La defensa de la tradición es una necesidad de todo pueblo que busca su identidad. Pero el patrimonio de la historia no es un espacio cerrado sino un terreno de debate donde se define aquello que se quiere recuperar porque en algún punto nos representa.
En la provincia de Tucumán, se llevó a cabo recientemente un acto de responsabilidad histórica, que consistió en la inauguración de un complejo arqueológico de la cultura Diaguita en el pueblo El Pichao.
Se calcula que estos pueblos ocuparon durante diez siglos los Valles Calchaquíes. Muchos de los pobladores actuales son descendientes de aquellos ancestros que dejaron su legado en los muros y construcciones que aún persisten en la geografía tucumana.
El sitio arqueológico, acondicionado para visitas turísticas y científicas, fue inaugurado el domingo 19 de enero. Se diseñaron senderos que permiten recorrerlo parcialmente, ya que, de las 500 hectáreas que posee el predio (donde se cree que vivieron cerca de 2 mil aborígenes) recién se acondicionó una fracción y se planea habilitar en los próximos meses el resto de los sitios de interés.
Estas instalaciones se encuentran a sólo dos horas de San Miguel de Tucumán, y conservan intactos los corrales, las terrazas de cultivos que se utilizaban otrora y los restos de viviendas que aún están en pie.   
A lo largo de su historia este pueblo fue escenario de importantes procesos culturales e históricos en la región. Sus pobladores, los Colalaos -Tolombones, supieron resistir la dominación incaica y la conquista española hasta 1660, momento de su derrota y expatriación definitiva. Su cacique más famoso, Don Juan Calchaquí, fue el más temido por los españoles y otros caciques de la región.
El proyecto de puesta en valor tuvo el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación, que subsidió al equipo de profesionales que lo llevaron adelante. Un grupo de veinte estudiantes y profesores de Geología, Biología y Arqueología desarrollaron durante tres años las investigaciones pertinentes para llegar a este notable resultado.
Los habitantes de la zona que se interesaron por participar de esta iniciativa, fueron especialmente formados para que oficien de guías turísticos, de modo que el visitante encuentra la historia en boca de los descendientes de aquellos pueblos originarios, lo que le otorga un valor agregado al emprendimiento.