El 2008 será recordado por todos en la industria turística porque fue el año en el que se juntaron todas las tormentas posibles y se logró salir adelante, aunque en el 2009 surgirá la respuesta a la pregunta por los verdaderos efectos de la crisis financiera internacional.
Como bien señalaron los economistas con los que Mensajero Periódico Turístico tomó contacto durante el año, el turismo es la actividad económica que más rápidamente se ve afectado por las crisis económicas y el que más tarde consigue salir de ellas. Quizás sea por esa forma de concebirlo que se suele tener esta imagen desde afuera del sector: un producto de lujo y placer y no una industria, una actividad que cruza transversalmente todas las ramas de la economía de un país como un motor que pone en funcionamiento un gran engranaje.
Luego de un verano exitoso con una batalla por los precios (como suele suceder) y de una Semana Santa récord, comenzaron a llegar todas las complicaciones y las sorpresas que este año bisiesto tenía preparadas para el sector turístico.

Cenizas en el paraíso
En el mes de mayo, la erupción del Volcán Chaitén en Chile, provocó reiteradas lluvias de cenizas de este lado de la cordillera que redundaron en 45 días de restricciones en los vuelos hacia el sur del país.
Para principios de junio la ciudad de San Carlos de Bariloche ya había perdido diez millones de pesos por la escasa llegada de turistas por vía aérea.
El primer avión que pudo arribar luego de 22 días de sequía total fue recibido prácticamente con una fiesta.
Las empresas involucradas de alguna u otra manera con la actividad turística comenzaron a dar licencias a su personal y se paralizaron numerosas inversiones hoteleras en las principales ciudades del sur.
Los aeropuertos que se vieron afectados por este fenómeno inusual fueron los de Bahía Blanca, Neuquén, Bariloche, Trelew y Comodoro Rivadavia. Mientras tanto, las compañías aéreas perdían dinero y se buscaba la forma de hacer llegar a los viajeros a las ciudades turísticas: aeropuertos alternativos que no estuvieran afectados por las cenizas más transporte terrestre se transformó en la salida de emergencia de una situación inesperada.
El 2 de junio, Mensajero Periódico Turístico publicaba las declaraciones de Jorge Molina, gerente de Asuntos Públicos de Aerolíneas Argentinas: “Nosotros hemos dado la recomendación a la Gerencia de Operaciones de no volar por cuestiones de seguridad ante la más mínima duda. No vamos a dejar operar a un avión en el que pongamos en riesgo la seguridad de nuestros pasajeros. Es una determinación de la compañía y en esto no va a haber dudas. Cada avión que no salga es porque no tenemos la certeza de que están todas las condiciones dadas para que vuele”.

“Los piquetes de la abundancia”
Así calificó la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los piquetes que diversas agrupaciones agrarias (unidas por primera y llamativa vez en toda su historia) realizaban en algunas de las más importantes rutas del país en reclamo a la famosa Resolución 125 que elevaba las retenciones a las exportaciones de soja, aunque también al estado de abandono por parte del Estado en el que se encontraban los pequeños y medianos productores.
El conflicto del campo se cobró un ministro de Economía (Martín Lousteau), la imagen positiva de la Presidenta K descendió abruptamente al mismo ritmo en que ascendían las del líder agrario Alfredo De Angelis y del vicepresidente de la Nación Julio César Cleto Cobos, luego de su “voto no positivo” en la Cámara Alta.
En lo que respecta al turismo, los cortes de rutas y los períodos de desabastecimiento que éstos generaron (más allá del clima de pánico colectivo por los diversos incidentes que las declaraciones virulentas de ambos sectores volcaban a un clima que rememoraba imágenes de un pasado poco feliz) provocó un descenso en la circulación de turistas por el país que desembocó en los fines de semana más fríos y tristes de la era K y de los últimos años: el fin de semana largo del Día de la Bandera tuvo un 60 por ciento del transporte de larga distancia suspendido.
El nueve de junio informábamos que la caída en la venta de pasajes de micros ascendía a un 40 por ciento debido a los cortes de ruta que complicaban la circulación y provocaban demoras y cancelaciones. Mientras tanto en esa misma fecha advertíamos sobre los aumentos en los precios en el Mercado Central que afectaban de manera directa la provisión de insumos de la industria hotelera. En ese sentido Ricardo Boente, director de 525 Hoteles afirmaba: “normalmente a esta altura del año estamos pensando en octubre y en el año siguiente, pero en esta ocasión estamos viendo en donde vamos a comprar alimentos para la semana que viene”. Mientras tanto, Alfredo De Angelis gritaba en la ruta 14 a la altura de Gualeguaychú: “están confundiendo a la gente, nos quieren poner en contra a la sociedad y al turismo. Les hacen creer que es por culpa nuestra... pero es la recesión compañeros! Al turismo le va mal por la recesión, no por nuestros cortes, que son de una hora o dos!”. Entre piquetes y contrapiquetes en las rutas se llegaron a contabilizar 324 piquetes debido a las protestas de los transportistas de carga, éstos últimos en reclamo de la pronta resolución del conflicto del Gobierno con el campo. El combustible no llegaba a las localidades y otros productos tampoco.
La Federación Empresaria Hotelera y Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) confirmaba que sólo en los primeros 21 días de conflicto el sector perdió 73,1 millones de pesos.
El presidente de la Cámara Argentina de Turismo -CAT-, Juan Mirenna expresaba por esos días a Mensajero: “Hace tres meses que vivimos con incertidumbre y la gente está siendo reticente a pensar en sus vacaciones. Esta situación no es benéfica para nadie”.
Ya a fines de junio, este medio publicaba que en sólo un año y medio se habían cerrado más de 200 restaurantes en la Ciudad de Buenos Aires. Manuel Novo, presidente de la Cámara de Cafés y Bares de la Capital explicaba que: “se conjugaron varios factores simultáneos: los aumentos de los alquileres, las alzas salariales que se firmaron antes de la crisis, los elevados costos de las mercaderías y un descenso en el turismo interno”.
Pero pasaron más de 100 días, hasta que el voto del Vicepresidente de la Nación y presidente del Senado, Julio Cobos desempatara una definición histórica de la Cámara Alta y terminó con los piquetes del campo que habían dejado un saldo de bloqueos de caminos y rutas nacionales, desabastecimiento, declaraciones desafortunadas, peleas, golpes, cadenas nacionales, amenazas, el congelamiento de diversos sectores de la economía, el surgimiento de nuevos líderes políticos, marchas, contramarchas y muchas carpas que modificaron la coyuntura nacional y provocaron consecuencias en todos los aspectos esenciales de la vida nacional . Quizás desde los meses que han pasado hasta el final de este turbulento año sea extraño recordarlo, pero todo eso pasó en Argentina, y no hace tanto.
El 14 de julio dábamos a conocer un informe de FEHGRA “Estimaciones del impacto económico del paro del sector agropecuario sobre la actividad hotelera y gastronómica en las provincias afectadas” que describía el impacto que la crisis del campo había dejado en el sector. Según un relevamiento hecho entre el 13 de marzo y el 13 de junio, en nueve jurisdicciones (Córdoba, Santa Fe, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, La Pampa, ciudad y provincia de Buenos Aires), las pérdidas ascendían a 943,6 millones de pesos.

Precios van, precios vienen
Luego de la lluvia de cenizas y en medio del conflicto del campo se desencadenó una sorpresa inesperada en el sur de nuestro país: la nieve se hacía desear. Y cuando finalmente el oro blanco se asomó desde el cielo, aparecieron unos precios que reflejaban una realidad: pasar el invierno en lugares como Las Leñas o Bariloche era casi tan caro como hacerlo en Aspen. Las tarifas quizás eran accesibles para quienes venían portando euros pero totalmente prohibitivas para los argentinos y sus pesos. El 16 de junio Mensajero publicaba declaraciones de Jorge Andía, en ese entonces todavía Presidente de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo de Buenos Aires (AVIABUE) quien apuntaba a “hacer un llamado a todo el sector, para generar conciencia y que no se mate a la gallina de los huevos de oro” y además remarcaba que “hay que tratar de conservar el turismo que hoy se está gestando, y no pensar sólo en la alta temporada. Generar un flujo turístico continuo hace que seamos, no sólo un país con turistas, sino un país turístico”.
En la temporada que estamos iniciando, desde el gobierno y las asociaciones que nuclean a los empresarios del sector se hizo el mismo llamado a la cordura.

Dólar go home
El 15 de septiembre, Mensajero Periódico Turístico anunciaba que durante la primera visita oficial de Cristina Fernández de Kirchner a Brasil como presidenta de la Nación, se dio el primer paso hacia la adopción de una moneda única en el Mercosur. Desde ese momento, las transacciones de compra y venta entre ambos países se realizan en pesos o reales, y no más en la moneda estadounidense. La eliminación de esta moneda del comercio bilateral sirvió como cierre a diversos acuerdos que definieron los dos mandatarios durante los tres días que Cristina estuvo en el país carioca. De esta manera quedó definido el Sistema de Pagos en Moneda Local (SML) a través del cual, tanto importadores como exportadores de ambos países, podrán pagar y cobrar por las transacciones comerciales en pesos argentinos y reales. Este acuerdo llevó tres años de preparación y aún está iniciándose su aplicación. En su discurso ante la prensa, el presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva dijo: “el fortalecimiento del Mercosur vuelve más sólida la integración sudamericana y consolida el patrimonio regional”.

La caída del gigante
A fines de septiembre llegaría la última sorpresa de un año bisiesto que tuvo de todo: la burbuja estadounidense se rompía y el sistema financiero mundial estallaba.
En los últimos tres meses del año quebraron entidades financieras en varios lugares del mundo, algunas de las empresas más grandes salieron a pedir ayuda a sus gobiernos, se multiplicaron los despidos en todos los sectores de la economía mundial y apareció el vocablo más temido: recesión.
En ese contexto, el turismo se veía en medio de una situación complicada ya que una caída del consumo en las principales potencias del mundo arrastraba a los números del turismo a un callejón sin salida.
Al comienzo de la crisis, el gobierno salió a decir que Argentina no sufriría los efectos de la debacle mundial. Mientras tanto, Mensajero publicaba el 4 de octubre las declaraciones del Secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, quien afirmaba: “Es esperable un amesetamiento general, menores arribos del exterior, al menos por unos meses, hasta que se produzca un reacomodamiento”.
Mientras tanto la crisis internacional también se hizo presente en los discursos de la inauguración de la Feria Internacional de Turismo donde se anunció la creación de un Comité de Crisis en el marco de la SECTUR para analizar los efectos en la actividad. En ese sentido, durante su discurso de apertura en el Predio de La Rural de Palermo, Ricardo Roza, presidente de la Asociación Argentina de Agencias de Viajes y Turismo y de la FIT, expresaba: “ha devenido en una crisis económica mundial, de impredecibles consecuencias. Esto nos provoca inquietud y preocupación. La economía se verá afectada, y el turismo no escapará a la recesión internacional. Sabemos que no será ni el primero ni el último problema que deberemos superar. Ahora no hay tiempo que perder: debemos actuar”.
Y finalmente la crisis se transformó en números rojos en el turismo: el ocho de diciembre Mensajero informaba que los números de la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) correspondientes al mes de septiembre de 2008 mostraban variaciones negativas con respecto al mismo mes de 2007.  Las cifras confirmaban que durante la cantidad de pernoctaciones en establecimientos hoteleros y parahoteleros de nuestro país descendió un tres por ciento con respecto a septiembre de 2007. En lo que respecta a turistas residentes la caída fue de un 2,2 por ciento, mientras que en los no residentes la baja alcanzó un 5,4 por ciento. Y también arrojó saldos negativos la Encuesta de Turismo Internacional correspondiente a octubre: la llegada de turistas extranjeros cayó un 6,5 por ciento en relación al mismo mes del 2007.
A esa altura del año el Gobierno ya había comenzado a reconocer que la crisis nos estaba afectando y las medidas paliativas inundaban las portadas de los diarios: blanqueo de capitales, canjes de electrodomésticos varios y promesas de obras públicas por 111 mil millones de pesos (que incluyen mejoras en transportes y rutas), eran anunciados desde la Quinta de Olivos en discursos casi diarios. Pero luego de un almuerzo en el que participaron los referentes del sector con el jefe de Gabinete de Ministros Sergio Massa, la crisis del turismo llegó a las tapas de todos los diarios del país. Así, el 15 de diciembre de 2008 Mensajero Periódico Turístico publicaba que la presidenta de la Nación había anunciado un paquete de medidas para fomentar el turismo interno.
El plan se dividió en tres puntos fundamentales: por un lado, las empresas hoteleras, gastronómicas, agencias de viajes y de micros de larga distancia se comprometen a permitir los pagos de los consumidores en tres o seis cuotas sin interés con tarjeta de crédito. El segundo punto del plan abarca el otorgamiento de créditos a quienes posean las cuentas sueldo, que serán de cifras que no superen la mitad del salario ni los 5.000 pesos. El banco emisor de la tarjeta de débito depositará la suma en la cuenta del cliente y la devolución se hará en doce cuotas fijas.
El tercer punto incluye una línea de crédito especial por 300 millones de pesos que será destinada a remodelaciones y equipamiento de establecimientos hoteleros y gastronómicos. Estas líneas se cristalizaron en el Convenio de Promoción de Turismo Nacional, firmado por el secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, el presidente de AAAVyT, Ricardo Roza, el titular de la AHT, Guillermo Lavallén, el presidente de FEHGRA, Oscar Ghezzi, el titular de la Cámara de Tarjetas de Crédito y Compra, Rubén Vázquez y el Gte. Gral. del Banco Nación, Juan Carlos Fábregas. Los discursos del acto se focalizaron en un objetivo común: hay que potenciar el turismo interno.

Los números del turismo

En 1990 visitaron el país 1,9 millones de turistas, mientras que en 2007 lo hicieron 4,5 millones. El turismo se ha transformado en el cuarto complejo exportador de la economía nacional, sólo por detrás de aceiteros, petróleo y automotrices. Los ingresos por turismo en 1994 alcanzaban los 2.200 millones de dólares mientras que en 2007 llegaron a 4.900 millones (lo cual representa el 7,5 por ciento de las exportaciones totales de bienes y servicios). De acuerdo a un informe presentado por la Cámara Argentina de Turismo a fines de este año, la actividad genera el 7,6 por ciento del Producto Bruto Interno y participa de 14 actividades desagregadas en Cuentas Nacionales. Además genera el 7,2 por ciento del empleo total y el 6,8 por ciento de la recaudación fiscal.
Rutas argentinas
El 18 de agosto Mensajero informaba sobre un informe de la Dirección de Vialidad Nacional y el Ministerio de Economía que arrojaba como resultado que en los últimos cuatro años el país había invertido 7.560.579 pesos en pavimento para las rutas del país. En ese lapso se pavimentaron 33.235,4 kilómetros de rutas a lo largo y ancho de la Argentina.
El análisis de los datos aportados por el informe destacaba claras diferencias entre las provincias; de esta manera, las rutas más caras del país son las emplazadas en territorio santacruceño, cuya cifra total invertida superaba ampliamente a la correspondiente a la provincia más poblada y transitada de la nación como es la provincia de Buenos Aires.
En las vías
El ocho de septiembre Mensajero informaba sobre un ambicioso proyecto que tomaba forma en los gobiernos de Argentina y Venezuela: un emprendimiento millonario para unir ambos países a través de todo el continente. Con una inversión prevista en 9.000 millones de dólares, el tren del sur uniría Buenos Aires con Caracas.
Mientras tanto, los proyectos relacionados con trenes bala (Buenos Aires – Rosario – Córdoba y Buenos Aires – Mendoza) sufrieron los vaivenes económicos mundiales y entre idas y venidas todavía se mantienen en un compás de espera.
En tanto, los proyectos relacionados con trenes urbanos tomarían forma en los últimos anuncios del Gobierno de cara a su plan de obras públicas. Durante el 2008 se registraron nuevos incidentes en formaciones ferroviarias urbanas y dos días antes de la Navidad, El Gran Capitán, que une Buenos Aires con Posadas, demoró casi doce horas en salir de la estación Federico Lacroze por un nuevo inconveniente con su habilitación.
FONAPYME
“En tiempos en donde están fracasando los modelos especulativos, que el turismo siga generando herramientas para producir más empleo y continuar trabajando sobre la calidad de las prestaciones nos parece una base importante. Hoy que se debaten cuestiones como las que estamos viviendo a nivel internacional yo creo que la Argentina está dando señales desde el sector turístico de que vamos en buen camino” afirmaba el secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer en el Mensajero del 27 de octubre. Esas declaraciones fueron hechas en el marco de la presentación de FONAPYME Turismo, cuyo objetivo es incrementar la competitividad de la actividad en las empresas del sector, en armonía con el patrimonio turístico natural y cultural de la región en la que se encuentran.
Un logro para el sector
El reconocimiento de los agentes de viajes como intermediarios se transformó a lo largo de los años en una bandera levantada por las diferentes asociaciones que los representan. Y finalmente el anuncio de Mauricio Macri se llevó todos los aplausos en la Inauguración de la FIT: el impuesto a los Ingresos Brutos comenzaría a cobrarse sólo sobre la comisión y no sobre el total de la venta.
De cara a la crisis
El informe de la CAT sobre la importancia de la actividad económica de turismo y viajes en Argentina, de A. Sturzenegger y Natalia Porto, también se ocupa de la crisis y anticipa: “La economía se desenvuelve en una situación menos favorable a la de los cinco años anteriores, tanto por cuestiones externas como por la política económica interna. Entre las primeras se encuentran el debilitamiento del crecimiento económico mundial, el enrarecimiento financiero asociado a la llamada crisis del crédito hipotecario, y la reciente baja en los precios de las commodities. Entre las segundas, la inexistencia de una política monetaria dirigida a moderar la tasa de inflación, el comportamiento procícliclo del gasto público, y la aplicación de un exagerado activismo en la política de ingresos y precio