Corría el año 1980 cuando Aerolíneas Argentinas realizaba la hazaña del primer vuelo transpolar que unía nuestro país con Australia y Nueva Zelanda. La proeza se llevó a cabo con un B747 que sobrevoló el Polo Sur reduciendo el viaje de manera considerable.

Sin dudas, fue un hito en la aviación mundial que sacudió los estándares de los vuelos comerciales al otro lado del Pacífico, que hasta ese entonces operaban vía Santiago de Chile con escala en Isla de Pascua.
Los años pasaron y los vaivenes políticos de nuestro país repercutieron fuertemente en nuestra aerolínea de bandera, provocando que, después de la privatización, se dejara de volar durante varios años a Sidney y Auckland, como a tantas otras ciudades del mundo a las que Aerolíneas volaba a diario.
Con la estatización, los sindicatos aeronáuticos presionaron para que se volviese a volar la ruta transpolar, buscando recuperar al ícono histórico de la compañía, y fue así que en junio de 2012 un A340-200 volvió a cruzar el Polo Sur con destino Sidney.
Finalmente, y después de muchas idas y vueltas entre empleados y empleadores, el histórico vuelo AR 1180/1181 quedó desafectado de las rutas de Aerolíneas Argentinas a partir de la semana pasada; y mal que les pese a los sensibles históricos que aún permanecen en la compañía, las cuestiones que llevan a tomar esta decisión son acertadas para los tiempos que corren.
La unificación de flota es una realidad que no puede dejarse de lado para que la compañía sea rentable, y si a eso le sumamos los gastos operativos de flota y tripulaciones en la escala, o la penalidad que sufre el vuelo al perder casi un 20% de sus asientos para que sea non stop, resultaba que el Estado argentino subvencionaba un vuelo que era utilizado, en su gran mayoría, por pasajeros extranjeros  -australianos y brasileños-,  que no tenían como destino final a nuestro país. Además, como si esto no fuera poco, según una encuesta realizada por la compañía, para el pasajero autóctono, Australia se ubica en el puesto 50 de sus preferencias de viajes.
Aunque algunos sigan pensando lo contrario, administrar los recursos de la empresa es la mejor  manera de incrementar el rendimiento de Aerolíneas Argentinas, de la misma forma que lo hacen casi todas las aerolíneas del mundo.

Por Manuel Sierra
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