El Gobierno de Boris Johnson anunció que ya no exigirá a los visitantes el test negativo y eliminará la cuarentena obligatoria.

Frente a la propagación de la variante ómicron en el mundo, una cepa más contagiosa pero a su vez menos letal, Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, expuso en el Parlamento que a partir del 7 de enero quienes ingresen a Inglaterra no tendrán que aislarse y no deberán realizarse un test de antígenos antes de viajar.

Por otra parte, el Gobierno inglés sustituyó la prueba PCR tras el ingreso por un test rápido, que tendrá que realizarse en un plazo no mayor a los dos días. Si es positivo, los viajeros tendrán que recurrir a un PCR; y en caso de estar vacunados no será necesario cumplir con una cuarentena mientras se espera el resultado.

"Ahora que la variante ómicron es tan dominante, estas medidas sólo tienen un impacto limitado en el aumento del número de casos, mientras que siguen causando costes significativos a la industria del turismo", sostuvo el funcionario. El primer mandatario británico sostuvo que la prueba previa que se exige actualmente desalienta la llegada de turistas, debido a que genera temor de quedar "atrapados en el extranjero e incurrir en un significativo gasto extra”.

Las restricciones actuales, que incluyen, entre otras medidas, el uso obligatorio de barbijo y la presentación del certificado de vacunación, permanecerán vigentes durante tres semanas y el 26 de enero volverán a evaluarse para determinar si pueden sufrir modificaciones.