El tráfico aéreo permanecerá paralizado hasta mañana por la tarde. Es que la nube de ceniza volcánica volvió a posarse sobre la Capital y el Gran Buenos Aires y obligó a suspender, por cuestiones de seguridad, todas las operaciones en el aeroparque porteño Jorge Newbery y el aeropuerto internacional de Ezeiza.
En rigor, los vuelos fueron cancelados anoche --a las 21-- cuando el reporte del Servicio Metereológico Nacional (SMN) informó que las cenizas del volcán chileno Puyehue -empujadas por los vientos que soplan desde el sur- habían vuelto a aparecer en Capital y Provincia.
Este mediodía, autoridades de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), del SMN y de las aerolíneas se reunieron para evaluar si estaban dadas las condiciones para reanudar o no los vuelos. El parte meterológico fue contundente: "en altura el viento sigue soplando del sudoeste y no habría variaciones en las próximas 30 horas". Por esta razón habrá "presencia de ceniza volcánica en el espacio aéreo de Neuquén, Río Negro, provincia de Buenos Aires y sur del Litoral".
Tras escuchar este panorma, se resolvió extender la suspensión de vuelos por 30 horas. Es decir, hasta las 18 de mañana. El problema de este molesto polvillo grisáceo de alto riesgo para los motores de los aviones es que vuela a la misma altura en que lo hacen las aeronaves comerciales. Desde los diez mil metros de altura el piloto no tiene forma de identificar si esa cortina que está a punto de atravesar es una nube más o parte de las cenizas que desde hace varios días desprende el complejo volcánico chileno.
Así, la nube ya pasó tres veces por Buenos Aires y alrededores. La primera vez fue el martes de la semana pasada. La segunda, entre el jueves y el viernes, cuando el polvillo incluso dejó su molesto rastro sobre veredas, balcones y autos. En ambos casos generó un caos aéreo, situación que se repite por estas horas.
Pero la nube no sólo genera problemas en América del Sur. En ocho días las cenizas recorrieron casi 10 mil kilómetros y atravesaron el Océano Pacífico para aterrizar en Nueva Zelanda y el sur de Australia. Por precaución, la compañía aérea australiana Qantas canceló 22 vuelos, lo que afectó a 8 mil pasajeros, y Virgin Australia suspendió 34 vuelos de cabotaje y uno internacional. También canceló servicios la línea de bajo costo Jetstar. Air New Zealand, en tanto, no canceló ni retrasó vuelos pero ajustó las rutas y altitudes para asegurar que las aeronaves evitaran la ceniza, según informó su vocera, Tracy Mills.

Fuente: Clarin.com