Se estimaba que esto podía pasar y pasó. El caso más significativo es Florianópolis en donde se ven pocos argentinos en las playas y en los hoteles de la zona. Argumentan que la principal causa de esto es la restricción al cambio de moneda, según informó Clarín.
Y fuentes de la Policía Rodoviaria lo confirman: cayó entre un 25% y un 40% la llegada de argentinos.
En el Dionisio Cerqueira, un cruce en el límite noroeste entre Argentina y Brasil muy utilizado por los que llegan desde el Litoral, este fin de semana entraron un 25% menos de vehículos respecto del año pasado. El sábado ingresaron 1.340 autos particulares y micros, cuando en 2012 habían pasado por la frontera más de 1.800 autos.
Para Angelo Osorio, de la Policía Rodoviaria ubicada en el límite entre las ciudades de Rivera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil), un lugar por donde pasan muchos porteños que usan el cruce Colón-Paysandú desde Entre Ríos, “hay un 70 % menos que hace cinco años, cuando fue el pico”. Del año pasado a éste, calcula un descenso de turistas “hermanos”, como les dicen a los argentinos, del 50%, “porque ya en 2012 vinieron menos”. En la misma línea, Alessandro Castro, vocero de la Policía Rodoviaria, confirma: “Según una observación de los policías del cruce de Uruguayana, la reducción de vehículos argentinos respecto del año pasado es del 40%”. La frontera de Paso de los Libres y Uruguayana es una de las más utilizadas por los que viajan desde el norte y centro del país.
“Este año hay muchos menos argentinos que hace cinco años. En la calle, se ven muy pocas patentes, las que hay son todas brasileñas”, dice Enrique Berduc, de 43 años, que llegó en auto para pasar fin de año con su familia en la playa Ingleses y tuvo dificultades para conseguir reales al precio oficial. Lo mismo cuenta María, instalada en Praia Brava con su marido y sus hijos: “Siempre estamos rodeados de argentinos y, esta vez, son brasileños”. Su hija cuenta que, este año, sus amigos cambiaron Floripa, adonde iban todos los veranos, por Pinamar.
Otros argentinos están de acuerdo en que en esta temporada hay menos compatriotas. Hace seis años que Ariel (33), santafesino, elige Florianópolis para vacacionar y asegura que “no hay nada de argentinos”. También recuerda que hace tres años esperó cuatro horas en la aduana de la frontera para cruzar en auto y que este año tardó “diez minutos”. Su mujer encuentra los motivos de esta caída en la incertidumbre monetaria: “No está claro el mensaje, en los bancos no saben nada, en la AFIP tampoco. No sabés hasta que llegás si podés pagar con tarjeta o si va a pasar algo”. Ellos, que vinieron en un grupo de siete personas y alquilaron un departamento, no pudieron comprar reales, pese a tener la autorización oficial, “porque en los bancos no había”.
Guillermo Luna (38), cordobés y de vacaciones con sus familia, coincide: “Mi mujer y yo, los dos, hicimos todos los trámites y conseguimos la autorización de la AFIP para comprar una semana antes del viaje. Pero ningún banco te vende. Te mandan a una casa de cambio grande, que vende más caro, un real a $ 3,10. En el paralelo se consigue, pero a $ 3,60 o $ 3,70”. Lorena, su mujer, aporta que otros amigos iban a venir, pero por la incertidumbre “se quedaron en Córdoba. Nosotros ya teníamos los pasajes desde mitad de año, si no lo pensábamos dos veces”.
Según el Diario Catarinense, en Camboriú también hay un “retraso” en el arribo de los turistas, que desde el sector hotelero atribuyen a “la crisis argentina”. Valdir Walendowsky, presidente del Ente de Turismo de Santa Catarina, el estado al que pertenece Florianópolis, es más cauteloso con los números y estima un descenso del 10% en la cantidad de turistas. Pero igual proyecta una buena temporada: calcula el arribo de 350 mil argentinos.

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