El Inprotur diseñó un listado de curiosidades que hacen de este plato típico un ícono de la cultura nacional.

Las banderas, los papelitos, los cánticos y los abrazos de gol son algunos de los elementos que convierten la asistencia a un partido de fútbol en un evento característico de la cultura argentina. Y en la antesala de un fin de semana esperado por los fanáticos, marcado por el regreso del público a las canchas, es imposible dejar de mencionar a un manjar muy relacionado tanto con la previa de un encuentro deportivo como con la salida del estadio.

Se trata del choripán, parte del floclore argentino que se extraña cada vez que se visitan tierras lejanas. Un sabor inconfundible que es posible encontrar no sólo en restaurantes, sino también en una multiplicidad de puestos callejeros a lo largo y a lo ancho del país, que no entiende de edades, de contextos ni de estratos sociales. Es por eso que el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR) destacó ocho curiosidades de este ícono que forma parte del ADN argentino.

  1. Durante el siglo XIX, los gauchos se deleitaban con asados varios. Ellos, a diferencia de quienes vivían en las grandes ciudades, decidieron comer el chorizo con pan o galletas. Esta tradición resultó exquisita y cobró tal relevancia que conquistó el corazón del país entero.
  2. Recientemente, The Taste Atlas nombró al choripán como el cuarto sándwich más rico del mundo. La tabla confeccionada por la guía de viajes experiencial de comida tradicional incluye, además, un racconto de siete restaurantes recomendados para enamorarse de este icónico bocado de argentinidad.
  3. El ritual del asado cuenta con ciertas máximas que cualquier argentino debe conocer y respetar a rajatabla: el aplauso al asador, la picada previa, el vino o fernet para acompañar y, por supuesto, que el chori es lo primero en salir de la parrilla. El motivo es que su cocción es mucho más rápida que la del resto de la carne, pero lo cierto es que este evento gastronómico no se da por inaugurado hasta que se prueba el primer bocado de choripán.
  4. Es cierto que la carne es la esencia de un buen choripán, pero el acompañamiento también es clave para disfrutar de este manjar. La textura suave y crocante del pan marida a la perfección con la piel crujiente del chorizo. Es real que existen alternativas increíbles, pero el más tradicional lleva pan francés.
  5. En Argentina, hay tantas variables de salsa como habitantes, pero los puristas aseguran que hay dos que no pueden faltar: el chimichurri (oliva, vinagre, perejil, pimentón, orégano, ají molido, ajo, cebolla) y la criolla (cebolla, tomate, morrón, aceite, orégano y vinagre).
  6. El chori es tan versátil que, lejos de llevar en su esencia la necesidad de que el comensal se siente a degustarlo, habilita la dinámica de probarlo de parado. Un clásico que no puede dejar pasar cualquier turista en Argentina es continuar la jornada con sándwich en mano. Su cultura popular y callejera enamora hasta los viajeros más exigentes.
  7. En el país se conoce como "bajón" a la comida que se ingiere después de una noche agitada, y en Buenos Aires el choripán encuentra su lugar en el momento justo. No es casual que muchos de los puestos callejeros de este bocado nacional se ubican casualmente en la misma locación que la mayoría de las discotecas de la capital: la costanera del Río de la Plata. Por ese motivo, cuando termina la noche y salen los primeros rayos del sol, el choripán es la energía que los jóvenes porteños (y del mundo entero) eligen primero.
  8. No hay cifras oficiales con respecto al consumo per cápita, pero se estipula que más de 500 millones de choripanes alegran el paladar del país entero cada año, es decir, alrededor de 15 choripanes por persona.