Una vez más Tucumán fue escenario del  encuentro de golf más importante de la región ya que se disputó la edición número 43 del Abierto de Golf del Norte y en la cancha Alpa Sumaj del Jockey Club de Tucumán se codearon algunas de las figuras más destacadas del país de esta disciplina.
El encuentro se realizó del 25 al 31 de mayo y participaron Andrés “Pigu” Romero, Eduardo Argiró, Miguel Guzmán, César Costilla, el reciente ganador de la copa Tres Diamantes en Venezuela Paulo Pinto, entre otros. Además, la competencia tuvo un condimento especial y fue una visita sorpresa de Ángel “Pato” Cabrera, el mejor golfista argentino de la actualidad y reciente ganador del Masters de Augusta, que por motivos de agenda no pudo jugar el torneo pero se acercó a las canchas de Yerba Buena para realizar la entrega de premios.
Durante esta edición la copa no quedó en casa como ya era tradición sino que Leandro Marelli, un santafesino de tan sólo 18 años logró superar al Pigu Romero y quedarse con el primer puesto.
Cientos de tucumanos se acercaron a la cancha de la Rinconada para vivir este campeonato y demostrar, una vez más, el auge que está alcanzando este deporte en la provincia. Tucumán se ha convertido, en los últimos años, en uno de los destinos ineludibles de Argentina para los amantes del golf ya que la excelente calidad de sus campos y servicios se supieron combinar colocando a la provincia entre los centros con más prestigio. Seis campos de primera categoría, cada uno de ellos con características especiales, hacen  de la práctica de este deporte en la provincia un desafío único para golfistas de cualquier nivel, sumado al imponente marco natural que envuelve a cada cancha.
Con frecuentes torneos -casi todos los fines de semana-, el golf se combina con el mejor turismo. El acceso a las canchas está habilitado a visitantes, principiantes y jugadores de bajo handicap, que encuentran una geografía que se adecua a cada nivel, bajo el abrigo infranqueable de los cerros. Estos prometen una estadía y práctica inolvidables, así como temperaturas óptimas durante todo el año. Jugar en canchas cargadas de historia o canchas en los cerros a más de 1.000 metros de altura, se convierte en todo un desafío para los amantes de este deporte.