En ese 2010, asumió como Ministro de Turismo Enrique Meyer, que completó durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner una de las gestiones mas largas al frente de la cartera de Turismo nacional (agosto 2003-diciembre 2015). La anterior había sido de Francisco “Paco” Mayorga, que en aquel entonces, durante la presidencia de Carlos Menem, impulsó la jerarquización de la  Dirección Nacional de Turismo a Secretaría de Estado.

Coincidentemente en ambos períodos el trabajo conjunto del sector público con el sector privado fue ampliamente fructífero para el turismo vernáculo.

Durante la gestión de Francisco Mayorga se logró por primera vez crear una identidad nacional bajo el slogan “El país de los seis continentes”, intentando así mostrarle a los viajeros del mundo las diferentes geografías de nuestro país.

Durante la gestión de Enrique Meyer se creó la Ley Nacional de Turismo, y se alcanzó un alto grado de capacitación en conjunto con la actividad privada, logrando mejorar la calidad de los servicios y los destinos turísticos. Además se logró una exposición de la Marca País Argentina a nivel mundial como nunca antes se había logrado.

Pero claro, para que la actividad turística fuera sustentable hacía falta voluntad política y ambas presidencias actuaron en consecuencia a la apuesta que estaban haciendo por la misma.  

"La degradación del Ministerio de Turismo a Secretaría de Goberno puede ser el menor de los males, pero no por ello menos decepcionante"

Más allá de los esfuerzos del hoy Secretario de Estado, Gustavo Santos, por hacer entender a la Administración Macri de la importancia de la actividad turística en el desarrollo de las economías regionales, la voluntad del Presidente y la de su círculo rojo no fue la que el sector privado esperaba. 

Después de tantos años de trabajo mancomunado entre el sector público y el sector privado la degradación del Ministerio de Turismo a Secretaría de Gobierno puede ser el menor de los males, pero no por ello menos decepcionante.

En el año 2002 la actividad turística fue uno de los principales motores para que la Argentina volviera a recibir dólares de un pasajero foráneo, que encontraba en nuestro país una alternativa turística económica, producto de la devaluación asimétrica realizada en ese momento, e inconmensurablemente atractiva. 

Esto permitió a los destinos turísticos generar trabajo y producir riqueza para su región, ayudando a paliar rápidamente la situación de crisis que el país atravesaba en aquel entonces. 

16 años después la historia está a punto de volver a repetirse y las necesidades de divisas extranjeras vuelven a ser tan acuciantes como en 2002, sin embargo la administración Macri no alcanza a ver de manera definitiva el importante aporte que el sector turístico podría hacer a las alicaídas arcas de nuestro país. 

En forma pública y privada los empresarios y sus instituciones, y también los funcionarios provinciales, se manifestaron en contra de la medida  del presidente Macri, y a pesar de que la palabra turismo es cada vez más mencionada en los discursos oficialistas nada cambió.    

Tiempo de crisis es tiempo de oportunidades. Hoy los que conformamos la gran familia turística vemos que esta es otra oportunidad perdida.