Semanas atrás sorprendió a varios compatriotas que estaban participando de la Feria de Turismo de Madrid -FITUR- ver al ex presidente del Banco Central de la República Argentina, Aldo Pignanelli, recorrer los pasillos de la expo e incluso pasar largo rato en el stand argentino charlando animadamente tanto con el ministro Santos como con los gobernadores de Misiones, Jujuy, Córdoba y Mendoza.

Históricamente para los políticos autóctonos, y entre ellos los economistas políticos, el turismo es una asignatura pendiente que recién en los últimos años comenzaron a rendir, aunque con diferente suerte. No porque la actividad turística en nuestro país sea nueva, sino porque su potencial económico para el desarrollo de las economías regionales se comienza a descubrir luego de la crisis de 2001, etapa de nuestra historia contemporánea en la que el turismo comenzó a cobrar una nueva dimensión por su capacidad de generar divisas a cambio de prestar un servicio que ya existía y que no era valorado debidamente ni por el sector público ni por el sector privado.

A pesar de ello, mucha agua pasó bajo el puente hasta alcanzar el status que hoy ostenta, y mucho es lo que le falta para alcanzar el nivel de países como España, Francia o México sin ir más lejos, porque el turismo en nuestro país no se encuentra instalado como tema cotidiano de discusión -sí sus aspectos vacacionales o recreativos, pero no su relevancia en la economía del país-. De ahí la sorpresa de la presencia de Aldo Pignanelli en Madrid.

Una vez más destaca que el federalismo de la actividad turística es más fuerte que cualquier grieta.

El resultado de su viaje fue una nota del economista publicada en un diario digital -Infobae- que queremos destacar porque tuvo mucha repercusión y porque desarrolla una mirada sobre la actividad que se acerca bastante a la realidad que muchos sostenemos históricamente. Que una personalidad de la política, como Pignanelli, le dedique parte de su tiempo a pensar y escribir acerca del turismo en Argentina debería entusiasmar al sector pensando que tal vez, solo tal vez, sea el puntapié inicial para que otros investiguen y se sumen para darle a la actividad turística la importancia que debería tener, mas allá de las estériles discusiones políticas que provoca la inmutable grieta.

En su nota el ex presidente del Banco Central reflexiona acerca del aporte que los 84 millones de turistas que visitaron España le dejaron a sus arcas, y dice que “este gran flujo de turistas dejó un superávit de más de cien mil millones de euros, que representa casi el 10% de su economía. Esto último permitió un crecimiento de su PBI; España es hoy la que más crece en la comunidad económica europea”. Y aclara que para eso se necesita un modelo económico y social que permita crecer y mejorar la distribución del ingreso y “el turismo, la industria sin chimeneas, puede ser de gran ayuda”.

La visión de Pignanelli tampoco escapó a la faz política cuando dice en su nota que “junto al ministro Gustavo Santos, los gobernadores Gerardo Morales, de Jujuy; Alfredo Cornejo, de Mendoza; Hugo Passalacqua, de Misiones y Juan Schiaretti, de Córdoba, más funcionarios del gobierno nacional, todos juntos, peronistas, radicales y PRO, tirando todos del mismo carro”; lo que una vez más destaca que el federalismo de la actividad turística es más fuerte que cualquier grieta. Para finalizar un pensamiento de Pignanelli que no tiene desperdicio cuando sugiere que “Argentina es hermosa y viable, sólo educando al soberano, realizando obras de infraestructura y generando condiciones macroeconómicas favorables a la actividad turística se logrará, con políticas de Estado a largo plazo, el objetivo que todos buscamos”.

Al que le quepa el sayo que se lo ponga.