Programa argentino de Turismo Náutico
Los 25 mil kilómetros costeros que posee nuestro país, no sólo marcan un territorio que puesto en valor podría generar variables de “Turismo Activo” a gran parte de la población, sino que además ofrece -como ocurre en el “Alto Delta”- una oportunidad para la realización de emprendimientos inmobiliarios con la consiguiente dinamización de las economías locales y regionales.
El mar, los ríos, lagos, lagunas y embalses que comprenden la oferta acuática argentina conforman un ámbito de desarrollo de lo que en el mundo se conoce como “Turismo Náutico”.
De esta forma el Ministerio de Turismo de la Nación, en la Gestión Meyer, bajo la idea de entender a la actividad como una multidisciplina, trabaja en el desarrollo y posicionamiento de esta actividad.
Pero para que la oferta náutica recreativa sea común al resto de las propuestas turísticas de los destinos, es necesario superar ciertos preconceptos, como el que dice que es una práctica para las clases adineradas. Sin embargo este segmento no representa más del 9 por ciento del conjunto, el resto lo ocupa gente de nuestra conocida “clase media”, que busca el disfrute, con una actividad accesible.
Contra la idea de que se trata de un “turismo de élite”, el turista puede disfrutar de lo “náutico” a través de disciplinas de bajo costo como los kayaks, windsurf, kitesurf, chalanas de pesca, deportes subacuáticos, botes iniciales para la vela y pequeñas embarcaciones como botes rígidos e inflables para toda la familia.
El objeto trazado por el Estado es aunar esfuerzos entre los sectores público y privado en el fortalecimiento e integración de la actividad náutica en la planificación turística global de un destino. Que la costa y el agua se integren con toda la sociedad, su cultura y sus costumbres, que el agua ocupe –turísticamente- el lugar de relevancia que le corresponde.
Hay que considerar que las instalaciones náuticas cuentan con un enorme potencial como complemento de la oferta del entorno, su valor añadido proviene de la diversificación y la cualificación de la franja litoral, produciendo el incremento general de la oferta (bares, restaurantes, comercios, etc.), atrayendo un segmento específico de turismo (el náutico) y generando plusvalías a la actividad turística del entorno.
En la misma línea, podemos ver, que la evidencia parece apoyar que en los lugares donde existen instalaciones náuticas, los hoteles, restaurantes, etc. (es decir, la oferta circundante) consiguen unos beneficios más altos que donde no existen dichas instalaciones.
En el Mundo, ya se estiman en 1.000 millones los turistas que están practicando, en sus momentos de vacaciones, alguna variable activa de turismo náutico.
La “Jornada Inicial de la Especialidad” que el MINTUR realizó en noviembre pasado, en la Ciudad bonaerense de San Pedro puso en marcha el relevamiento primario de la oferta de “Aguas navegables” con una superficie lineal que supera los 25.000 kilómetros, que ubica a Argentina, como el “5to.País” del mundo en oferta acuática disponible en una diversidad de latitudes y climas.
Las “Jornadas de Turismo Náutico, impulsadas por la Subsecretaría de Desarrollo” y apoyadas desde la Cámara Argentina de Turismo, trató de rescatar sobre las sedes en donde tiene lugar el debate, temas aplicables, nuevos y genuinos, que enriquezcan las construcciones de lo particular de cada lugar y los perfiles de los conjuntos.
En febrero de 2013 se debatió en la Ciudad de Pinamar, cómo lograr una “Ruptura de Estacionalidad”, y cómo seducir a inversores inmobiliarios a construir emprendimientos complementarios a la oferta náutica del lugar.
Por su parte, Rosario puso en vigencia uno de los mejores ordenamientos urbanos junto al Río Paraná, lo que deja un importante “know-how”. En Santa Fe destaca la acertada evolución de su autoridad Turística, que creó un visionario sistema de concesiones para conseguir parte importante de su evolución para el genuino desarrollo con inversiones de náutica y de servicios. En cuanto a Paraná, también es un ejemplo de la buena náutica en su jurisdicción.
“Argentina no se puede seguir dando el lujo de no incorporarle el mar a sus lugares fundadores de la historia turística