En una charla de amigos la semana pasada en el Florida Garden, surgió una discusión acerca de las ventajas que tendría el sector con la concreción de la postergada Federación.

Según el Diccionario de la Real Academia española, Federación es la acción de federar, algo así como generar unión por medio de alianzas, ligas, fusiones o pactos entre diversas partes involucradas.

La noción de federalismo se utiliza para identificar a la doctrina política que pretende conseguir una entidad u organización compuesta por distintas divisiones, a las cuales se les delegan poderes propios y ciertas libertades.
¿A qué viene tanta erudición? Pues que ya pasaron 18 meses desde que la AAAVyT presentó los papeles necesarios ante la Inspección General de Justicia para cambiar su estatuto de Asociación a Federación y todavía no hay resolución favorable, ni políticos sectoriales que apuren la decisión.

Yendo hacia atrás en el tiempo leemos que los previsores estatutos de la entidad madre de los agentes de viajes planteaban en 1951 que a futuro podrían convertirse en una Federación, y de hecho, varios  presidentes intentaron avanzar con el tema, comenzando por Sabet Abd El Jalil (Sabita), quién presentó un proyecto finalmente rechazado en 1960 y tantos.

En el 2010, la Junta Directiva Federal de la AAAVyT lograba el consenso de todas las filiales para retomar el tema, y se anunciaba el gran paso que daría la institución empresaria para modificar sus estatutos y crear la F.A.A.E.V.Y T. -Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo-.

En aquel entonces, Ricardo Roza, presidente en ejercicio de AAAVYT, explicaba que el paso  trascendente debía darse para aggionarse al nuevo turismo del siglo XXI “donde desde el más pequeño agente de viajes hasta el gran operador estarán comprendidos y tendrán un ámbito para debatir, resolver las problemáticas y estar resguardados jurídicamente”.

A fines del 2011 Fabricio Di Giambattista, esgrimía como plataforma de su campaña electoral la necesidad del cambio hacia la Federación, hecho que logró en 2012 cuando la asamblea extraordinaria de la AAAVYT aprobó por unanimidad el cambio de estatuto que prevé su transformación en la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo.

Sin embargo casi dos años después todo sigue como entonces.

Que la IGJ está de paro, que no sale de la mesa de entradas, que faltan firmas, y otros etcs. son algunos de los argumentos esgrimidos ante la demora por la dirigencia.

Y acá es donde nos preguntamos ¿están tan seguros de que el cambio cambiará algo?
Volviendo a la etimología, si una Asociación es un conjunto de socios que persiguen un mismo fin, y muchos de los integrantes de la futura Federación ya integran a la AAAVyT, ¿no sería más fácil concentrarse en algo que ya existe?
Entendemos la grandilocuencia de la Federación, pero ¿no sería mejor reverdecer las comisiones que ya existen o crear las que hagan falta en AAAVyT?

Si la intención es concentrarse, y los organismos públicos se toman su tiempo con mucha displicencia, ¿porqué no adelantarse y trabajar desde hoy con el formato y olvidar por un rato los pequeños espacios de poder que cada uno ocupa y se transforman en intrascendentes por su propia atomización?
Si la unión hace la fuerza, ¿porque contin&uacu