La noche empezó a asomar cuando hombres y mujeres, jóvenes y no tantos, comenzaron a sentarse en las gradas. Ante ellos: el escenario. Modelos y músicos corrían en bambalinas, mientras los técnicos probaban sonido y ultimaban detalles.
Así fue como las luces se apagaron y el show dejó de hacerse esperar. Con poncho sobre sus hombros salieron los bailarines de malambo y, con ellos, unos chicos que hacían breakdance.
El mix de lo folklórico con algo muy distinto a estas pampas fue algo que tiñó la primera noche de espectáculos en el Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), que se realiza hasta el domingo en la ciudad de Buenos Aires.
Tonolec, con sus sonidos toba y electrónicos, cantaron mientras el Ballet de Danza Contemporánea de la Nación los acompañó. Lo mismo pasó cuando salió a las tablas el Quinteto Ramiro Gallo: bailarines hicieron suerte de actores y dieron un mini sainete para sorpresa del público.
Pero, claro, se trataba de un desfile, así que las y los modelos salieron para mostrar lo mejor de las colecciones locales y del trabajo de Identidades Productivas, un programa de la Secretaría de Cultura de la Nación que tiene por objetivo fomentar las economías regionales y reforzar la diversidad cultural de todo el país.
Entre tacones, ponchos y cuero -con líneas más autóctonas pero también futuristas- pasaron por la atípica pasarela diseños de universitarios y de