El martes pasado un Boeing 747-400 de Aerolíneas Argentinas no pudo decolar rumbo a Madrid debido a que el comandante dio parte de enfermo pocas horas antes de la partida.
Ante contingencias de esta magnitud las líneas aéreas prevén tripulaciones de reemplazo que se reprograman de la misma manera que la salida de los vuelos. Curiosamente una vez que el vuelo AR 1134 había sido reprogramado para las dos de la mañna del miércoles y con más de la mitad de los pasajeros con el chek in realizado, el comandante de reemplazo también dio parte de enfermo, excusándose y diciendo que no podía ser de la partida.
Una nueva postergación y el AR  1134  fue nuevamente programado para el día jueves, cuando finalmente partió rumbo al Viejo continente.
No es la primera vez que los pilotos de APLA hacen sentir el rigor sindical a los pasajeros de Aerolíneas Argentinas.
La renacionalización de la compañía fue una exigencia de los sindicatos nucleados en Aerolíneas Argentinas para continuar operando en un marco de paz social. El Grupo Marsans fue víctima en muchas oportunidades de la arbitraria  gestión de los pilotos de Pérez Tamayo o los técnicos de Ricardo Cirielli.
Hasta el momento los sindicatos aeronaúticos se habían mantenido encolumnados con el mensaje de la presidenta Cristina fernández y habían logrado una puntualidad en el servicio que rondaba lo asombroso, dado que nada había cambiado entre la gestión del Grupo Marsans y la gestión del ex intendente de La Plata, Julio Alak. Al parecer las nuevas formas de presión originadas en disgustos ováricos por la dirigencia de APLA vuelven a cuestionar si el verdadero problema de Aerolíneas Argentinas era el Grupo Marsans o los caprichos de algunos dirigentes sindicales que viven revolcándose en el pasado y no aceptan aggiornarse con el mundo de hoy. Tal vez, también, el malestar haya sido generado por un asado que compartieron el Ministro De Vido y Ricardo Cirielli para acercar posiciones y evaluar el futuro del servicio técnico de los aviones de Aerolíneas Argentinas y Austral.
Tal vez, sólo tal vez, algún día la administración Fernández de Kirchner entenderá que una línea aérea no puede manejarse sobrevaluando los caprichos de sus dirigentes sindicales.

Manuel Sierra
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