La prohibición de volar y la ausencia de ventas condenan a la aeronave, cuya producción quedará en pausa hasta que se solucione la crisis.

Los dos accidentes mortales que involucraron al modelo 737 Max fueron el puntapié inicial para la imposibilidad de volar por parte de las autoridades, por lo que el fabricante norteamericano decidió suspender la elaboración del avión que se ubicó en el centro de la polémica.

La compañía explicó en un comunicado que la interrupción regirá a partir de enero del año que viene. La decisión afectará no solo al sector aeronáutico, sino también a la economía estadounidense, debido a la magnitud de la compañía.

Boeing cuenta al menos con 400 aviones 737 Max almacenados a la espera de la certificación que les permita volar. “Continuaremos evaluando las decisiones de producción en función de los plazos y las condiciones de retorno al servicio”, sentenció la empresa.