El 5 de enero de 2005 se promulgó la Ley Nacional de Turismo, N° 25.997, en la que se establecía que entre otras fuentes de ingresos, el Fondo Nacional de Turismo se conforma por “el producto del cinco por ciento del precio de los pasajes aéreos y marítimos al exterior; y los fluviales al exterior, conforme lo determine la reglamentación, vendidos o emitidos en el país y los vendidos o emitidos en el exterior para residentes argentinos en viajes que se inicien en el territorio nacional”.
Sin embargo, este impuesto ha sabido generar grandes dudas a los integrantes del sector gracias a las sucesivas modificaciones que ha recibido directa o indirectamente. Por ejemplo, hace unos días, cuando se dictó la sentencia a Juan Maggio, ex directivo de Southern Winds, acusado de no haber transferido al Ministerio de Turismo el 5 por ciento de los pasajes vendidos al exterior, muchos medios confundían al impuesto con las “tasas aeroportuarias”, generando confusión y un debate sobre dinero que, en realidad, el principal órgano turístico del país no percibe.

Ni tasa, ni castigo
Mensajero se puso en contacto con funcionarios del Ministerio de Turismo para que explicaran el alcance del impuesto a pasajes al exterior, el espíritu de su creación y las subsecuentes modificaciones que fue sufriendo a lo largo de los años.
“La tasa aeroportuaria no tiene nada que ver con el DNT, ya que es la que cobra el administrador del aeropuerto, en manos privadas (en Argentina están Aeropuertos Argentina 2000 y London Supply), y es lo que se le cobra al pasajero por el uso de las instalaciones aeroportuarias”, diferenció Daniel Aguilera, secretario de Turismo de la Nación. Además justificó la existencia de este impuesto como una “no penalización al extranjero. Muchos países castigan al turismo que ingresa cobrándoles un impuesto”.
En este sentido, Manuel Gallo, director General de Administración del Ministerio de Turismo de la Nación, profundizó sobre la aplicación de este Impuesto. “La Ley 25.997 prevé que el 100 por ciento de lo que se recaude se divide en un 60 por ciento para el MinTur y un 40 por ciento para el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR)”.  
En este sentido, Gallo explicó que en el único momento que el Mintur aporta al Tesoro Nacional, es cuando durante el Ejercicio Financiero se incrementa el Presupuesto vigente por una mayor recaudación. Esto se produce ya que cada Ley de Presupuesto dispone para estos casos una contribución del 35 por ciento sobre el incremento de esos recursos.
“En caso de tener saldos positivos de recursos en cada Ejercicio Financiero, el INPROTUR puede incorporarlo en el siguiente año fiscal, no así el MinTur, dado que no está contemplado en la Ley 25.997”, especificó el Director General de Administración del Ministerio de Turismo.

Los cambios
A lo largo de su historia, el impuesto a los pasajes al extranjero ha sufrido muchos cambios, tanto en su valor porcentual como en su alcance.
A través del artículo 15, inciso “b”  de la Ley 14.574, de  Septiembre de 1958, se creaba el Fondo Nacional de Turismo, constituido con diferentes recursos como las sumas asignadas por el presupuesto nacional y el producto del 1 por ciento sobre el precio de los pasajes aéreos al exterior. Entre otras cosas,  y como dato anecdótico, se establecía que Turismo obtendría el 10 por ciento sobre el valor de venta al público de los billetes de Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos, y el 10 por ciento del líquido de la explotación de casinos y salas de juegos de azar.
En junio de 1987, por el artículo 1 de la Ley 23.522, se proclamaba la sustitución del artículo 15 de la ley 14.574, cambiando la constitución de los recursos del Fondo Nacional de Turismo y ampliando el porcentaje de dicho impuesto al 5 % sobre los pasajes en cuestión.
En los años ’90, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, todas las recaudaciones propias de los organismos fueron unificadas en una única cuenta del Estado nacional. Entonces esto generaba, por ejemplo, que parte del dinero recaudado no quedara a disponibilidad del Ministerio de Turismo. Aguilera explicó al respecto que “la función del DNT se fue desvirtuando desde la época de Cavallo. La función del DNT era aplicar un porcentaje de lo que se recaudaba para la promoción turística de Argentina en el exterior, pero cuando se lo unificó un 40 por ciento del total de lo recaudado fue a parar al Tesoro Nacional”. Por su parte, Manuel Gallo recuerda que esto resultaba problemático para Turismo ya que los “mataban con los aportes al Tesoro Nacional”.
Con la implementación de la Ley Nacional de Turismo en 2005 se modificó el alcance del impuesto, afectando no sólo a los pasajes aéreos al exterior, sino también a marítimos y fluviales.
Este cambio impuso cierta “justicia” según Daniel Aguilera, ya que “si bien no es un aporte tan significativo como en el caso de los tickets aéreos, lo transforma en un impuesto eficiente”.
Finalmente, en el artículo 23 del Decreto 1297 de septiembre de 2006, se estableció que los recursos que constituyen el Fondo Nacional de Turismo fuesen de “administración exclusiva” de la entonces Secretaría de Turismo de la Nación para el cumplimiento de sus objetivos. Por su parte, se asentó que la recaudación del impuesto a pasajes al exterior sea depositada en la cuenta bancaria recaudadora del ahora Ministerio de Turismo. A su vez,  se confirmó que “el Banco de la Nación Argentina debe transferir automáticamente, al momento de producirse la recaudación, el cuarenta por ciento al Instituto Nacional de Promoción Turística”.

Un pilar fundamental

Más allá de las modificaciones sufridas, de los malentendidos y los rumores, tanto Aguilera como Gallo concuerdan en que el DNT es “fundamental” para las arcas del Ministerio de Turismo. El Director de Administración del Mintur brinda un ejemplo gráfico para clarificar un poco más la situación: “La recaudación que se realiza es importante porque no tiene reemplazo de momento para difundir y potenciar nuestras actividades, ya que resulta difícil contar con financiamiento del Tesoro Nacional, porque las prioridad es para aquellos sectores que no tienen la posibilidad de generar recursos propios”.
Aguilera también ejemplifica claramente la importancia del Impuesto a los pasajes al exterior. “El DNT permitió el crecimiento que hemos tenido desde el punto de vista promocional y nos ha  permitido multiplicar por 10 la capacidad en concepto de Turismo Social”. Además, el Secretario de Turismo destacó que han podido llevar adelante todas las políticas turísticas que se propusieron ya que cuando necesitaron fondos adicionales para eventos como el Rally Dakar han tenido el apoyo del Ministerio de  Economía para conseguir los fondos que no fueron previstos inicialmente en el presupuesto. “Esto fundamentalmente pasó porque se entendió que el Turismo es una política de Estado, aunque no siempre fue así. Cuando Daniel Scioli ocupó el cargo de  Secretario de Turismo de la Nación estuvo a punto de no ir a FITUR (Madrid) por no contar con el apoyo económico para pagar el stand. A nosotros nunca nos ha pasado eso, ni siquiera en el 2003 cuando la situación económica era muy delicada”, sentenció el funcionario.

El detalle
Gallo especifica que en el caso del dinero que obtiene del DNT el INPROTUR, la mayor inversión se realiza en “promoción en el exterior para fomentar el turismo receptivo como en el caso de ferias, conferencias, exposiciones, con todo el material gráfico y la capacitación que eso implica. También tiene que hacerse cargo de los gastos de funcionamiento, que incluyen el gasto de personal, servicios básicos, alquiler, bienes de capital, entre otros”.
En el caso del Ministerio de Turismo, el abanico de acciones es un poco más amplios. “El gasto más importante se hace en las acciones promocionales para la promoción del turismo interno”, explica el funcionario, pero también remarca “el apoyo a las provincias para la difusión de sus acciones promocionales; apoyos económicos para las fiestas importantes, como los Carnavales; los préstamos del BID, ya que hay una contrapartida por la cual una parte la paga el Banco y otra la abona el Ministerio; las transferencias que se le hacen a las provincias de apoyo económico, como en el caso de las cenizas; una parte de la tasa del convenio con el Banco Nación, que otorga créditos a nivel turismo; el apoyo económico a entidades de turismo, asociaciones sin fines de lucro, a la Feria Internacional de Turismo; y una parte también se dirige al Turismo Social, a la atención de las unidades turísticas”.
Tras lo expuesto tanto por Aguilera, como por los detalles técnicos de Manuel Gallo, resulta evidente la importancia que tiene el DNT para impulsar y apuntalar el trabajo que se viene haciendo bajo la premisa del “Turismo como política de Estado”.
Para una industria que genera el 7 por ciento del Producto Bruto Interno de nuestro país, este “aporte” se enmarca dentro de un círculo que es fomentado, a partir de la promoción de la Argentina como destino turístico por excelencia, para que se produzca una retroalimentación en beneficio de todos los actores del sector.