El subsecretario de Turismo de Entre Ríos habló con Mensajero luego del fallo del Tribunal de La Haya sobre el litigio entre el gobierno uruguayo y el argentino por la planta de celulosa. El impacto sobre la actividad turística y la posibilidad de que se instalen nuevas pasteras en la zona.

“[…]Uruguay no informó los trabajos proyectados antes de autorizar la construcción de Botnia y […] la Corte considera que Uruguay no tenía derechos ni de autorizar la construcción ni de construir las plantas ni la terminal portuaria.
[…]El tribunal no ve nada que pueda sustentar las demandas de la Argentina en materia de contaminación visual y ambiental. […] La demanda relativa a los malos olores y a su impacto en el turismo no es de competencia de esta Corte, aunque estos olores puedan entrar en la contaminación atmosférica, pero la verdad es que la Argentina no dio pruebas”.
Estos son algunos extractos de la resolución del Tribunal de La Haya que dirimía el litigio entre el gobierno argentino y el uruguayo por la instalación de la planta de celulosa, donde establece que el país vecino violó el Tratado del Río Uruguay pero habilita a que la pastera siga funcionando. Según el fallo leído por el magistrado Peter Tomka, la cuestión turística no es competencia de esa Corte, aunque de todas maneras afirma que la Argentina no presentó pruebas suficientes al respecto.
Para conocer un poco más acerca de las repercusiones y el impacto que este fallo deja en el sector, Mensajero dialogó con el subsecretario de Turismo de Entre Ríos, Adrián Stur, quien aseguró haberse quedado “con un sabor amargo” luego de conocer la resolución.

¿Cuál es su opinión del fallo del Tribunal de La Haya?
Indudablemente que cuando uno plantea las cosas y se argumenta lo suficientemente bien, siempre la expectativa está puesta en que el fallo te favorezca. Si se plantea que Uruguay violó el Estatuto y violó todos los compromisos contraídos con la Argentina, evidentemente no podés esperar otra cosa que un resultado favorable. Entonces, obviamente te queda un sabor amargo porque esperás otra cosa.

La consejera legal de la Cancillería argentina, Susana Ruiz Cerutti, se mostró satisfecha con el fallo, ¿qué aspectos podría resaltar como positivos?
Argentina no podía participar en casi ninguno de los controles que se hacían y las decisiones que se tomaban en el marco de la planta. El fallo ahora habilita que la CARU, que es la Comisión que rige sobre el Río Uruguay,  tome las riendas del control y obligue a Uruguay y Argentina a establecer cuáles serán los parámetros y de qué manera se van a hacer esos controles. Además, también controlará las emanaciones que se hacen al aire.
Lo beneficioso también es que la idea de Uruguay de instalar cuatro plantas nuevas se desvanece por completo; no van a volver a violar el tratado por el impacto que esto significaría a nivel internacional.

¿Cuál es el impacto en el sector turístico?
El fallo no afecta en forma directa al Turismo de la provincia en su conjunto. Sí hubo un impacto importante en Gualeguaychú al comienzo porque las inversiones se demoraron un poco. Hubo mucho temor por lo que podía ocasionar la planta pero con el correr del tiempo las inversiones han regresado.
Evidentemente siempre es un peligro tener una planta de celulosa tan cerca de una ciudad -está a menos de 50 kilómetros- y es un riesgo latente de posibilidades de contaminación al río, de impacto sobre la flora y la fauna y las emanaciones gaseosas y la lluvia ácida que tiene elementos y partículas que afectan a la piel y a la respiración. Este tipo de situaciones se puede llegar a dar si no existe un control permanente y es un riesgo latente. Además, el fallo de La Haya deja la puerta abierta para hacer presentaciones futuras en el mismo momento en que se puedan determinar vestigios de que se esté contaminando.
Obviamente impacta muy fuerte también en lo que es la imagen. De tener un perfil totalmente natural, ecológico, pasamos a tener un paisaje absolutamente modificado: hoy tenemos una planta enfrente, de un kilómetro por un kilómetro, que larga humo constantemente.

¿Este peligro latente y la contaminación visual se convierten en un nuevo impedimento a sortear al momento de promocionar el destino?
Es algo que venimos trabajando desde que están las pasteras. Es una imagen a la que lamentablemente uno se va acostumbrando. Obviamente tenemos que seguir difundiendo el destino y todas las posibilidades que tiene para el desarrollo turístico. Mal podríamos no hacerlo porque hay toda una población que vive -en gran parte- de eso.

¿Hay preocupación de la gente que quiere viajar a Gualeguaychú o de los prestadores de servicio?
De la que brinda los servicios sí, pero del potencial turista no. En general, en ninguna campaña se nos pregunta puntualmente por el tema de las pasteras, la gente no lo tiene muy en cuenta a la hora de elegir. Sí por supuesto los prestadores de servicios porque tienen el gran riesgo de perder su fuente de trabajo si sucediera algo. En líneas generales, no hay un impacto importante en el desarrollo de la actividad turística.

¿Qué postura esperan que tomen los ambientalistas que ya advirtieron que iban a continuar con el corte de ruta?
Es una situación muy difícil. Ellos están en una lucha que todos respetamos y que, en cierta forma, también hacemos propia porque se está luchando por la vida, por un medio ambiente saludable para las generaciones futuras, y no podemos estar en contra de eso. De lo que se está en contra es de los modos en los cuales se va gestando esa lucha.

¿Se vienen las pasteras en Corrientes?

Se dice que Corrientes está pensando en instalar pasteras en la provincia. ¿Cuál es su postura al respecto?
Vamos a manifestarnos siempre en contra de que esto suceda. Ojalá sea nada más que un comentario. Sería lamentable que ocurra por el impacto ecológico que esto tiene sobre todo en una provincia como Corrientes, que está queriendo vender turísticamente los Esteros del Iberá y vender lo ecológico y lo natural como uno de sus baluartes más importantes. Que esto vaya de la mano de la instalación de una planta de celulosa va absolutamente a contrapelo de lo que quiere vender esa provincia.