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n Después de dos años seguidos con sobresaltos a nivel económico por diferentes causas -algunas previsibles y otras no tanto-, 2010 parece haber sido el año que marca en la historia del Turismo Argentino el comienzo de una situación de cierta prosperidad. No en vano en el idioma chino, la palabra “crisis” se compone de dos ideogramas: peligro y oportunidad.
Dos caminos
Ante una crisis el camino a seguir siempre se bifurca. Por un lado siempre está presente la opción de atemorizarse y no actuar de manera proactiva por miedo a que las cosas empeoren, o por otro lado se puede optar por la salida optimista, que a partir del coraje saca el máximo provecho de las oportunidades que la circunstancia encierra.
Al parecer los golpes en años precedentes fueron muy duros y llevaron a la Argentina a ajustar los engranajes para lograr un mejor funcionamiento de la gran maquinaria de la Industria Turística: la creación del Ministerio de Turismo, el trabajo continuo a partir del InProTur para promover la Marca Argentina en el exterior, movimiento permanente en muchas provincias para potenciar el turismo interno, entre otras acciones.
Aunque también se repitieron ciertas “malas costumbres” que terminan por limitar la capacidad que tiene el Turismo en un país como Argentina: problemas gremiales que afectan siempre a los usuarios, tarifas poco competitivas que facilitan que destinos como Brasil y el Caribe seduzcan al pasajero argentino con una oferta de valores similares, pero más tentadoras, que la de los destinos nacionales y que impiden el desarrollo del turismo interno, y para coronar, un manejo a nivel nacional poco previsible que genera incertidumbre en dos vías, hacia el exterior y hacia el interior, y que no puede evitar el crecimiento constante de la inflación que afecta directamente al bolsillo del consumidor y a los empresarios del sector.
La gran meta
Desde el comienzo del año se avizoraba que 2010 podía, o más bien debía, ser un quiebre después de un 2009 muy duro, entre problemas económicos financieros a nivel mundial y la pandemia de Gripe A en Argentina que provocó la baja de los niveles de turismo receptivo. Desde el inicio, con la temporada de verano primero, y la temporada de cruceros después, ambas récord, seguidas por fines de semana largos y las vacaciones de inviernos con muy buenos niveles de ocupación -por momentos en la Ciudad de Buenos Aires parecía que se hablaba portugués en vez de español de tantos brasileños que decidieron pasar unos días en la Capital Federal- el turismo recuperó los niveles previos a la época de crisis.
“Las llegadas de turistas extranjeros durante el 2010 superarán los 5.000.000 según las estimaciones del Ministerio de Turismo, un 15,5 por ciento más que en 2009. Ello implicaría un nuevo récord histórico de turistas foráneos en nuestro país”. Palabras de Enrique Meyer, ministro de Turismo de la Nación, a mediados de año. De ahí en adelante, todas las autoridades que conforman al sector privado y estatal, sostuvieron el mismo objetivo: el Turismo como política de Estado.
Para principios de diciembre, fue el mismo Meyer que ya se estaba batiendo “el récord de visitantes a nuestro país con más de cinco millones de turistas que llegaron desde el exterior” y auguró un mejor 2011 “gracias a la planificación y a la previsibilidad en la acciones que se están haciendo desde el Ministerio”.
Ya con un 2010 que se fue, Juan Mirenna, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT) aseguró que éste “ha sido un año muy importante, tanto para el turismo nacional ,como para el ingreso de viajantes extranjeros a nuestro país. Según informaciones oficiales y reales, llegaron más de 5.150.000 turistas a la Argentina”, lo que se traduce en un 18 por ciento más que en 2009.
La importancia del Turismo
Esto a su vez remarca que el Turismo es más que “un granito de arena”. A nivel nacional representa “un elemento movilizador de las economías regionales y representa el 7,7 por ciento del Producto Bruto Interno”, según datos proporcionados por Oscar Ghezzi, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina.
Evidentemente se puede hablar de “valor del turismo” ya que la actividad representa un interesante porcentaje del Producto Bruto Interno de varias jurisdicciones nacionales.
Ignacio Crotto, secretario de Turismo de Buenos Aires, resaltó que el la actividad ya significa el 8 por ciento del PBI de la provincia. Salta también fue otra de las provincias que se apoyó en el turismo para crecer. A partir de una gran exposición y difusión en el país y en muchos eventos del exterior, La provincia del Norte consiguió una diferencia de 400 millones de pesos con respecto a 2009, al trepar hasta los 1000 millones el balance económico en 2010, según declaraciones de su ministro de Turismo y Cultura, Federico Posadas.
Con menor nivel de ingreso pero con un crecimiento exponencial, Tucumán también festejó el repunte del turismo en sus tierras, ya que generó un ingreso de más de 319 millones de pesos, “lo que equivale al 3,5 por ciento del PBI provincial”, explicaba Bernardo Racedo Aragón, presidente del Ente Tucumán Turismo. A su vez Adrián Stur, secretario de Turismo de Entre Ríos, declaró que “el turismo es hoy la tercera actividad de la provincia con más del 10 por ciento de Producto Bruto. Esto indica que ha generado mucha mano de obra y es una de las principales actividades económicas”.
Efecto colateral
El crecimiento que tuvo el volumen de turistas no sólo repercutió positivamente en las economías regionales. Aerolíneas Argentinas, tan alabada, tan cuestionada, logró números alentadores a pesar de los problemas gremiales que estallaron en los últimos meses y que tuvieron como centro a Jorge Pérez Tamayo, referente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).
Con respecto al año anterior, la empresa aerocomercial estatal transportó un millón más de pasajeros, rompiendo récords en el mes de julio y contabilizando un total de cinco millones de pasajeros en los primeros diez meses del año. Esto se produjo “gracias al refuerzo de las frecuencias, de la cuarta parte de los vuelos y la mejora del servicio de la compañía”, según su titular, Mariano Recalde, que además destacó “la incorporación de los Embraer más el pedido de doce Boeing” para modernizar la flota y mejorar el servicio hacia el 2011.
De hecho el transporte aéreo tuvo un muy buen año en lo que respecta al impulso de nuevas rutas en el interior del país. Andes, Sol y Aerochaco se sumaron a Aerolíneas y su Corredor Federal en el intento por establecer conexiones entre provincias sin la necesidad de pasar por Buenos Aires.
Fue admirable el trabajo de las provincias del norte, muy activas frente al desafío que presenta el transporte aéreo, desarrollando nuevas vías y aumentando así su volumen turístico, algo que no se dio de la misma manera en la región de la Patagonia Argentina, que a pesar de ser ícono nacional alrededor del mundo, no disfrutó de mayores esfuerzos para fortalecer la capacidad aerocomercial en la región.
Un buen año, una obligación
Finalizó 2010, buen año para el turismo, con menos cal que arena, con un balance económico positivo, propio de las etapas posteriores a grandes problemáticas. Y teniendo en cuenta esto, un año en subida, además de aprobar las buenas acciones tomadas tanto a nivel público como privado, también el sector no debe olvidar que se comienza a imponer una obligación y necesidad.
Al haberse implantado la idea de “Turismo como política de Estado”, y al haber remarcado todas las potencialidades que tiene la industria, incluso desde la boca de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, durante las disertaciones que fue dando alrededor del mundo, tiene que haber una continuación, cohesión y mejoras permanentes en las políticas a fin de superarse año a año.
Comienza otro año y con él la temporada de verano, la primer prueba a superar para demostrar si 2010 sirvió para cambiar parte de la mentalidad de quienes hacen al turismo o si no alcanzó para remover viejas mañas, que acotan el “crecimiento sin techo”.
Agosto, el mes boom
Según un informe que había realizado en Octubre el Instituo Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), se estimaba que en el mes de Agosto arribaron un total de 233.027 turistas extranjeros, entre arribos al Aeropuerto Internacional de Ezeiza y el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires. Esta cifra significó un abismal 70,7 por ciento más a las registradas en el mismo mes en 2009. Si bien se trató de un número alentador, Mensajero explicó, a partir de las palabras de los referentes del sector que para esa época del año anterior todavía estaba presente el problema de la gripe A H1N1en el país, que había frenado mucho todo el turismo desde el extranjero.
Los argentinos afuera
No sólo los arribos marcaron una tendencia al alza durante 2010. También el turismo emisivo obtuvo buenos resultados.
Por ejemplo, las salidas de turistas argentinos en agosto de este año a través del Aeroparque y de Ezeiza ascendieron a 164.558, evidenciando un crecimiento del 19 por ciento con respecto al mismo período en 2009. El gasto realizado por los turistas argentinos en el exterior en ese mismo período se calculó en 233 millones de dólares.
Como consecuencia de la mayor llegada de turistas extranjeros con respecto a las salidas hacia el exterior de argentinos, el saldo de los viajeros internacionales de agosto resultó positivo en 68.469 turistas.
Un buen año para navegar
Si bien el Puerto de cruceros de Buenos Aires “Benito Quinquela Martín” aún no fue reinaugurado, Buenos Aires tuvo su temporada récord en el 2009/2010.
Según datos oficiales del Ente de Turismo de Buenos Aires para fines de marzo de 2010 se calculaban aproximadamente 143 recaladas (39 barcos) en la terminal de Cruceros, un aumento del 15,3 por ciento respecto al mismo segmento del año anterior. En total se movilizaron casi 300 mil pasajeros, con un promedio de gastos por cabeza de 335 pesos, números que se espera aumenten hacia el 2010/2011, gracias a una mayor capacidad de recepción de embarcaciones y una mayor difusión.