“Gracias a Dios somos unos subdesarrollados, lo que nos evitará padecer la crisis” es la frase más repetida entre la burguesía de Rabat, la capital marroquí, en los últimos tiempos. El país, donde la actividad que más ingreso de divisas genera es el turismo, agradece no estar en el centro de la crisis y espera que el 2009 no sea tan malo como prevén los pronósticos mundiales.
De acuerdo a lo publicado por el diario español El País en los últimos días, el ritmo de crecimiento de Marruecos se volvería más lento en el próximo año pero no caería por debajo del cuatro por ciento.
Durante el 2008 el país africano creció un 6,2 por ciento según los últimos datos del Banco Mundial. En ese sentido, uno de los rubros que registró un mayor crecimiento fue el turismo ya que la llegada de turistas extranjeros aumentó un siete por ciento durante este año. La cifra alcanzada llega a los 7,7 millones de turistas, de los cuales más del diez por ciento proviene de su vecino: España.
Mientras tanto el 2009 se acerca con nubarrones igual que en el resto del mundo. De acuerdo a los datos del Banco Mundial, la economía de Marruecos crecería sólo el cuatro por ciento y no el 5,8 que figuraba en los presupuestos.
Las remesas que envían sus 3,5 millones de inmigrantes disminuyen ligeramente. Son la segunda fuente de divisas y, sobre todo, permiten subsistir a cientos de miles de familiares de los marroquíes expatriados. Y como para coronar un panorama enrarecido, la inversión extranjera cayó además este año un 17 por ciento. Sin embargo, el Estado y sus empresas públicas invertirán unos 12.000 millones de euros en infraestructura, comenzando por un tren de alta velocidad.