Estos guardaparques fueron comisionados por la Dirección Nacional del Antártico para colaborar en tareas de investigación científica en la mayor área protegida del mundo.
Desde 1990, los guardaparques  nacionales  realizan tareas de relevamiento biológico de esa base, convirtiéndose Argentina en el primer país que envió profesionales de la conservación a la mayor área protegida del mundo.
En 1991 la Administración de Parques Nacionales (APN)  firmó el convenio con la Dirección Nacional del Antártico, coincidiendo con la renovación del Tratado Antártico, que reafirmó la soberanía argentina en el continente blanco.  A partir de este convenio, se realizan campañas integradas por dos guardaparques, de un año de duración aproximadamente.   
Los guardaparques son seleccionados por el Instituto Antártico Argentino después de analizar la trayectoria de quienes se postulan para este desafío.  Posteriormente, se establece el orden de mérito de los todos los candidatos propuestos.
Dentro de las tareas que realizan los guardaparques durante su estadía en la Base Orcadas se incluyen los relevamientos, toma de muestras y observación de especies de aves y mamíferos marinos. Todas esas muestras se congelan y se envían a la Dirección Nacional del Antártico, donde se compararán con otras muestras para establecer la situación real del ecosistema.  
Los datos de este laboratorio científico se comparten con otros países y se cotejan con los acumulados, dando así un panorama de la calidad del medio ambiente de este lugar del planeta.  
De esta manera, los Guardaparques Nacionales en representación de la APN y la Dirección Nacional del Antártico, colaboran cada año en la investigación científica con los objetivos de intentar conocer mejor el ecosistema antártico, y así contribuir en implementar mejores acciones de Conservación de un ambiente tan único y maravilloso como imprescindible para la vida en el resto de los continentes.