Prohibido graffitis
Tucumán despertó la alerta sobre la conservación del patrimonio. Fue cuando un cartel de un mirador fue atacado a balazos cerca de San Miguel de Tucumán, en el camino a San Javier. Bernardo Racedo Aragón, presidente del Ente Tucumán Turismo señaló que su preocupación no es por el valor económico de los carteles, sino por la falta de interés de algunas personas en la conservación.
“Al turismo lo hacemos entre todos. Con inversión, promoción, pero también con el cuidado de lo que es nuestro y nos beneficia en forma directa”, señaló el funcionario.
Es que no es un hecho aislado: según el diario La Gaceta, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán asegura que gasta un millón de pesos por año por actos de vandalismo contra bienes del Estado, señaló el subsecretario de Planificación Urbana de la capital provincial, Luis Lobo Chaklián.
“En la ruta de los Valles Calchaquíes algunas personas practican tiro”, ejemplificó Racedo Aragón, en diálogo con Mensajero. “Tratamos de que la gente valore el patrimonio”, sintetizó el funcionario.
Un problema nacional
Pero este no es un problema exclusivo de Tucumán. El patrimonio muchas veces sufre el vandalismo por motivos que no quedan del todo claros, pero que perjudican su conservación. “Hay toda una cultura de las pintadas en los sitios históricos que habría que dejar totalmente de lado”, sostuvo Hernán Lombardi, ministro de Turismo y Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, en declaraciones a Mensajero.
Las manifestaciones que circulan por el centro porteño han dejado varias veces edificios históricos como el Cabildo, el monumento a Roca o la Iglesia de San Ignacio con graffitis. Pero también otras zonas que no están vinculadas a las habituales protestas de la capital sufren este problema.
Sin embargo, el funcionario porteño señaló que en materia de conservación “se ha tomado mucha conciencia en los últimos años”. “Es un proceso cultural que lleva tiempo, pero es imprescindible la preservación del patrimonio”, enfatizó.
Pero no sólo es una cuestión estética. “El turismo no es sólo recreación y descanso, también es crecimiento, es desarrollo económico y social”, advirtió Racedo Aragón. Los ingresos que genera el turismo no son pocos y el patrimonio histórico, cultural y natural es muchas veces lo que buscan los viajeros. “En la Ciudad, el casco histórico es cada vez más visitado y es importante la tarea de conservación”, puntualizó Lombardi.
El patrimonio natural
No sólo las construcciones históricas son motivo de conservación. No sólo el Cabildo, la Casa Histórica de Tucumán o las Ruinas Jesuíticas pueden ser objeto de destrozos o vandalismo. E incluso se pueden reparar. Pero la naturaleza está mucho más indefensa de lo que la gente haga con ella, tanto locales como visitantes. Y en el caso de los turistas, a veces poco habituados al ámbito natural, es un desafío que sepan qué es lo que tienen que hacer para no perjudicar lo que están admirando.
“A veces tenemos más problemas con los locales que con el visitante, que en general es más respetuoso, todavía más el extranjero”, advirtió Juan Salguero, Intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, en diálogo con Mensajero.
Sin embargo, la situación es positiva para las 700 mil hectáreas que ocupa el Nahuel Huapi, con 170 mil habitantes. “Hace 20 años se discutía si hacían falta los Parques, hoy todos son conscientes, al menos en Villa La Angostura, Bariloche y Villa Traful, que la economía acá se mueve a través del turismo, que llega al lugar por el parque”, puntualizó Salguero.
El funcionario del Parque Nacional explica que la concientización es importante, ya que por la extensión no pueden controlar lo que hacen los visitantes. Con la consigna “llévese la basura que usted produce” buscan que los turistas sepan qué deben hacer cuando llegan al lugar.
Cambio de mentalidad
Como explica Salguero, los turistas y los residentes deben entender cuál es el rol que les toca en la preservación de su patrimonio, para que pueda seguir siendo disfrutado por locales y visitantes, tanto en lo que se refiere a la naturaleza como a edificaciones.
En este sentido, Lombari sostiene que el Estado puede derramar esta conciencia sobre el resto de la sociedad, dando “ejemplo de conservación, preservación y valoración del patrimonio”, como por ejemplo “con la recuperación del Teatro Colón o la compra de la casa de Liniers que se acaba de hacer en Bolívar y Venezuela”, se da el ejemplo de que si el Estado preserva sus edificios, ejemplifica al resto de la sociedad”.
Nosotros lo hicimos