Esa parece ser la historia reciente de la aerolínea norteamericana US Airways, que estaría a punto de salvar de la bancarrota a American Airlines, hundida en una crisis casi terminal por las deudas acumuladas.
El caro lector recordara que fue hace apenas 12 años cuando US Airways entró en bancarrota a raíz de las pérdidas ocasionadas por el cierre de su hub en el aeropuerto de Washington tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En aquel entonces la compañía recibió asistencia financiera de la Air Transportation Stabilization Board -Junta de estabilización del transporte aéreo en spanish, o del gobierno de los Estados Unidos en criollo- y pudo salir de la quiebra por un período relativamente corto. Ya en el 2004, y debido a los altos costos del combustible y el fracaso de las negociaciones con los sindicatos –coincidentemente con lo que sucede en nuestro país, allá también la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas fue el hueso mas duro de roer- se declaró por segunda vez en bancarrota forzada por una situación insostenible para el departamento de finanzas.
Su salvación en esta oportunidad llegó de la mano de América West Holdings Corporation, la casa matriz de América West Airlines, cuya fortaleza en el Oeste complementaría las rutas de US Airways en el Noreste, Europa y el Caribe.
El tiempo pasó y la compañía saneó su economía a partir de una complicada ingeniería financiera y de la restructuración de sus costos, lo que les permitió obtener buenos resultados y mostrarse fortalecida ante el juez que supervisa el proceso de bancarrota de AMR, matriz de American Airlines, y el Departamento de Justicia de EE.UU., para iniciar las negociaciones de fusión.
Este acuerdo representaría una novedad frente a la forma en que se han realizado otras fusiones de aerolíneas en los últimos años, ya que en esta ocasión se busca crear una gigantesca red que supere a la competencia en lugar de cerrar rutas que dan pérdidas. Esto se podría dar fundamentalmente porque US Airways y American Airlines sólo se superponen en 12 rutas y agregaría más de 50 destinos mientras que US Airways sumaría más de 120, con ello la nueva American Airlines volverá a recuperar su status de la compañía aérea más grande del mundo.
Sin embargo, esta situación no resolvería uno de los problemas más graves para American Airlines: la falta de vuelos a Asia, uno de los mercados de más rápido crecimiento del mundo y en el que tanto United Continental como Delta llevan una considerable ventaja al contar con más de un tercio de los asientos en esa ruta y alianzas con las aerolíneas chinas más importantes, algo difícil de lograr para American porque ninguna aerolínea del país asiático pertenece hoy a OneWorld.
Esta situación nos lleva a plantearnos qué hubiese pasado en Argentina si en la década del 90 las aerolíneas vernáculas se hubiesen fusionado frente a la crisis que se avecinaba. ¿Tendríamos una mega LAPA o una gran Dinar, o la falta histórica de una política aerocomercial nos encontraría igual que hoy? Tal vez en la aviación comercial argentina sigue rigiendo aquel viejo principio de “divide y reinarás” mientras que en el mundo moderno lo que más sirve a los intereses comerciales es “la unión hace la fuerza”. A los hechos me remito.

por Manuel Sierra
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