La crisis política que empapa al presidente brasileño ya repercutió en los amperímetros económicos argentinos ¿Cómo podría afectar al intercambio turístico?

No está “tudo bem”, ni “tudo joia”, ni “tudo legal”. Hace varios meses que Brasil se encuentra en una constante espiral de crisis, protestas y sospechas de corrupción –más de una vez, confirmadas- de la clase política. Si bien la presidenta electa, Dilma Rousseff, había sido desplazada en agosto del año pasado en una maniobra del Congreso que le realizó un veloz juicio político, el cual derivó en su “Impeachment”, tras haber realizado un acto administrativo que consistió en “violar normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal”, el resto de la cúpula política, empezando por quienes la acusaron, al parecer también estarían manchados por el fantasma de la corrupción.
En este caso, quien ingresa como uno de los nuevos grandes criticados por la sociedad es quien sucedió a Rousseff, su por entonces vicepresidente, Michel Temer, del cual en los últimos días se revelaron audios en los que, presuntamente, apoya el pago de dinero sucio a un ex legislador para mantenerlo callado. Esto se suma a la falta de “legitimidad” de su cargo al considerar que no fue elegido por el pueblo.
Este panorama de crisis, con un presidente no electo que es acusado por el máximo fiscal de su país, el procurador general Rodrigo Janot, de corrupción y obstrucción a la justicia, afecta no sólo a la situación netamente política o a un agravamiento del humor social, sino también al factor económico, y en consecuencia al turismo.
 
Miedo al “devaluazo”
El jueves de la semana pasada, cuando la noticia recorrió los canales y portadas de todo el mundo, la Bolsa de San Pablo, en un momento, debió suspender las operaciones ante el derrumbe de precios. La caída, durante la reapertura, era de casi 11%, y se alivianó a 8,3% al cierre. Por su parte, el dólar tuvo una suba del 6,2% y se ubicó en los 3,27 reales-, luego de haber estado  casi 10% arriba contra el real -3,38 reales-. 
Eso repercutió en la Argentina, que sufrió el mismo altibajo. El dólar en bancos y casas de cambio se pagó a un promedio de 16,27 pesos, aunque, al día siguiente, durante el cierre de esta edición, se ubicaba en los 16,01 pesos.
Por ende, si el efecto que la crisis “de temer” que vive el Brasil afecta tan raídamente a la moneda argentina, está contemplado que, de alguna u otra manera podrá afectar a la industria del Turismo.
“Si Brasil se resfría, nosotros tenemos fiebre”, metaforizó para Mensajero Alejandro Fullone, socio gerente de Nafull Tur, que, en vista de lo que se está ocurriendo en los últimos días en el vecino país, hipotetizó el siguiente panorama: “Nos puede llegar a afectar que si Brasil frena las importaciones y sufre aumento del desempleo, la Argentina va a tener, necesariamente, menos demanda de parte de ese país, que es uno de nuestros principales socios. Por ende, empieza a cerrar fábricas, se sigue cayendo la producción, no hay crecimiento, vamos a perder el empleo y, más allá del cambio, que puede ser fluctuante, el problema es que la gente, al no tener trabajo no va a tener plata para tomarse las vacaciones”.
Sin embargo, Fullone, cuya empresa trabaja con turistas que viajan al sur de Brasil, generalmente por vía terrestre, considera que la situación de declive ya se viene viendo desde hace tiempo: “los pasajeros con los que trabajamos son los laburantes, que ponen su cuerpo en una butaca en micro durante horas para llegar a Florianópolis o Camboriú, entonces no estamos hablando de un pasajero adinerado. Si este pasajero tiene menos poder adquisitivo, lo va a pensar tres veces antes de irse de vacaciones. Esto es lo que viene pasando y, justamente, el año pasado eso se acentuó muchísimo más que el anterior”, aclara el profesional.
 
Pelota al piso
Por su parte, Daniel Montero Ferreiro, gerente General de Consult House Travel, considera que es algo apresurado decir algo, ya que por ejemplo, al momento del cierre de esta edición “en el mercado bursátil, el dólar hoy, ante el miedo del jueves, rebotó hacia abajo”.
De todas formas, destacó que este inconveniente por el que está pasando Brasil no es un tema económico “es un problema político muy importante, entonces ¿cuál va a ser la situación en el futuro? ¿cómo va a actuar el Congreso, qué va a pasar con la Justicia?, todo eso va a incidir en la economía del país, pero sigue siendo incierto”, aunque vislumbró que habría algún tipo de sacudón si hubiera una devaluación del Real. 
Sin embargo, Montero consideró que “ya hemos visto que la devaluación de la moneda brasileña, también se acompaña por la devaluación del peso, por lo que uno tampoco podría pensar que esa devaluación del Real fuera a potenciar la llegada de turistas argentinos a Brasil, porque, en definitiva, sería más caro para el argentino viajar al exterior si se devaluara el peso”.
Lo que sí podría afectar a Brasil como destino, reflexiona el gerente de Consult House, es la repercusión mediática que se genera en torno a una crisis de ese calibre, donde se replican imágenes de protestas y al público del exterior puede llegar a espantarlo de una u otra manera: “aunque Brasil es un país amistoso y seguro, la gente, cuando va de vacaciones quiere ir a un lugar tranquilo y, cuando la noticia dice que hay mucho ruido, aunque no pase nada, a lo mejor desiste de ir”.
En contraposición a la opinión de Montero Ferreiro, Juan Maiztegui, gerente de Producto de Principios Tour Operator piensa que “para el turista, pasa inadvertida la situación política del país. Se están matando en la favela y al mismo tiempo el turista sigue yendo a Copacabana, y cuando está en la playa, no ve nada”. En ese sentido, considera que “en principio, hasta hoy, no hay ninguna variación en la perspectiva de que la situación pueda afectar en positivo o en negativo la situación del viajero hacia Brasil”.
“Si hubiera una devaluación del Real, lo que nos convendría –agrega Maiztegui, en referencia a su trabajo como operador turístico emisivo hacia el Brasil-, tal vez se favorecería la ida, pero por el momento la devaluación que hubo en estos días, del 8 por ciento, no nos modifica nada". 
 
¿Se viene la noche, Bariloche?
Hace unos meses, los referentes turísticos, tanto estatales como privados de Bariloche se hallaban muy felices por la proyección que planteaban sobre la próxima temporada invernal, para la cual esperaban, al menos, 30 mil turistas brasileños, número para nada menor, si se tiene en cuenta que el gran caballito de batalla que tiene la ciudad de montaña es el turismo estudiantil, el cual tiene una proyección de entre 120 y 130 mil pasajeros.
Diego Piquín, director Ejecutivo del Ente Mixto de Promoción Turística (EMPROTUR), fue uno de los que habían manifestado su beneplácito, ya que, según señaló a Mensajero, “para Bariloche, el público brasilero es muy importante. Es el primer turista extranjero en cuanto a porcentaje.”
Respecto a la actual situación del país vecino, Piquín aseveró que“esta no es la mejor noticia que esperábamos” pero, sin embargo, destacó que “lo que entendemos es que no hay una situación que ponga en riesgo o complique la próxima temporada de invierno, porque los paquetes se vendieron muchos de ellos en los primeros días de abril, bajo esquema de financiación en Reales, por lo cual, en algunos casos no sería tan complicado”.
En cuanto a un posible agravamiento de la crisis en Brasil y una hipotética posterior temporada floja para el invierno 2018 que podría llevar a generar nuevas estrategias para atraer al turista de ese país, el director de EMPROTUR prefirió mostrarse cauto y expresó que “en general, Brasil es un país que tiende a recuperarse bastante rápido de sus crisis, con lo cual, con tan poco tiempo en lo que esto sucedió, el pensar en cambiar estrategias de comercialización a futuro me parece muy apresurado”.