British go home
La experiencia de la fusión de Iberia con British Airways muestra lo difícil que son las relaciones comerciales más allá de los éxitos o los fracasos.
Cuando años atrás se planteó la unión entre la aerolínea española y la británica un sinnúmero de rumores y conjeturas circularon por el mundo aerocomercial. Ambas empresas habían crecido y sustentado sus éxitos comerciales en dos modelos de negocios totalmente opuestos, pero ello no era obstáculo para la creación de IAG, el holding nacido tras la fusión.
Mientras los españoles habían salido a conquistar las Américas comprando aerolíneas que después cerraron –casos de Ladeco en Chile y Viasa en Venezuela-, o abandonaron –caso Aerolíneas Argentinas entregada al grupo Marsans-, perdiendo mucho dinero en algunos casos, captando nuevas rutas en otros; los británicos fijaron rumbo a crear una mega empresa que pudiera volar sólo a aquellas rutas que les resultaran rentables a su modelo de negocios.
Unos conquistaron, otros colonizaron.
El tiempo pasó y la unión de ambas empresas fue degenerando en un proyecto que ya no tiene vuelta atrás según el irlandés Willie Walsh, el máximo ejecutivo de IAG, quien muestra en una entrevista con el Diario ABC el difícil camino que deberá transitar Iberia para alcanzar el punto de equilibrio.
La restructuración de la compañía española ha abierto heridas importantes tanto en su personal como en gran parte de sociedad española. La más profunda señala que British Airways aprovechó la fusión para desmantelar Iberia en función de sus necesidades.
La realidad argumentada por Walsh es que las condiciones económicas en España y en el Reino Unido resultan muy diferentes hoy y allí radican las mayores diferencias que experimentan ambas compañías. Mientras Londres no sufre recesión, tanto en Madrid como en el resto de España la economía evoluciona muy lentamente como reflejo de la crisis de la eurozona y la propia del país.
Como si esto fuera poco, Iberia se debe enfrentar con el incremento de las aerolíneas «low cost» y, especialmente, con el exceso de vuelos a Madrid desde todo el mundo, lo que le impide afianzar su posición en la península.
El resultado es que la Madre Patria se encuentra en una encrucijada que conlleva ribetes novelescos, donde se involucran la economía, la política y el propio chauvinismo del español que una vez maás siente que un nuevo Gibraltar le está creciendo en sus entrañas.
por Manuel Sierra
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@MensajeroEdito