Se acerca el Mundial de Fútbol Brasil 2014 y poco a poco el clima futbolero va incorporándose en la vida de todos los argentinos, aún en la de aquellos que no se interesan por el deporte del balompié.
Como lo fue Jorge Luis Borges, cuando expresaba su reticencia al fútbol y decía: “El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice ‘qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, claro que perdió mi equipo’. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego”. Claro que después existen millones de argentinos que lo refutan cada vez que gritan un gol o lloran con una derrota.
La proximidad de Brasil como escenario del Mundial era a todas luces la oportunidad para que aquellos hinchas que soñaban con estar en un estadio mundialista viendo a nuestra selección concretaran su sueño, pero la realidad les dio de frente cuando se dio a conocer a qué valor se venderían las entradas y cuáles serían los costos de alojamiento y traslado para hacer aquel viaje fantaseado.
Tan es así, que hasta los propios organizadores privilegiaron a fanáticos de otras latitudes, y con otros escenarios económicos, para la distribución de entradas.
Como si esto fuera poco, hasta los propios operadores vernáculos que ofrecían paquetes turísticos para el Mundial fueron más escasos que de costumbre a la hora de la comercialización.
Sin embargo la pasión mueve montañas, y asombra cuando vemos que la realidad supera una vez más toda ficción, y en este caso por goleada. Porque los fanáticos argentinos van en avión, van en auto y hasta van haciendo dedo para llegar a aquella ciudad sede donde Messi y 10 más se harán fuertes para alcanzar la victoria.
Prueba de ello es que los cupos de entradas para ver a Argentina en la primera fase ya están casi todos agotados; y las pocas que quedan han duplicado su valor en las casas de reventa a la espera de los últimos delirantes que pueden llegar a pagar hasta 15.000 pesos por una entrada.
Y aunque el gran Borges haya asegurado que “Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos”, la semana que viene once argentinos en la cancha nos harán vibrar con toda la pasión que se puede sentir por la celeste y blanca.