El cielo no puede esperar
Poco a poco, la cuestión va ganando peso. Puja por ser tratada como corresponde y, más temprano que tarde, deberá ser tomada con la atención que se merece. Y si bien no es una problemática novedosa, hace por lo menos un año que está polulando en el día a día de la industria aerocomercial argentina.
De un lado del cuadrilátero, están los que sostienen que se busca llevar a cabo una política de “cielos abiertos”; mientras que del otro, es decir el gobierno de turno, desestiman de manera enfática la acusación. En el medio, miles de trabajadores impregnados de incertidumbre.
No se callan
A través de un comunicado de prensa, desde la comisión directiva de la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA) calificaron como “innegable” el avance de la industria aerocomercial del mundo a través de los grandes grupos monopólicos de la región. “Pretenden degradar las condiciones laborales de los trabajadores a cambio de bajar los costos, transformando a los trabajadores en una simple variable que puede ser sacrificada en cualquier momento”, manifiestan.
Asimismo, afirmaron no desconocer “el lobby y presión que estos grupos empresarios ejercen sobre los Estados para llevar adelante sus negocios, sin importar el daño o impacto que su desembarco genera en la industria nacional”.
Y agregaron: “Estos nocivos intereses empresariales no pueden ingresar sin la convivencia de funcionarios o lobbystas nacionales con intereses particulares, que por acción u omisión, permiten el libre desembarco de esta industria, ajustando a conveniencia de ellas las políticas, normas y regulaciones”.
Alejandro Botana, quien preside UALA, remarcó a la prensa que los entes administradores de la actividad, como la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), y sus organismos de control, se encuentran fomentando concesiones y resoluciones a empresas extranjeras, entre las que se encuentran Sky, Latam, Copa, Avianca-Taca, Air Europa, American Airlines y Gol.
“Esto promueve una pseudo liberalización y apertura de los mercados de manera indiscriminada a través de códigos compartidos y acuerdos bilaterales sin contar con la lógica de reciprocidad y equidad necesaria”, concedió, y agregó: “El estado Argentino y sus áreas de acción no pueden permanecer inactivas ante esta realidad externa e interna”.
“Vemos que la liberalización de la actividad, las políticas de cielos abiertos y banderas de conveniencia, la libre migración de matrículas y licencias, degrada y pone en riesgo todas las conquistas y condiciones laborales de los trabajadores, así como expone a los pasajeros por la consecuente afectación de la seguridad que este estilo de liberalización propone”, concluyó Botana.
La previa
Previo al vuelo que reinauguró la aerolinea de bandera entre Buenos Aires y Río Cuarto, (Córdoba), APLA -Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas- emitió un comunicado expresando su descontento con respecto a lo que ellos evalúan como un panorama desalentador: “La actividad aerocomercial en el país se encamina a una crisis profunda y los únicos ganadores parecen ser los grandes grupos transnacionales en perjuicio de los trabajadores argentinos”.
Por otra parte, el texto acusó que el futuro de la aviación comercial nacional está en juego. “Tanto en Andes, Aerolíneas Argentinas, LAN Argentina, American Jet, la aviación general o en cualquier otro sector, todos los pilotos vemos nuestro futuro amenazado en el país”.
En sintonía con sus colegas, UALA también despachó un documento en el cual exigía “el diseño de un plan integral aerocomercial que contemple e incluya a todas las Empresas Aéreas Nacionales, permitiendo el crecimiento genuino de cada una de ellas, en pos del desarrollo Profesional y Laboral de los Trabajadores que las componen”.
Volviendo a Botana, en aquella ocasión, entre otras cuestiones, dijo: “Los primeros y los más damnificados en toda esta historia somos los que trabajamos en Austral, porque hace rato que queremos volar a destinos del exterior, tenemos rutas internacionales y no las cumplimos”.
No obstante, expresó que “Austral no tiene problemas en competir con nadie, pero que nos suelten las manos y que nos den apoyo para traer la parte de tripulantes que nos faltan, traer más aviones y hacer un desarrollo en base a eso. Yo voy a acompañar a APLA en todo lo que tenga una lógica, pero en una lógica mucho más amplia y que no solamente nos vamos a acotar a AR propiamente dicha. Todos somos argentinos y todos tenemos que crecer y competir contra cualquier aerolínea que quiera venir”.
No es de ahora, esto viene de antes
La contienda sobre los cielos abiertos no es nueva, obvio. Pero acá, en nuestro país, tuvo un interesante capítulo hace un año, cuando el color político aún no era amarillo. Resulta que en octubre del 2015, Air France puso en práctica un durísimo ajuste, con el cual se desprendió de 2900 trabajadores. Aquel acontecimiento provocó la inmediata reacción del titular de APLA, Pablo Biró. “Prometieron que esta medida mejoraría la conectividad y los precios, pero no funcionó. Hoy Europa tiene pronóstico reservado”, aseveró el gremialista.
Relacionando al conflicto que se libró en el país galo, el dirigente se remontó a su enfrentamiento contra la Aerolineas del Grupo Marsans: “Quedó clarísimo que los cielos abiertos sólo favorecieron el crecimiento de los lugares rentables. A los que no lo fueron, los hicieron funcionar con subsidios encubiertos de los municipios”.
Aprovechando la situación, Biró disparó: “No hay que olvidar que, con los cielos abiertos, también prometieron que iba a bajar el precio promedio de tarifa del usuario. Esto era, y es, completamente incomprobable, sobre todo teniendo en cuenta un contexto internacional donde Estados Unidos, por ejemplo, ha subsidiado líneas aéreas con miles de millones de dólares para paliar la crisis”. Además, sostuvo que cuando se permite que el mercado sea el sanador de todo, “el sistema colapsa y el Estado pierde soberanía, es decir, se diluye la capacidad de generar beneficios económicos con un alto impacto territorial positivo”.
La palabra oficial
En medio de lo que fue la ya citada reinauguración del vuelo Buenos Aires-Río Cuarto, Guillermo Dietrich, ministro de Transporte de la Nación, le expresó a los medios presentes que “no hay políticas de cielos abiertos en Argentina, lo que hay es un país que respeta las leyes, que se conecta con el mundo, que por ejemplo la semana pasada Lufthansa, que cumplió 60 años volando al país, nos dijo que la ruta Buenos Aires-Frankfurt, que estaba en el ranking 80 en las rutas de Lufthansa, ahora está en el puesto 18”. Por otro lado, sostuvo que apuntan a ser un país donde “las líneas extranjeras quieren venir más, donde Aerolíneas creció casi un 10 por ciento en lo que va del año, donde LAN también creció, donde se está desarrollando el mercado aerocomercial, donde hay compañías extranjeras que quieren instalarse en Argentina, generar mano de obra local y que el mercado aerocomercial de Argentina crezca”. Asimismo, anticipó que hay empresarios que han estado conversando con el gobierno para invertir en el sector, para que de esta manera pueda crecer la actividad aerocomercial. “Las empresas que vengan deben respetar las leyes locales”, aclaró.
El método Dietrich
El ministro de Transporte, con la intención de disipar cualquier tipo de interrogantes con respecto al futuro de la actividad aerocomercial local, estipuló que hay una suerte de plan estratégico y coordinado para duplicar los vuelos de cabotaje.
Según el funcionario, hay tres puntos a tener en cuenta: uno la infraestructura aeroportuaria, la segunda los controles aéreos y la inversión en tecnología.
“Estamos atacando los tres puntos”, reconoció y agregó: “El primero con una inversión de mil millones de dólares en estos cuatro años, que es el cuádruple de lo que se invirtió en igual período. Estamos con obras en varios aeropuertos del país”.
El segundo elemento, aseguró Dietrich, corresponde a los controladores, “donde después de muchos años, de idas y vueltas, creamos la empresa estatal EANA. Fue una buena iniciativa que dejó el kirchnerismo y ahí quiero destacar al ex ministro Florencio Randazzo, que tuvo visión en eso y con la gente que trabajó, seguimos trabajando nosotros.
Demuestra que con diálogo se puede avanzar en algo beneficioso para la gente”.
Por último, el funcionario expresó: “Tenemos una inversión de 122 millones de dólares en los próximos dos años para cambiar ILS, sistemas de radio ayudas, todo lo necesario para el desarrollo de nuestro mercado".
“Una locura”
La bomba explotó y las esquirlas se sintieron. El jueves por la noche, APLA y UALA, los dos gremios mayoritarios de pilotos, decidieron iniciar un paro de actividades en las empresas Aerolíneas Argentinas y Austral.
La medida, que se extendió hasta el mediodía del viernes, fue tomada luego de que se venciera la conciliación obligatoria que había establecido el Ministerio de Trabajo entre los sindicatos y la parte gerencial.
En diálogo con Radio Mitre, Isela Costantini, CEO de AR, afirmó: “No esperábamos este paro. Venía trabajando con los gremios de forma honesta, transparente. Ni siquiera me pude sentar a la mesa para negociar las paritarias”. Y expresó: “Los demás gremios no adhirieron a esta locura, porque realmente está la mesa del diálogo”. Alrededor de 18 mil son los pasajeros que se vieron afectados, que equivalen a unos 3 millones de dólares.
También en diálogo con la prensa, Felicitas Castrillón, gerente de relaciones institucionales, aseguró: “En enero iniciamos una gestión basada en el diálogo y en acercar a las partes compartiendo la información a todo nivel acerca de cómo estaba la compañía. Este sorpresivo corte de diálogo es un poco frustrante”.
Recomendado para vos