La inauguración de Hotelga 2014 fue sin dudas una de las más controversiales que se recuerden en los últimos tiempos, con notables contrastes en los dichos de cada interlocutor.

Y si bien para la foto todos se mostraron sonrientes y distendidos, las diferencias marcarán las agendas de acá al final del mandato de la administración CFK.

Desde el arranque el Presidente de FEHGRA, Roberto Brunello, sostuvo que “el sector privado debe tener una voz armónica para interactuar con el gobierno y para que esa voz sea armónica y federal, debemos despojarnos de actitudes egocéntricas”.

No todo el público presente entendió la dirección del mensaje claro y fuerte del dirigente, de hecho algunos hasta discutieron al posible destinatario de la crítica apuntando más al sector público que para el sector privado. Craso error.
De hecho el Presidente de la AHT, Carlos Montaldo, aseguró que “no hemos podido encontrar la solución de algunos problemas que preocupan a nuestro sector. Hemos participado en sucesivas reuniones con legisladores y autoridades a nivel nacional, acompañados muchas veces por el Ministerio de Turismo para transmitirles nuestras preocupaciones”, intentando crear un puente más allá de las diferencias.

Lo cierto es que los unos y los otros no desconocen que sus palabras son acertadas de acuerdo al cristal con que se mire la cuestión, porque tampoco deja de ser cierto que entre los propios empresarios no terminan de estar de acuerdo con los enunciados de sus dirigentes.

De todas formas el blanco apuntado fue la Cámara Argentina de Turismo, ente privado que nuclea entre otras instituciones a FEHGRA y AHT. Cosa de locos, no?, porque tienen voz y voto a la hora de discutir proyectos u objetivos en las oficinas de Piedras 383, lugar desde donde se trabajan muchos proyectos acordados entre el Ministerio de Turismo y la actividad privada.

Y aunque fuera cierto que la Cámara desoye a sus asociados, no resulta entendible para el hombre común que una institución del peso de la Cámara, que discute políticas de desarrollo turístico con el Estado, esté subordinada a los caprichos de sólo unos pocos dirigentes y deje de lado en sus decisiones a dos de sus socios con mayor incidencia en el sector turístico.

En tiempos democráticos como los que vivimos, pensar que un solo dirigente puede ningunear la opinión de la mayoría habla muy mal de los dirigentes, aunq