuarios que comparten una media de 95 millones de fotos y vídeos diarios. Y, según los expertos reunidos en Arabian Travel Market -llevado a cabo entre el 22 y el 25 de abril pasado, en Dubai-, esta red social es una de las nuevas tendencias para decidir un próximo viaje.

Según los datos, hoy en día los viajeros frecuentes entran en esta red social 28 días de cada mes buscando nuevas ideas y destinos, que recolectan de las experiencias de otras personas, tanto conocidas como extrañas. Esto va desde la fase de inspiración a la de reserva, que ya no confía en guías de viaje ni folletos con información desactualizada, ni siquiera en los mapas de papel para manejarse por su último destino de vacaciones. En su lugar, el turista dispone de acceso en tiempo real a redes sociales.

Terry Kane, representante de Facebook e Instagram para Oriente Medio y Norte de África, explicó cómo impacta esta última red social en la elección de un destino. “Hoy más y más usuarios empiezan su viaje en Instagram, buscando inspiración para su próxima aventura, un nuevo destino que visitar o el siguiente restaurante en el que cenar. Ver fotos, vídeos o stories les genera un sentimiento de querer estar ahí y vivir la experiencia que están viendo”.

“Ahora es más fácil que nunca buscar viajes antes de salir para encontrar nuevas ideas y destinos para explorar que están fuera de los circuitos habituales, permitiendo al usuario crear su propio viaje y experiencias individuales”, finalizó Kane.

Sabemos lo que buscás

La personalización de las experiencias mantiene un foco fuerte en la discusión del mañana: este método ya es tendencia en otros rubros como el del entretenimiento, donde las recomendaciones basadas en los consumos del usuario funcionan a gran escala. Fatin Said, director de Comunicación de Sabre Travel Network para Oriente Medio, se hizo eco de esto mismo durante el encuentro en Dubai: “Todos debemos reconocer cómo se pueden utilizar los datos de manera inteligente en el sector para conseguir una mayor personalización y cómo reclutar las tecnologías emergentes para mejorar la experiencia del viajero. Necesitamos trabajar para conseguir un ecosistema turístico menos fragmentado”.

“Están acostumbrados a productos y servicios personalizados de otras industrias y esperan un nivel similar de personalización, experiencia y flexibilidad. Piensen en Netflix: aproximadamente el 75 por ciento de lo que ve la gente sigue las recomendaciones basadas en algoritmos”, reconoció.

En sintonía a esto, según un estudio realizado por Sabre en Emiratos Árabes Unidos el pasado año, el 46 por ciento de los viajeros de la región está dispuesto a ser fiel a una marca si le ofrece ofertas personalizadas.

Otro estudio realizado por Sabre Labs sobre Tecnologías Emergentes 2018, dice que “cada vez más personas entienden que el negocio de los viajes es realmente un negocio tecnológico. Incluso el viaje más simple genera grandes cantidades de datos. Recopilar, indexar y comprender esa información y cómo aplicamos ese entendimiento para mejorar la experiencia de cada viajero es lo que impulsará la verdadera innovación en todo el ecosistema de los viajes” y añade que “ya sea a través de la inteligencia artificial y el machine learning para automatizar y optimizar tareas, la capacidad contraintuitiva de ofrecer experiencias auténticas en forma digital o el uso de nuevos protocolos, como los registros distribuidos, que permiten que el viajero vaya al aeropuerto dejando su billetera y su documento de identidad en casa (a propósito), la tecnología va a transformar las experiencias de viaje”. Los viajeros del mañana, “tienen unas expectativas alimentadas por el acceso omnipresente a la información, la fluidez de las experiencias transaccionales y la personalización de ofertas cada vez más detallada. Las empresas tienen la gran oportunidad de comenzar a pensar en cómo hacer su marca lo suficientemente ágil como para interactuar significativamente con los viajeros del mañana.