¿Turismo en la Antártida?
El tema es presentado tangencialmente por las autoridades del Ministerio de Defensa, que supeditan la decisión a una discusión futura, con muchos protagonistas sobre la mesa.
El Tratado Antártico ordena las tareas de cooperación científica internacional como única actividad por parte de las naciones que reclaman soberanía sobre los territorios ubicados por debajo de los 60° de latitud sur. Sin embargo, más allá de la irreprochable convivencia entre las bases de distintas banderas, los países presentes en el continente blanco no dejan de potenciar apuestas con la mira en el día en que el reparto de territorios se haga realidad. Y en ese juego, valen tanto los hallazgos científicos como la presencia constante y numerosa de población y hasta las acciones de márketing y la promoción de las virtudes turísticas del inhóspito lugar.
El recital del grupo Metálica, en la base militar argentina Carlini, le ganó en repercusión a la frustrada competencia de resistencia en la nieve del príncipe Harry de Inglaterra, suspendida por el agotamiento de los participantes. La explotación turística surge como una alternativa obvia. El tema es presentado tangencialmente por las autoridades del Ministerio de Defensa, que supeditan la decisión a una discusión futura, con muchos protagonistas sobre la mesa.
El titular de la Dirección Nacional del Antártico, Mariano Memolli, pone en su lugar una alternativa que entusiasma a muchos: “La posibilidad de generar recursos con el turismo es válida, lo que no se debe hacer es supeditar las tareas en la Antártida a su éxito comercial”, explica el funcionario del organismo dependiente de la Cancillería. La apuesta pasaría más por promocionar la presencia nacional en el territorio que por hacer grandes negocios
Desde el gobierno consideran que el múltiple desarrollo de investigaciones obliga a todos a mantener sus dotaciones activas, un proceso que resulta mucho más costoso para los países del hemisferio Norte con presencia en la Antártida.
Con la mirada puesta en el mismo objetivo final, se mantiene una escuela y la presencia de familias en la base Esperanza. Ocho argentinos nacieron en el continente antártico, un argumento más para presentar a futuro.
Lejos de los golpes de impacto, la “guerra” científica se centra por estos años en las patentes. “Es la actual fiebre del oro en la Antártida”, explican desde el Gobierno. Allí el rival principal es Estados Unidos, que intenta trabar los descubrimientos de otras naciones mientras potencia los propios. Así sucedió con el genoma de una bacteria descubierta por la Argentina años atrás, que podría generar importantes avances en la medicina.