Del sueño a la pesadilla
La historia no va a ser muy benigna con el fabricante norteamericano de aviones, Boeing, cuando se refiera a su última innovación tecnológica, el B787, conocido como Dreamliner. Si bien todo puede llegar a quedar como una anécdota más en su corta historia de vida, los inconvenientes surgidos en algunas de estas aeronaves entre diciembre y enero obligaron a ponerlos fuera de servicio, tanto en los Estados Unidos como en la Unión Europea.
El avión entró en servicio a finales de 2011 con un retraso de tres años con respecto a su calendario oficial por problemas en la cadena de suministro global, aunque ha sido un éxito entre sus clientes. Concretamente, Boeing cuenta con pedidos para 870 Dreamliner. En ese momento la firma norteamericana lo presentó como el futuro de la aviación: un avión de pasajeros de tamaño medio con una eficiencia energética sin precedentes.
Lo que lo hace único
Construido enteramente con materiales compuestos, el B787 está diseñado para ofrecer una nueva experiencia en viajes y un ahorro económico sin precedentes para las compañías aéreas, gracias a su bajo consumo de combustible y emisiones contaminantes.
El Dreamliner es considerado como un avión totalmente nuevo, no sólo por las innovaciones incorporadas en su construcción, sino tamién por los nuevos estándares de eficiencia y por brindar más comodidades a los pasajeros. Se trata del primer avión de capacidad media que puede volar rutas de largo alcance de hasta 15.200 kilómetros, lo que permite a las aerolíneas explorar nuevos mercados con vuelos más directos y sin escalas.
Los materiales compuestos con los que se fabrica reducen el peso en relación al Airbus A330 en 15 mil kilos, sumado a su avanzada aerodinámica, novedosos sistemas eléctricos y a una nueva generación de motores, hacen del B787 la aeronave más eficiente y con los costos operativos más bajos. Estas ventajas permiten al fabricante norteamericano ofrecer un producto capaz de proporcionar ahorros a las aerolíneas gracias al bajo nivel de consumo de combustible (20% menos que los actuales aviones).
Pero no sólo las aerolíneas se benefician con esta nueva aeronave. Los pasajeros disfrutan de un ambiente interior más amigable con un aire más limpio, mayor humedad y una menor altitud de cabina, lo que les permitirá llegar más frescos y descansados a sus destinos. Además, posee ventanas más grandes y persianas electrocrómicas, así como compartimentos para el equipaje más grandes e iluminación LED.
Por sus prestaciones e innovador concepto, el B787 Dreamliner capturó el interés de gran parte de las aerolíneas, siendo el primer avión de la historia en convertirse en un éxito de ventas mucho antes de su entrega.
No todo son rosas
Desde septiembre del 2011, cuando la empresa All Nippon Airways, ANA, recibía el primero de los 787 en el mundo al día de hoy, y ya lo han obligado a someterse a una exhaustiva revisión debido a algunas fallas que llamaron la atención de usuarios, medios y las mismas empresas.
El primer incidente tuvo lugar en febrero del 2012 cuando el constructor estadounidense anunció la existencia de problemas con la estructura del soporte del fuselaje de algunos de sus aviones. Boeing señaló la existencia de un problema con las cuñas que se utilizan para cubrir huecos en las juntas de la estructura de apoyo en la parte de delante del fuselaje del avión.
E 4 de diciembre del 2012 un vuelo de United Airlines debió hacer un aterrizaje de emergencia en Nueva Orleans debido a un problema eléctrico; pocos días más tarde, el 13 de diciembre, Qatar Airways dejó en tierra uno de sus aviones 787 luego de que varios defectos de fábrica causaran problemas eléctricos.Ya en enero (el 7) de este año un avión de Japan Airlines sufrió un pequeño incendio de origen eléctrico luego de aterrizar en Boston procedente de Tokio y al día siguiente la empresa canceló un vuelo entre Boston y Tokio luego de la fuga de 40 galones de combustible.
El 9 de enero ANA canceló un vuelo de un Dreamliner desde Yamaguchi a Tokio debido a problemas con los frenos y el 11 reportó una pequeña rotura en la ventanilla de la cabina de vuelo en el lado del piloto, sin problemas para los pasajeros y tripulantes del vuelo que cubría la ruta entre Tokio y Matsuyama, sin embargo, el vuelo de regreso fue cancelado. La misma línea aérea informó que otro Dreamliner, volando entre Haneda y la sureña prefectura de Miyazaki, experimentó un retraso debido a una fuga de aceite en un generador dentro de un motor.
El último de los incidentes fue el 15 de este mes, también con ANA, cuando el vuelo NH 692 proveniente de la ciudad japonesa de Yamaguchi Ube fue forzado a aterrizar poco después de despegar debido a problemas en su batería, lo que motivó que ésta decidiera dejar en tierra a sus 17 aviones 787, actitud que fue imitada de inmediato por Japan Airlines, suspendiendo los vuelos de su flota de siete aparatos.
El presidente de Boeing, Jim McNerney, emitió un comunicado en el que subraya que “la seguridad de pasajeros” de Boeing es su “más alta prioridad” e insiste en que la compañía dará “todos los pasos necesarios en los próximos días” para garantizar la seguridad de este modelo de aviones.
Acción en cadena
El 16 de enero la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) tomó la misma decisión y ordenó la suspensión de todos los vuelos del Dreamliner en el país. En tanto, la aerolínea LAN informó que de acuerdo a la recomendación de la FAA y en coordinación con la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC), suspenderá temporalmente la operación de sus 3 aviones Boeing 787 hasta que la autoridad defina las acciones requeridas para esta flota. Indicó que los vuelos realizados por la flota Boeing 787 serán operados por otros aviones de la compañía, con el objetivo de mitigar el impacto que esta situación pueda ocasionar.
Finalmente el 17 de enero la FAA lanzó una prohibición mundial de vuelo sobre todos los Boeing 787 Dreamliner, aplicando una medida muy dura si se tiene en cuenta que las investigaciones sobre las baterías podrían durar semanas.
¿Problema de baterías?
Las baterías de ion-litio fueron las causantes de dos de esos incidentes y ya desde el 2007, la FAA había expresado su preocupación por la instalación de estas baterías a bordo de los 787 por su conocido problema de que pueden sobrecalentarse y provocar detonaciones o incendios.
En Japón, los investigadores que la Oficina de Aviación Civil y de la Comisión de Seguridad se concentran en el examen de la batería, fabricada por la empresa japonesa GS Yuasa, e integrada en un equipo eléctrico diseñado por el grupo francés Thales. “La batería muestra anomalías visibles a simple vista, pero el sistema eléctrico es complejo y exige otras investigaciones”, precisó Kajiyama. “No sabemos si el problema procede de la batería en sí o del sistema eléctrico en el que está integrada”, indicó una portavoz del subcontratista. “Es imposible predecir cuánto tiempo durará la investigación, ya sea en días o en semanas, ya que hay que estudiar todo el sistema y GS Yuasa no es el único actor implicado”, agregó.
“Un recalentamiento puede estar ocasionado por la instalación eléctrica y no proceder de un defecto de la batería”, confirmó Tatsuo Nishina, especialista en baterías de la universidad de Yamagata. De hecho, “si el dispositivo está diseñado por gente que no conoce el mecanismo de las baterías litio-ión, puede causar problemas”, insistió Nishina.
Algunos expertos sugieren que debido a que éstos son los primeros aviones de dicho modelo que se fabrican, no es anormal que tengan problemas.
Boeing admite que hay inconvenientes, pero hasta ahora decía que son típicos de aviones nuevos y que espera solucionarlos pronto. Es algo que comparten los analistas, pero no descartan nuevos incidentes conforme más aviones vayan entrando en servicio, tal y como sucedió con el A-380 de Airbus.