Desde la primera parte del siglo XX, la imagen de Buenos Aires ha estado estrechamente vinculada al tango. Sin embargo, bastante tiempo ha transcurrido desde las primeras milongas a las actuales academias, restaurantes que ofrecen cenas-show pensadas para recibir al turismo internacional, y también la fusión con la música electrónica.
Luego de un extenso período de pérdida de peso económico dentro de las actividades culturales de la Ciudad de Buenos Aires, el tango ha entrado en los últimos años en una senda de expansión. A partir de la salida de la convertibilidad en 2002, grandes contingentes de turistas se han acercado a nuestro país, adquiriendo Buenos Aires un lugar destacado en la materia. Se suelen indicar como otros aspectos que favorecieron esta dinámica el mejoramiento general de la situación económica del país y la aparición de una nueva generación interesada por el tango, con milongas y clases de baile que cuentan con un número creciente de jóvenes.
En contraposición con los espectáculos para extranjeros, el costo de las entradas de las milongas suele ser bajo y hasta en muchos casos gratuito, aunque se generen ingresos por los consumos adicionales de los visitantes, como comidas y bebidas, también a un precio accesible. Esto es así porque los organizadores entienden que un público popular no estaría en condiciones de afrontar precios mayores.
 
EL TANGO COMO BIEN CULTURAL
El baile representa un bien cultural que se ha valorizado crecientemente en las últimas décadas, de la mano de una gran variedad de eventos internacionales que lo han posicionado favorablemente como bien de cambio.
Entre ellos aparecen los sucesivos Mundiales de Baile y Festivales de Tango desarrollados en la ciudad, con miles de participantes. En el último informe sobre preferencias de visitantes desarrollado por el Ente Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, correspondiente al período 2008, se señala que el tango explica el 1,9% de las actividades desarrolladas por turistas del interior del país, mientras que para el caso de los provenientes de otros países alcanza el 16,74%, sólo superado por el shopping y la gastronomía. Asimismo, la palabra con que los turistas del exterior mayormente identifican a la ciudad es “tango”, con un 19,8 % (más de 8 puntos por encima de cualquier otro calificativo o imagen).
Al mismo tiempo, han proliferado durante los últimos años numerosas iniciativas en distintos barrios, clubes y asociaciones, que parten del interés por asegurar que el tango no pierda sus raíces, en la era de la globalización económica y cultural. Sin embargo, enfrentan el inconveniente de la falta de recursos, lo que en muchas ocasiones les impide promover una dinámica creativa a través del arte que cultivan.
Ante esta situación existe la preocupación de que si no se logran generar las condiciones económicas para ampliar la oferta y la creación cultural y garantizar el acceso de mayores sectores de población local, el tango dejará, al menos parcialmente, de expresar parte de nuestra vida contemporánea como argentinos, transformándose en una pieza de museo para los turistas del resto del mundo.