Spanair ha protagonizado una de las quiebras más sonadas del panorama aeronaútico español. No obstante, no ha sido la única. La fuerte competencia que han ejercido en la última década compañías de bajo coste como Easyjet y sobretodo, Ryanair hace que el colapso de la aerolínea no sea un hecho aislado.
Air Madrid, Air Comet y Quantum Air han protagonizado al igual que la compañía 'catalana' escenas de pasajeros desesperados con las maletas llenas de ilusiones en distintos aeropuertos de algún lugar del mundo.
En el caso de Air Madrid, unos 60.000 viajeros se toparon en vísperas de Navidad del 2006 con la inminente suspensión de la licencia por parte del Ministerio de Fomento. La empresa dejó un pasico de poco más de 90 millones de euros.
Navidades amargas pasaron los que compraron billetes de Air Comet en 2009. La aerolínea del grupo Marsans afectó, en plena temporada navideña, a 7.000 pasajeros y dejó sin trabajo a 666 personas. El propio dueño de la compañía, Gerardo Díaz Ferrán, llegó a reconocer en pleno cierre de la aerolínea que "yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio".
Un mes más tarde, Quantum Air,compañía presidida por Antonio Mata, antiguo socio de Díaz Ferrán en Aerolíneas Argentinas, también se veía obligada a bajar la persiana.
A los ejemplos anteriores se sumaron aerolíneas de menores dimensiones como Prima Air (Líneas Aéreas del Arco Atlántico), ERA, Canarias Regional Air, Air Class, Andalusair Líneas Aéreas, Air Catalunya, Air Almería, South Atlántic, Regional Wings, Visig Operaciones, Air Asturias, Lagun Air o Futura.